¿Qué tan definida está la elección de 2024? Esto nos dice la experiencia

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“Todo lo que creemos que es una imagen real lo tratamos como si fuera el ambiente mismo” dijo Walter Lippman en su libro Public Opinion en 1922. 

A seis meses de las elecciones más grandes en la historia de México las encuestas ocupan cada vez más espacio en la discusión pública. Tanta relevancia tiene esta herramienta que fueron gran parte del método de selección de las candidatas el año pasado y hoy están presente en casi cualquier conversación sobre el futuro político de México. 

La candidata por el PAN, PRI y PRD, Xóchitl Gálvez, declaró sin muchas pruebas que “Sheinbaum compra encuestas para hacer creer que elección está definida”, como respuesta a los resultados que arrojan la mayoría de las encuestas que la colocan muy por debajo de la ex jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum.  

La candidata de Morena –y del presidente– lleva la delantera con 63% de las preferencias; Xóchitl Gálvez, la candidata de la alianza de la oposición, se encuentra en un lejano segundo lugar con el 31%; mientras que algún candidato por Movimiento Ciudadano –si es que alguno llega– cuenta con el 5%, según el modelo de Polls.mx que agrega diversas encuestas para producir resultados más completos.

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Pero, ¿de qué sirven las encuestas a seis meses de unas elecciones y antes de que comiencen las campañas legalmete?, ¿realmente son capaces de producir resultados relevantes o solamente existen para dar algo de que hablar?

¿Las encuestas ven el futuro?

En diciembre de 2011, las encuesta de Consulta Mitofsky para El Economista le daba el 54% de las preferencias a Enrique Peña Nieto para la elección de 2012; en diciembre de 2017 esta misma encuesta encontró que el preferido era Andrés Manuel López Obrador, con el 23% del electorado apoyandolo. 

En diciembre de 2023 el 50.2% de los encuestados respondió Claudia Sheinbaum a la pregunta “Sí el día de hoy fuera la elección para elegir al próximo Presidente(a) de México, ¿por cuál candidato(a) votaría?”, y tan solo 25.3% respondió que por Gálvez. La diferencia de casi 25 puntos porcentuales entre las candidatas está muy por encima del margen de error que las encuestas contemplan. La metodología de Consulta Mitofsky explica que este no sobrepasa el 2.5%.

Otras encuestas como la de El Financiero dan a Xóchitl un panorama más optimista con una diferencia de 22%, sin embargo, ninguna de las casas encuestadoras reconocidas en México encuentra hasta el momento una competencia cerrada entre las candidatas. 

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Pero aunque parece que las encuestas son capaces de plasmar una imagen relevante sobre las preferencias del electorado, nada está escrito. Las encuestas tan solo “reflejan lo que pasa en este momento”, nos explicó el director de Encuestas y Estudios de Opinión de El Financiero, Alejandro Moreno. 

Por otro lado, faltan casi tres meses para que comiencen las campañas. Estas son fundamentales para ganar una elección no solo se dan a conocer los candidatos y sus propuestas, también dan a la ciudadanía la oportunidad de cuestionar y ver a las y los aspirantes debatir

Una campaña innovadora, como la de Vicente Fox en el año 2000, puede ser la gota que derramó el vaso de un régimen autoritario. Faltar a un debate –como lo hizo López Obrador en 2006– puede cambiar por completo la percepción de los ciudadanos sobre un candidato. Y un escándalo –como sucedió en Nuevo León con Clara Luz Flores en 2021– puede darle un giro de 180º a una elección. 

Pero aún sin eventos dramáticos, las campañas son muy importantes. En las elecciones de 2012 Peña Nieto recibió 16 puntos menos de los que Mitofsky le daba seis meses antes y López Obrador superó en 2018 esta expectativa por 30 puntos porcentuales en los resultados de la elección.

Efecto de las encuestas

La discusión sobre el efecto que las encuestas pueden tener en una elección es una que sigue abierta. Hay quienes aseguran que las encuestas movilizan votantes y quienes dicen todo lo contrario, sin embargo, no hay resultados conclusos que demuestren ninguna de las dos hipótesis. 

En su columna para El Financiero “2024, año de encuestas”, Alejandro Moreno explica que el rol de las encuestas en una democracia debe ser informativo, no propagandístico. Las propuestas y la trayectoria de las candidatas deben estar al frente de la discusión. 

Las encuestas son un ejercicio que permite ver más allá de una decisión binaria que se presentará el próximo 2 de junio. Por ejemplo, la encuesta de Consulta Mitofsky de diciembre muestra que el 51% de los encuestados opina que lo mejor para México en este momento es que Morena siga gobernando y solo el 39.8% favorece la alternancia. 

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Así mismo esta encuesta muestra que el 81% del electorado conoce a Sheinbaum, solo el 68% conoce a Gálvez. El 57.1% de los encuestados tiene una opinión positiva sobre la primera, mientras que apenas el 36.3% ve favorablemente a la ex senadora. 

Igualmente relevante puede ser el hecho de que la cifra de 63% en favor de Sheinbaum es casi idéntica a la aprobación del presidente actual y compañero de partido de esta. 

Las encuestas, no ven el futuro, ni tampoco adivinan. Las encuestas le dan voz a la ciudadanía, mandan señales a las élites políticas y son una fuente importante de información en democracia, pero las campañas hacen y deshacen candidaturas.

A cinco meses de las elecciones nada está decidido y cualquiera podría ganar, y aunque una remontada de más de 30 puntos está muy por encima de lo que la experiencia electoral en México nos permite imaginar, la campaña apenas está por comenzar.

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