“Masculinidad”, una barrera social que impide prevenir el suicidio

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Tenemos que hablar de depresión…

En los primeros cuatro meses de 2019, al menos tres casos de suicidio retumbaron en la arena pública. Una actriz y modelo estadounidense, un músico mexicano y un expresidente en Perú decidieron quitarse la vida de manera súbita, sin sospecha y por distintos motivos.

Estos casos pusieron varios signos de interrogación en nuestra cabeza: ¿eran personas deprimidas y no se sabía? ¿Qué es la depresión? ¿A quién afecta más? ¿Es posible padecerla y que nadie se dé cuenta?

Cuestione te explica: 

Los suicidios son prevenibles. Aun así, cada 40 segundos una persona se quita la vida y muchos más lo intentan. Esto ocurre en todas las regiones del mundo y a diversas edades, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.

En México, en 2016 -último año del que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) tiene registro– casi seis mil 300 personas se suicidaron.

Para dimensionar: esta cifra es más o menos la misma que la suma de todos los homicidios que ocurrieron ese mismo año en el Estado de México, Guerrero y Chihuahua, según Inegi.

La depresión y la ansiedad son los primeros factores que llevan a las personas, principalmente de 20 a 29 años, al suicidio.

Los problemas familiares, amorosos, el abuso de alcohol y drogas, entre otras, también intensifican la búsqueda del suicidio.

¿Qué es la depresión?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la depresión como un trastorno mental frecuente. Se caracteriza por la tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.

Según el organismo internacional, la depresión puede hacerse crónica o recurrente, esto dificulta el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria.

“En su forma más grave, puede conducir al suicidio. Si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional”, señaló la OMS.

¿Qué la desencadena?

De acuerdo con el informe Prevención del suicidio un imperativo global, los traumas psicológicos y el abuso aumentan el estrés emocional y pueden desencadenar depresión y comportamientos suicidas.

Es decir, hay factores psicosociales estresantes asociados con el suicidio como la tortura (en particular entre personas que buscan asilo y refugiadas); problemas legales, financieros, problemas académicos o laborales e intimidación; y violencia física, abuso sexual o maltrato emocional, descuido, maltrato, violencia familiar, separación o divorcio de los padres, asistencia social o institucional, dice el informe.

¿A quién afecta más?

De acuerdo con Inegi, 35% de las mujeres entrevistadas por esa institución dijeron haberse sentido deprimidas alguna vez en su vida, mientras que 25% de los hombres respondió en ese sentido.

De hecho, a nivel mundial las mujeres son quienes más experimentan depresión. Esto es por distintas razones, una de ellas es la maternidad. Según la OMS, entre dos y cuatro de cada diez madres de países en desarrollo sufren de depresión durante el embarazo o postparto.

Los mandatos de género, también juegan en contra como motivo para la depresión. Por ejemplo, el estudio Enfocando la depresión como problema de salud pública en México explica que entre sus grupos de análisis, el de mujeres más jóvenes mostró menores puntajes de tradicionalidad en cuanto a roles de género y, asimismo, menor riesgo de depresión.

A pesar de que las mujeres son quienes más experimentan depresión, llama la atención que, según Inegi, en 2016 ocho de cada diez entre quienes decidieron quitarse la vida fueron hombres, especialmente entre los que tienen de 20 a 24 años.  

El estudio El suicidio masculino: una cuestión de género explica que existe una relación importante entre algunas causas de suicidio y el rol de la masculinidad. Por ejemplo, el consumo de alcohol y drogas -segunda causa del suicidio- es mayor entre los hombres.

Otra relación es que es común que ellos se quiten la vida después de un episodio de violencia de género, donde los agresores son mayoritariamente varones; además -según el estudio- los métodos de suicidio utilizados por ellos son más letales y, generalmente, más violentos.

Pero la forma en que atienden los trastornos mentales como la depresión y la ansiedad, que padecen, también tiene que ver con que ellos se suiciden más: “el sentimiento de desamparo se encuentra más invisible en el caso de los hombres al tener más dificultades para expresar sus emociones, así como para pedir ayuda, debido al sentimiento de vergüenza que supone tener que exteriorizar lo que se considera una debilidad y, por lo tanto, una cuestión de mujeres”, dice el análisis.

Y agrega: “respecto al fenómeno de la depresión, si bien la diagnosticada es mayor en el caso de las mujeres, también es cierto que la resistencia a pedir ayuda hace que muchas depresiones en hombres no se encuentren diagnosticadas y, por lo tanto, no tratadas, lo que puede dar como resultado el suicidio”.

¿Qué necesitamos para avanzar en este tema?

Para diagnosticar a tiempo la depresión, la OMS recomienda que los países capaciten continuamente al personal de salud para que reconozcan la depresión y otros trastornos mentales y realicen evaluaciones detalladas del riesgo de suicidio, además de que integren en sus planes de manejo de la depresión, factores de riesgo locales y psicosociales.

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