El problema educativo en México va más allá de los libros de texto, es estructural

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La educación en México tiene un problema grave que no es nuevo: las y los estudiantes no están aprendiendo. Existe un alto nivel de deserción escolar y, por si fuera poco, el cierre  prolongado de las escuelas durante el confinamiento por la pandemia por la COVID-19 ayudó a agravar la situación dejando un rezago de aprendizaje de dos años, según los cálculos de las y los expertos en la materia.

Entre las críticas de quienes se oponen al nuevo plan de estudio de la Nueva Escuela Mexicana, las defensas de quienes lo diseñaron y el panorama político que vivimos frente el proceso electoral rumbo al 2024 en el que se renuevan más de 3,000 puestos públicos y la Presidencia de México, estamos perdiendo de vista algo importante: el problema de la educación en México es un problema estructural, no curricular solamente.

Esto nos lo explicó Fernando Ruiz Ruiz, director de investigaciones de la organización Mexicanos Primero que defiende el derecho a aprender de todas las niñas, niños y jóvenes en México.

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“Uno de los problemas centrales del Sistema Educativo Nacional es que las y los estudiantes no están aprendiendo. Y parte de ese problema, que es de tipo estructural, no ha sido abordado de manera suficiente”, resaltó Ruiz.

Las reformas que no han llegado a solucionar el problema

El especialista nos explicó que se han tomado medidas para reestructurar el sistema educativo en la parte administrativa como lo hizo la reforma educativa en la década de los 90 durante el sexenio del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, cuando se descentralizaron los servicios educativos para que los estados pudieran llevar la gestión de las escuelas.

Y se han realizado otras en las últimas décadas en cuanto al diseño curricular en el gobierno de Felipe Calderón en 2011 con la Reforma Integral de la Educación Básica en el Aula, con la que se intentaba configurar un nuevo estatus del docente como un profesional de la educación y en el de Enrique Peña Nieto en 2017 con Aprendizajes Clave.

Sin embargo, “la relación que tiene el docente con el estudiante es un proceso de tipo pedagógico que ha sufrido pocos cambios, fundamentalmente porque en esa relación la forma como se manejan los conocimientos que el docente le quiere transmitir a las y los alumnos ha sufrido modificaciones, pero no ha cambiado el fondo que es la calidad el trabajo de los maestros”, detalló Ruiz Ruiz.

La capacitación del maestro y la participación de la familia son clave

El director de investigación de Mexicanos Primero nos explicó que en la reciente modificación de la Nueva Escuela Mexicana que inició en 2019, lo que se intenta es plantear -otra vez- al docente una nueva forma de realizar su enseñanza, esta vez con una forma transversal en la que se combinan fases de aprendizaje con grados escolares.

“Pero las cuatro reformas han demostrado su insuficiencia porque no modificaron de manera significativa la relación del docente con los estudiantes y el resultado está en que en las evaluaciones solo hemos tenido mejoras muy leves. Lo que quiere decir es que no son los factores externos de la enseñanza y el aprendizaje los que son significativos para que se puedan recuperar los aprendizajes”, resaltó Ruiz.

El plan de estudio de la Nueva Escuela Mexicana que será aplicado solamente a alumnos de nuevo ingreso a primaria y secundaria contempla 12 grados divididos en seis fases (tres grados de educación preescolar, seis de educación primaria y tres de educación secundaria).

Además, la carga curricular se dividirá en cuatro campos formativos: Lenguajes; Saberes y pensamiento científico; Ética, naturaleza y sociedades; y De lo humano y lo comunitario.

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El especialista hizo hincapié en que, independientemente del diseño curricular que se implemente, hace falta que se garantice una correcta capacitación de las y los docentes para que tengan claridad de cómo van a enseñarle a las y los estudiantes en el aula los conocimientos que marca el plan curricular que se implementará.

También crear políticas públicas y educativas que ayuden a combatir los factores socioeconómicos que están detrás del abandono escolar. Una de estas acciones es la recuperación y corrección del programa de escuelas con horario ampliado que permite a las y los estudiantes reforzar sus conocimientos y permitir a los padres de familia generar más ingresos mientras sus hijos e hijas están seguros, alimentados y cuidados en las escuelas.

Evaluación, la constante falla

La falta de medición del aprendizaje de las y los estudiantes es una de las mayores preocupaciones frente al diseño de un nuevo plan educativo, ya que aún no contamos una evaluación oficial a nivel nacional sobre los estragos de la pandemia por la COVID-19 en la educación de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes.

Como te contamos en esta nota, el Sistema Educativo Nacional sigue siendo excluyente, inequitativo e ineficiente, en el que niñas, niños y jóvenes no logran los aprendizajes fundamentales para desenvolverse en la vida cotidiana.

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“Me parece que no hay un diagnóstico de esta administración para muchas de las iniciativas que ha realizado. Lo vemos no solamente en el caso de los materiales educativos que están presentándose, que están ya terminados y en las bodegas, sino en otros programas educativos”, destacó Fernando Ruiz. 

Por ejemplo, no hay evidencia de que las obras de infraestructura menores que se han llevado a cabo con un considerable aumento de recursos al programa La Escuela es Nuestra hayan resuelto el problema de aprendizaje, ni hay conocimiento de las razones por las que se cancelaron programas que estaban demostrando efectividad en las pruebas estandarizadas, nos dijo el especialista.

El cambio de paradigma educativo no puede solamente centrarse en los materiales con los que se van a apoyar tanto maestros, maestras y alumnado en las escuelas, sino que requiere un severa revisión de las condiciones estructurales sobre las que están tratando de trabajar las y los docentes.

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