Empleados y jubilados, abandonados y maltratados en los hospitales que contrata Pemex

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Sonia llegó con la muñeca rota al hospital. El médico dijo que debía operar de urgencia pero tuvieron mala suerte: era viernes por la tarde. “No podemos hacer cirugías si no lo autoriza la doctora Sánchez”, lamentó el médico. 

“Buscaron a la doctora Sánchez por todos lados, pero era viernes y apagó su celular. El lunes al mediodía, la doctora Athenea Sánchez finalmente respondió aprobando los gastos médicos a partir de ese momento, es decir, no se hizo responsable de los gastos iniciales”, nos dice Servio Rosado, quien se ha convertido en defensor y vocero de jubilados de Pemex, que como él no están recibiendo la atención médica que necesitan. 

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Pemex pagará este año entre 154 y 351 millones de pesos –de acuerdo con montos mínimos y máximos de las contrataciones– a más de 30 hospitales privados, para la atención de sus empleados y jubilados en zonas en donde no cuenta con hospitales propios a empresas como Operadora de Hospitales Ángeles, S.A. DE C.V., Corporativo de Hospitales, S.A. de C.V. y Gifyt, S.A. de C.V. (una empresa hermana de esta última, Gifyt Occidente, fue inhabilitada por tres años en 2010 por una compra ligada al Instituto Mexicano del Seguro Social, sin que la sanción especifique el motivo).

Sin embargo, en ninguna de esas clínicas y hospitales subrogados se mueve un dedo si la doctora Athenea Sánchez Salazar, supervisora Médica de Servicios Subrogados, no lo autoriza. Poco importa si se trata de una urgencia médica, como un infarto. 

Un médico de Pemex, adscrito a la zona de Monterrey, nos compartió capturas de pantalla en donde se reportan emergencias y Sánchez Sandoval tarda días en responder. Además, aseguró que la instrucción que recibe de sus superiores es evitar todos los procedimientos quirúrgicos “hasta donde se pueda”, para reducir costos, sin que el bienestar del paciente sea tomado en cuenta.

“Tuve un caso de una mujer con un tumor que le estaba oprimiendo el cerebro, causándole mucho dolor, además de dañarle la vista y otras funciones del cuerpo. Pedí autorización para una cirugía paliativa para reducir el tamaño del tumor. No la iba a curar, pero iba mejorar considerablemente sus condiciones de vida e iba a reducir el dolor y se la negaron”, nos dice el médico quién nos solicita reservar su nombre. “Básicamente me respondieron que para qué echaba dinero bueno al malo si de todas formas iba a morir. 

Pemex tiene más de 150,000 trabajadores en activo y más de 107,000 jubilados, de acuerdo con datos de la misma empresa. Para atender a todos ellos y ellas cuenta con 35 clínicas y hospitales, aunque la mayoría de ellos (21) se encuentran en solo tres estados (Veracruz, Tamaulipas y Tabasco, además de los dos centrales que se encuentran en la Ciudad de México). Por ello, para darse abasto, recurre a la subrogación de servicio médico. Sin embargo, en los dos últimos años, este servicio se ha precarizado.  

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Personas de la tercera edad, quienes más padecen la falta de atención

Servio Rosado radica en Mérida desde que se jubiló de Pemex. Desde ahí se ha convertido en una voz para los pensionados que exigen un servicio médico digno. Cuando se le pregunta cuántas muertes se hubieran podido evitar de casos que conociera de primera mano si se hubieran atendido oportunamente no duda en responder: “por lo menos 10”. 

A finales de mayo pasado, Servio y otros jubilados encabezaron una huelga de hambre a las puertas de Palacio Nacional, para tratar de exponer la situación médica que atraviesan al gobierno federal. Pero nadie los atendió. 

Fotos: Cortesía de Servio Rosado

“Nos tienen abandonados. Los casos abundan: un compañero que sufre cáncer, con el pretexto de la pandemia se le dejaron de aplicar hemodiálisis desde el año pasado. Una señora que tiene tres meses con la rodilla fracturada. Tenemos un compañero con fractura de cadera y lo están mandando en autobús a Villahermosa, nueve horas en carretera”, nos dice Rosado. 

Sin duda, uno de los grupos más vulnerables es el de las personas jubiladas pues por su edad, muchas de ellas tienen padecimientos crónicos, como diabetes o hipertensión. Sin embargo, todos los trabajadores y trabajadoras están pasando por la misma desatención, nos explica el médico entrevistado. 

“No hay dinero para hacer campañas de prevención, tienes que estar pagando puro bomberazo. De esas urgencias, aunque te estés muriendo, no constituye algo que los haga moverse”, dice el médico. 

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El Ángel Negro de los servicios médicos”

Athenea Sánchez Salazar, la encargada de autorizar o no cualquier procedimiento médico de los trabajadores y jubilados de Pemex, llegó a trabajar a la empresa del Estado desde 2007 como médico preventivo. Después fue promovida en 2013, pero su suerte realmente dio un vuelco cuando llegó la actual administración. 

En 2017, según consta en la Plataforma Nacional de Transparencia, Sánchez Salazar percibía 28,569 pesos (netos) mensuales como “coordinadora A”. Para 2020, ya con la nueva administración, su salario prácticamente se duplicó (53,000 pesos), el cual todavía estuvo aderezado con una “compensación” mensual de 44 mil, obteniendo así un ingreso real de 97,000 pesos, casi a niveles de los secretarios de Estado, que perciben 111,000 pesos netos mensuales o del mismo López Obrador cuyo salario neto es de 112,000 pesos. 

Uno de los médicos consultados nos asegura que el poder obtenido por Sánchez Salazar en esta administración se debe a su cercanía con Manuel Bartlett, director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y ex gobernador de Puebla (1993-1999), entidad de la que es originaria Sánchez Salazar y en donde estuvo al frente de la Coordinación estatal de VIH-SIDA de la Secretaría de Salud estatal entre 2001 y 2007, dependencia a la que entró a trabajar dos años después de haber obtenido su cédula profesional. 

“Le decimos El Ángel Negro de los servicios médicos subrogados”, advierte Rosado. “Nos están sentenciando a una muerte, pero de luchar por tu vida a esperar la muerte, pues lucharemos”.

“Me han pedido que mande pacientes intubados por COVID-19 de San Luis Potosí a Ciudad Madero (Tamaulipas), cinco horas de viaje en carretera, con tal de no seguir pagando la atención en el hospital subrogado”, nos dice el médico consultado.

Solicitamos una entrevista con el departamento de Comunicación Social de Pemex, sin que al momento de esta publicación hubiéramos recibido respuesta.

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