No, senadora Castro, los periodistas de medios privados no tenemos que informar nuestro sueldo ni método de trabajo

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“Por ética, para salvar al periodismo, él (Carlos Loret de Mola) debería informar quién le paga y cómo hace todos esos reportajes donde está persiguiendo, está invadiendo la vida privada de las personas”, dijo la senadora Imelda Castro Castro, durante la sesión ordinaria de la Cámara de Senadores, 9 de febrero de 2022.

Esa fue la respuesta de la senadora morenista a Lilly Téllez, también senadora pero del Partido Acción Nacional, durante un debate sobre el presunto conflicto de interés en el que habría caído el presidente cuando su hijo, José Ramón López Beltrán, vivió en una casa en Houston, Texas, propiedad de un ejecutivo de Baker Hughes, empresa proveedora de Pemex.

La declaración de Imelda Castro fue en defensa de lo que el presidente López Obrador dijo en la conferencia de prensa matutina de Palacio Nacional, donde invitó al periodista Loret de Mola, quien dio a conocer el reportaje sobre la casa de Houston, a decir cuánto gana y quién le paga el salario. 

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El problema es que la senadora Castro confunde y mezcla al menos dos cosas: primero, señala que por ética y por el impacto que tiene el periodismo en la sociedad, se tiene que aplicar la transparencia y se tendría que conocer cuánto ganan las y los periodistas como si fueran servidores públicos y recibieran un salario del gobierno.

Pero quienes trabajan en el gobierno deben hacer público su salario porque los recursos con los que se les paga provienen de los impuestos, es decir, del dinero de todas y todos. En las empresas privadas, el dinero no proviene de los impuestos de las y los ciudadanos, por lo que solo tiene que hacerse público en los términos en los que lo exige la ley, por ejemplo, cuando un medio de comunicación recibe recursos por publicidad oficial.

También por ello deben rendir cuentas de manera distinta a como lo hacen quienes trabajan en empresas privadas. En la cadena de mando, las y los funcionarios y representantes populares deben responder a las y los ciudadanos en última instancia. En las empresas privadas eso no funciona así: quienes ahí trabajamos le rendimos cuentas a las y los dueños de esos negocios. 

Segundo, la senadora Castro se vuelve a confundir cuando pide que Loret de Mola explique cómo realiza sus reportajes. La labor periodística está protegida por el secreto profesional. De manera similar a como sucede con otras profesiones como el derecho, la psicología o la medicina, quienes practicamos el periodismo no podemos ser obligados a revelar nuestras fuentes, ni los datos y hechos que no hayan sido publicados.

En la Ciudad de México incluso existe una Ley del Secreto Profesional y Cláusula de Conciencia para el Ejercicio Periodístico que prohíbe que “las notas de apuntes, anotaciones, material audiovisual, equipo de grabación y de cómputo, directorios, registros telefónicos, así como cualquier tipo de archivos o medios de reproducción que pudieran llevar a la identificación de la o las fuentes de información de las personas periodistas y de las personas colaboradoras periodísticas” sean objeto de inspección o aseguramiento por autoridades administrativas o jurisdiccionales.

Al final, como con muchas de las críticas y denuncias que se han hecho sobre el gobierno actual, se ataca o cuestiona a las y los periodistas en lugar de resolver los problemas que se publican. Quizá sea hora de que se ponga atención en el contenido de las noticias en lugar de hablar de quienes las hacemos. Igual y ese cambio de objetivos empieza a dar resultados en el combate a la corrupción y la impunidad.

Mientras tanto, podemos concluir que lo que dijo la sanadora Imelda Castro Castro es engañoso.

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