Por Scarlett Lindero y Raquel Prior
Durante los últimos dos años Jesús, de 24, ha trabajado como modelo y actor para comerciales. Aunque ha ganado también pequeñas participaciones en telenovelas, ha sido un camino difícil, pues se ha encontrado con diversas discriminaciones.
“En un casting pedían a un hombre de 1.90 de altura, con tatuajes y estilo rockero. Fui porque cumplía con el perfil. Cuando llegué, me separaron de las personas de tez blanca y me dejaron al final. Tocó mi turno y no tuve ni siquiera oportunidad de presentarme, el director me dijo que necesitaba a alguien con la piel más clara y me fui”, narra Jesús.
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Jesús sabe que lo que vivió fue discriminación por ser moreno. Rechazar a las personas por su color de piel es una práctica común, pues en México persiste la estigmanización y estereotipos con base en el origen étnico y características físicas, de acuerdo con un informe publicado por el Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (Conapred).
Pero la discriminación que viven las personas con piel más oscura no sólo las afecta en cómo son percibidos: también las impacta en su educación, a la hora de conseguir un empleo y hasta en los ingresos que perciben a lo largo de su vida.
Para evidenciar esta serie de problemáticas hay un término que se ha popularizado en los últimos años: la pigmentocracia, es decir, la discriminación por el color de piel que pone barreras al desarrollo a las personas negras o morenas.
Ésta “engloba las humillaciones y prejuicios que enmarcan las desigualdades sociales y las diferencias de poder, es decir, las desigualdades que afectan a las personas de tez morena y los privilegios que obtienen las personas con piel blanca”, de acuerdo con Federico Navarrete, historiador mexicano y antropólogo.
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Desigualdades desde la cuna
Si dos niñas de la misma edad nacen en la misma colonia, con el mismo estrato social, pero una es de piel clara y la otra de piel oscura, la primera tendrá el doble de probabilidades de mejorar su posición económica.
El racismo (rechazo o exclusión de una persona por su raza, color de piel, origen étnico o lengua) se manifiesta en desventajas sociales “de cuna” para las personas de piel morena y ventajas heredadas para las personas de piel clara, de acuerdo con el Proyecto sobre Discriminación Étnico-Racial en México (PRODER), del Colegio de México (Colmex), para el que dieron seguimiento a 7,000 personas estudiadas.
“Esto reafirma que el racismo y la discriminación por tono de piel en México tienen efectos importantes en las oportunidades de vida y el bienestar socioeconómico de las personas”, según el Colmex.
Y la desigualdad no termina ahí. La niña de tez clara logrará tener 1.4 años más nivel de escolaridad que la niña de piel morena y tendrá ingresos 53% más altos que su vecina, de acuerdo con el estudio Color de Piel y Movilidad Social. Evidencia en México, realizado por Raymundo Miguel Campos Vázquez, investigador del Colmex.
“Todas las personas estamos paradas en el mismo piso de ciudadanía; nadie está por encima de nadie. Sin embargo, vemos que existen ciudadanos de primera o de segunda, no es lo mismo un empresario rico de la ciudad, que una mujer indígena de una zona rural. Desafortunadamente la discriminación limita los derechos humanos de las personas”, nos explica Alejandro Ramos Chávez, investigador de la UNAM.
Dime qué color de piel tienes y te diré cuáles son tus oportunidades
En México, la desigualdad no sólo se mide en la falta de oportunidades, sino en la educación. Sólo 18.4% de las personas con tez oscura llega a la preparatoria, en comparación con el 22.4% de las personas blancas y morenas claras.
Mientras que el 25.5% de personas con piel blanca o morena clara asiste a la universidad y el número se reduce para las personas de piel oscura al 11.7%, según el informe “Por mi raza hablará la desigualdad”, de la organización internacional Oxfam.
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Discriminación pega más a las mujeres
El género también es un factor que influye en la falta de oportunidades. Los hombres con piel más oscura corren un riesgo 35% mayor de no concluir la primaria, que los de los de tez blanca, mientras que para las mujeres ese riesgo se eleva a 71%.
Sin embargo, en el caso de los hombres este problema va desapareciendo cuando mejoran sus circunstancias socioeconómicas, mientras que aún 40% de las mujeres con tonos de piel oscuros corren un mayor riesgo de no recibir educación.
Con respecto a las mujeres de tonos de piel clara, las de tonos oscuros tienen una probabilidad 32% mayor de estar en las posiciones ocupacionales de menor jerarquía mientras que el 43% menor de alcanzar a las de mayor jerarquía, de acuerdo con el informe de la Oxfam.
No existe el racismo a la inversa
Algunas personas con tonos de piel más clara y privilegiada económicamente consideran que “en ocasiones sufren discriminación por ser ser más blancos o porque en redes sociales se burlan de ellas y ellos y son llamados whitexicans (mexicanos blancos)”, nos explica Alejandro Ramos Chávez, investigador de la UNAM.
Sin embargo, el racismo a la inversa, es decir, la discriminación hacia los grupos privilegiados no existe, ya que el racismo se refiere a la serie de desigualdades y limitaciones que viven las minorías (personas indígenas, con menores ingresos económicas o mujeres), nos dice Ramos Chávez.
En México existe un racismo histórico que nos ha limitado el acceso a tener mejores oportunidades laborales y de educación. Mientras, la Conapred, encargada de crear políticas públicas para eliminar la discriminación, lleva más de medio año sin ninguna persona a cargo, tras la renuncia de Mónica Maccise.
