Oportunidades y desafíos de la IA

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Para nadie o prácticamente nadie es ajeno que vivimos inmersos en la era de la digitalización; hace ya casi un par de décadas que la expansión del uso de la llamada red de internet nos cambió la vida por completo.  

La digitalización de una enorme cantidad de procesos personales y profesionales nos ha obligado a cambiar desde nuestro modo de aprender, entretenernos, trabajar y hasta interactuar. Así como la red nos ha significado avances, no podemos cegarnos a ver los peligros que también ha creado.

Hoy hemos entrado a una nueva era: la de la Inteligencia Artificial. De hecho lo hicimos hace mucho con aparatos o edificios inteligentes. Cada vez escuchamos más sobre este tema: apps que utilizan IA para crearnos como un personaje o movernos digitalmente a un escenario determinado y ni decir del lanzamiento del chat GPT, por ejemplo, capaz de hacer por nosotros desde un simple trabajo escolar hasta un discurso para una conferencia que nos haga parecer especialistas en el tema que se nos antoje. 

Incluso está ya haciendo posible el no tener que aprender ningún otro idioma para poder “hablarlo”. Con IA tu voz en tu idioma puedes elegir que se escuche en chino, alemán, francés o el que decidas.

Suena a magia, es divertido, un gran avance que nos está llegando más rápido de lo que muchos podemos entender y adaptarnos. La IA está aquí como una gran oportunidad, pero también con grandes retos y riesgos, personales y como país.

A nivel mundial son muchos los especialistas que piden entender que la Inteligencia Artificial es mucho más que un robot que se programa para tareas que deberá ser supervisada sí o sí por un humano; eso, aclaran, se llama automatización. La IA procesa datos y a partir de ahí aprende e incluso toma decisiones; crea algoritmos y puede competir con la inteligencia humana.

Suena increíble ¿verdad? Pero es una realidad.

Una de las grandes preocupaciones es su impacto en las formas de trabajo. Este es uno de los más grandes desafíos que hemos tenido que enfrentar desde la Revolución Industrial, donde las máquinas sustituyeron actividades humanas, tuvimos que crear nuevos procesos productivos y adaptar el trabajo humano a ellos.

Hoy la IA supone un nuevo desafío para el mundo laboral; muchos especialistas auguran la desaparición de muchos empleos y profesiones; prácticamente todos los sectores se verán afectados. Nuevamente debemos adaptarnos: nuevos procesos productivos y creación de espacios y actividades que los avances tecnológicos requieren. 

Otra vez, algunos llevan la delantera; los países más avanzados en Inteligencia Artificial son los que destinan mayor presupuesto a la investigación y desarrollo, pero no solo los procesos se han revolucionado, sino los aprendizajes. Desde la formación de talentos crean nuevas capacidades para el trabajo en el entorno de la IA.

¿Cómo está México en este proceso?  Te doy datos de la OCDE: en nuestro país el número de investigadores o científicos por cada mil habitantes es de apenas el 0.85%, mientras que en otros países de la misma OCDE el promedio es de 8.99 por cada mil. Corea tiene 16, Dinamarca 15 y Estados Unidos nueve.

Y es que México invierte apenas el 0.3% del PIB en investigación y desarrollo, mientras que por ejemplo Corea destina 4.8%.

Tenemos un gran reto en el desarrollo de talentos porque en México hay grandes talentos, pero se pierden o se desperdician por la falta de oportunidades justo para desarrollarse. Y no es válido argumentar las carencias que tenemos como país porque por ejemplo, la India -que tiene muchas mayores complejidades económicas y sociales- invierte más y está mucho mejor posicionado. 

Aunque es responsabilidad de nuestros gobiernos destinar el recurso e impulsar la creación de políticas públicas para la creación de oportunidades, es importante también aquí mirar y tomar ejemplos de naciones más desarrolladas: IP y gobierno de la mano. 

En México la principal fuente de financiamiento para investigación y desarrollo es el  gobierno con el 77% y sólo 17.7% de los empresarios, mientras que en China el gobierno financia solo cerca del 17% y la IP el 82%. 

No podemos dejar todo el paquete al gobierno, urge que los empresarios se pongan las pilas para impulsar la innovación; por un lado apoyar económicamente el desarrollo de talentos y dentro de sus industrias la creación de espacios y oportunidades de empleo para los seres humanos que contemplen la IA y el gobierno ofrecer los incentivos para ello. 

La aplicación y desarrollo de la Inteligencia Artificial es un gran desafío para el gobierno, las empresas y para cada uno de nosotros; escuchemos a los especialistas: “es indispensable lograr el equilibrio entre trabajo humano, robots y algoritmos, y para ello es indispensable contar con recursos humanos educados y capacitados para ello”.

El proceso está en marcha en el mundo, no podemos resistirnos a formar parte; hacerlo nos está dejando atrás.

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