Con estos disfraces sí te vas a asustar

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¿Te disfrazarías así?

Desde la Edad de Hierro (1200-400 a.C), los celtas (ese grupo de tribus guerreras que vivieron en la Europa Central y Occidental en el principio de los tiempos) ya creían que había una noche del año en la que la frontera entre el mundo de los vivos y los muertos se borraba, y que eso permitía que las almas atrapadas en el limbo pudieran pedir comida a cambio de no hacer realidad las maldiciones de sus penas. Durante esa noche a lo único que se podía responder era a la pregunta: “¿Truco o trato?”

Para los celtas (ubicados en entre Inglaterra, Escocia, Irlanda y Francia), el año nuevo comenzaba el 1 de noviembre, así que el 31 de octubre se celebraba la fiesta pagana favorita del pueblo donde, además, los sacerdotes (druidas) podían predecir el futuro.

Cuando estos pueblos fueron conquistados por el Imperio Romano (200 a.C), la fiesta fue resignificada, pero no fue hasta la llegada del cristianismo que la iglesia se apropió de la fiesta pagana y la hizo el Día de Todos los Santos.

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El Halloween con máscaras, como lo conocemos hoy en día, llegó a Estados Unidos a mitad del siglo XIX, con la migración masiva de europeos, en especial, de los irlandeses católicos que todos los 31 de octubre se disfrazaban para pedir comida o dinero de casa en casa.

En México, hasta la década de los 90, el Halloween era visto con rechazo por considerarlo una tradición extranjera, y a quienes se disfrazaban les decían malinchistas o ignorantes.

Pero a lo largo de los años se ha logrado mezclar con el Día de Muertos -la fecha en la que recordamos a nuestros antepasados- que se celebra el 1 y 2 de noviembre, desde épocas prehispánicas. Así que no es raro ver catrinas pidiendo dulces o enmascarados comiendo pan de muerto azucarado.

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