Fiscal ausente

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¿Qué está pasando con Alejandro Gertz Manero, el primer Fiscal General de la República? Desde hace semanas se sintió su ausencia cuándo no estuvo en la Cumbre de las Américas para las indispensables reuniones en las que se discutió la seguridad de la región.

En ese momento, el pretexto de su ausencia fue tan triste como sospechoso: no le avisaron con tiempo y estaba ocupado, nos dijeron. Esto es por supuesto inverosímil, considerando que esas Cumbres se planean con meses de anticipación. 

Así, empezaron los rumores. Ante la falta de información oficial creíble siempre pasa lo mismo: los trascendidos llenan el vacío, con todos sus riesgos. Fake news y exageraciones cubrieron las redes y los medios, haciéndonos pensar que había muerto, que estaba a punto de morir o que estaba muy grave y había renunciado.

Hasta ahora, la única información que podemos considerar oficial es lo que el presidente ha dicho en sus conferencias de cada mañana. Esto es, que sí lo operaron en Estados Unidos, que necesitaba “una reparación”, pero que seguía en su cargo e incluso trabajando.

Pero eso no ha detenido las especulaciones, y ya se está jugando con posibles nombres que lo reemplacen, incluyendo a Arturo Zaldívar, hasta hace poco presidente de la Suprema Corte de Justicia.

Según sabemos, el subprocurador Juan Ramos, que es considerado el “hombre fuerte” o de confianza de Gertz, está a cargo del despacho mientras se recupera de su “reparación”. Pero eso tampoco ha sido ni confirmado, o desmentido, y la Fiscalía sigue sin dar información transparente al respecto.

La gestión del Fiscal, en todo caso, ha sido un desastre. Además de sus constantes ausencias, se ha documentado ampliamente cómo ha usado su posición para perseguir enemigos, proteger amistades y beneficiarse. 

Destacan varios casos, pero el más sonado es el de Laura Morán y Alejandra Cuevas, su ex cuñada y la nuera de su hermano. La extraña acusación de homicidio tuvo a Cuevas en la cárcel más de 500 días, y terminó siendo liberada por la Suprema Corte de Justicia. 

Pero lo que hizo ese caso fue desnudar las complicidades del sistema judicial y la forma en que Gertz las utilizó para una vendetta personal. También nos habló de la personalidad del Fiscal: vengativo, manipulador y dispuesto a todo para salirse con la suya.

No es por supuesto el único caso. Está también aquel del cheque por 2,000 millones de pesos que entregó al presidente en una mañanera, que resultó una simulación absoluta. Y así podemos seguir hablando de sus sospechosas propiedades, colección de autos y otros casos de excesos.

Imposible olvidar el caso de los 31 académicos del Conacyt acusados por la fiscalía de “delincuencia organizada”, que incluso estuvieron en una cárcel de alta seguridad como si fueran criminales.  

Pero lo peor es esto: no ha mejorado la procuración de justicia en nuestro país. La impunidad sigue a niveles escandalosamente altos en muchos delitos, demostrando la falta de compromiso y dedicación del Fiscal.

Mucho se está especulando de que está en los últimos días de su gestión, y que hay toda una operación en la sombra para su reemplazo. Esto, claro, también está salpicado de noticias falsas y rumores.

Pero el hecho es que de salir Gertz, el gobierno tiene un problema: su reemplazo depende del Senado y por tanto en gran medida de Ricardo Monreal, el líder de la mayoría de Morena. Monreal está muy distanciado del Palacio Nacional y sería predecible que usase esa posición para empujar su propio poder.

Así que lo más probable es que quede un encargado del despacho que sea cercano al Fiscal, que tendrá una misión fundamental: cuidarle las espaldas a Gertz y al presidente. Pero lo que nos demuestra todo este caso son dos cosas fundamentales.

Uno, que la opacidad es un peligro. La falta de transparencia en esta situación crea inestabilidad en la Fiscalía, permite que se construya un espacio de especulaciones sociales que en nada contribuyen a darle certezas a la ciudadanía.

Dos, que la procuración de justicia no es, ni será, una prioridad de este gobierno. No se ha modernizado, ni vuelto más expedita o eficiente. De hecho, todo lo contrario.

Y eso es algo que debe preocuparnos.

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