Bolivia, un golpe de Estado atípico

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Evo Morales aseguró (y México lo apoyó) que su renuncia fue consecuencia de un golpe de Estado por parte de las fuerzas armadas de su país y líderes de oposición, pero todo el proceso por el cual abandonó la presidencia fue muy diferente a otros golpes de Estado en la historia latinoamericana. 

Pero la situación del país obligó al ex jefe de estado a pedir asilo a México, que le fue concedido. Ayer, Evo Morales voló a México en un avión del gobierno.

¿Qué es un golpe de Estado?

Un golpe de Estado se da cuando las fuerzas armadas de un país derrocan por la vía de la fuerza a un gobernante con el fin de asumir el poder directa o indirectamente, explicó en entrevista a Cuestione, Rodrigo Salazar Elena, profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso México).

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“En el caso de Bolivia aún es muy pronto afirmar que la salida de Morales fue a consecuencia de un golpe de Estado y, en todo caso, sería un golpe de Estado atípico”, señaló Rodrigo Salazar

Lo que vuelve atípico el golpe de Estado en Bolivia es que no hubo tanques militares como ocurrió con Hugo Chávez, en Venezuela, o contra José Manuel Zelaya en Honduras, ambos expresidentes involucrados en golpes de Estado violentos.

A esto se suma que el presidente de Bolivia no fue encarcelado o asesinado, no se ha cerrado el Congreso y no hay una junta militar a cargo, por mencionar algunas características asociadas a los golpes de Estado, precisó el politólogo. 

Además, en Bolivia tampoco se suspendió el orden constitucional (suspensión de derechos y garantías). “Si uno analiza la historia de los golpes Estado en América Latina, lo primero que hacen las fuerzas armadas es suspender el orden constitucional”, detalló el Salazar. 

La única razón por la que podría tratarse de un golpe de Estado en Bolivia es la participación de las fuerzas armadas en la disputa del poder, pero esto no quiere decir que todo lo que inicialmente dijo Evo Morales al respecto es verdad, reflexionó Salazar, que es experto en procesos políticos, representación y democracia.

Primero, Morales aseguró que las protestas sociales que brotaron durante su reelección fueron parte de una misma conspiración que ahora deriva en el golpe de Estado.

Sin embargo, para Salazar Elena, esto es falso ya que el movimiento que rechazó su reelección se formó en contra del fraude electoral, y en él participaron muy amplios sectores sociales e incluso aliados tradicionales del entonces presidente (como la Confederación Obrera Boliviana), no sólo opositores de Evo Morales ni sólo los grupos encabezados por Luis Camacho.

El anuncio de Evo Morales de que repondría el proceso electoral para presidente es consecuencia de lo que consiguió el movimiento contra el fraude. En ese primer momento, las fuerzas armadas sólo salieron a decir que no reprimirían la protesta social.

“Hasta ahí no se podía hablar de un golpe de Estado, aunque el gobierno de Evo Morales ya afirmaba eso. Se da sustento a la afirmación del golpe de Estado cuando las fuerzas armadas piden a Evo Morales renunciar”. Y -contrario a lo que ha dicho Evo Morales- no hubo una planificación de los sectores sociales de incluir la fuerza del Estado en esto, explicó el investigador. 

¿Qué pasó en Bolivia?

Evo Morales asumió la presidencia de Bolivia -mediante elecciones- en 2006, es decir, democráticamente. Morales reformó la Constitución boliviana en 2008 para permitir la reelección, una reforma que lo benefició para mantenerse en el poder por 13 años. 

Este octubre de 2019, Bolivia celebró nuevas elecciones en las que Evo Morales resultó nuevamente triunfador, pero en medio de acusaciones de fraude electoral. 

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Su reelección trajo un estallido de protestas sociales de diferentes sectores populares que se manifestaron en contra de los resultados. Incluso, el Sindicato de Petroleros, que siempre se ha mostrado aliado de Evo Morales, le sugirió públicamente que dejara la presidencia para evitar más conflictos sociales en su país. 

El 9 de noviembre, Evo Morales anunció que repondría las elecciones presidenciales y que dispondría de un nuevo tribunal para que las vigilara. Esto después de que la Organización de los Estados Americanos (OEA) concluyera en una auditoría que hubo muchas irregularidades durante la jornada electoral y de que Luis Camacho, un líder opositor de derecha y religioso, le exigiera anular las elecciones y luego pidiera su renuncia. 

Pero Evo Morales no soltó el poder hasta el pasado 10 de noviembre, cuando presentó su renuncia al Congreso porque, según declaró públicamente, el líder de las fuerzas armadas, Williams Kaliman, le sugirió hacerse a un lado para desatorar la crisis política que atravesaba su país.

Sin embargo, un día después en conferencia de prensa, Morales ya no mencionó al ejército y aclaró que dejaba la presidencia por la presión que su rival electoral, Carlos Mesa, y el líder opositor, Luis Camacho, ejercieron sobre él. Su objetivo era evitar que se reprimiera violentamente a sus simpatizantes, expresó el exmandatario.  

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El papel de México

Otra situación atípica en este proceso es que las fuerzas armadas o los grupos que llevaron a la renuncia de Evo Morales no asumieron la presidencia, por lo que el gran problema que ahora enfrenta Bolivia es el vacío de poder, ya que renunciaron todas las personas facultadas para asumir el cargo en caso de ausencia del presidente. 

Esto pone a Bolivia en aprietos porque, por un lado, los seguidores de Camacho están llamando al uso de la fuerza mientras que los grupos a favor de Morales están convocando a una guerra civil. Mientras, el ejército y la policía no están interviniendo. 

De acuerdo con Rodríguez Salazar, en esto México asumió un papel que contribuirá a que Bolivia se estabilice: ofrecer asilo político a Evo Morales. De esa forma, se evita que la situación sea más complicada con el exmandatario dentro del país.

Para Salazar, esta postura no es ninguna sorpresa ya que México y Venezuela fueron los primeros países en felicitar a Evo Morales por su triunfo electoral a pesar de las sospechas de fraude.

Además, para el investigador esta decisión no pone a México en ningún riesgo frente a Donald Trump, ya que hasta ahora el mandatario estadounidense se ha mostrado muy satisfecho por la forma en la que Andrés Manuel López Obrador ha detenido a través de la Guardia Nacional la migración de personas centroamericanas en la frontera sur. 

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, dijo en conferencia de prensa que concedería el asilo político a Evo Morales por “razones humanitarias”, quien anunció en sus redes sociales que ya viene en camino.

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