Así violan derechos humanos en el CEFERESO 16 femenil en Morelos

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Hace nueve años la vida de Fernanda cambió para siempre cuando afuera de su casa un grupo de hombres la golpearon y se la llevaron a la fuerza enfrente de sus hijos. Su madre Angélica, que vio lo que le estaban haciendo a su hija, acudió a las autoridades ese mismo día a denunciar que su hija había sido “levantada”, pero para su sorpresa, lo que había sucedido ese día no había sido un “levantón”, sino un arresto. 

Fernanda trabajaba como estilista cuando fue acusada de homicidio, secuestro y delitos relacionados al crimen organizado; fue sentenciada por secuestro a 52 años, pero a la fecha ella mantiene su inocencia. 

Un mes después de su arresto, Fernanda entró al Centro de Reinserción Social Femenil de Ciudad Obregón en Sonora donde, a pesar de todos los retos que enfrentan las mujeres privadas de la libertad en México, construyó para sí misma una vida. 

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Las condiciones al interior del CERESO eran duras, Fernanda desarrolló asma bronquial, hipertiroidismo, problemas con la presión e hipertensión. Sin embargo, sus necesidades básicas de alimentación y salud estuvieron relativamente cubiertas durante los ocho años que estuvo ahí. 

Tapando el sol con un dedo

“Para mantener la gobernabilidad de los centros penitenciarios” la Secretaría de Seguridad Pública y Ciudadana ha comenzado una estrategia de traslados de personas privadas de la libertad de centros estatales a centros federales. En enero de 2023, la titular de esta dependencia, Rosa Icela Rodríguez informó que de 2019 a 2022, 8,740 personas habían sido llevadas a centros federales, entre quienes está Fernanda. 

El 27 de septiembre Angélica recibió una llamada telefónica en la que le informaron que su hija había sido trasladada al Centro Federal de Readaptación Social 16 en Morelos, es el único CEFERESO para mujeres en todo México. 

Fernanda, al igual que otros cientos de mujeres en el último año, fue trasladada de manera arbitraria al CEFERESO 16. En primer lugar, Fernanda no debería estar en este centro federal ya que no está cumpliendo una sentencia federal, y por otra parte es importante destacar que por ley las personas privadas de su libertad tienen derecho a estar en el centro más cercano a su domicilio o el de sus familiares. El viaje de Sonora a Morelos es de 20 horas por carretera.  

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CEA Justicia Social es una organización que se dedica a luchar por los derechos de las personas privadas de su libertad y en el último año junto con otras doce organizaciones han dado seguimiento al tema de los traslados. Han documentado que a pesar de que la justificación para estos ha sido mantener la paz en los centros penitenciarios no existen criterios claros para seleccionar a las personas.

Pero todavía más alarmantes han sido los tratos que estas personas reciben durante el traslado y las condiciones en las que viven una vez que llegan a los nuevos centros. 

Violaciones sistemáticas de derechos humanos

Eran las cuatro de la tarde en el CERESO de Ciudad Obregón un día en septiembre de 2022  y Fernanda estaba trabajando, cuando una guardia se le acercó y le dijo “te habla el Comandante para que vayas a enfermería”. Ella se sorprendió, si bien por las enfermedades que ha desarrollado en los últimos años visita regularmente la enfermería, ese día no tenía cita. 

Fernanda y otras siete mujeres fueron llevadas a un vehículo dónde las acomodaron boca abajo en el suelo, les pusieron bolsas de tela en la cabeza y cinchos en las manos. A Fernanda le descubrieron la boca y la nariz ya que estaba teniendo problemas para respirar debido a su asma, pero aparte de esa pequeña consideración el viaje de tres horas de Ciudad Obregón a Hermosillo fue una pesadilla. 

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Durante este trayecto, cuenta Angélica, las mujeres fueron pateadas por los oficiales a cargo del traslado, se les negó agua y no se les permitió ir al baño. Una vez que llegaron a Hermosillo les dieron frijoles en mal estado con tortillas echadas a perder, Fernanda no se los comió. Pasaron 12 horas sin tomar agua, ni poder ir al baño. Una vez que llegaron a Morelos al CEFERESO 16 las cosas no mejoraron. 

Intoxicaciones y falta de medicamentos

En septiembre de 2022, 404 mujeres, entre ellas Fernanda, se intoxicaron en el CEFERESO 16 a causa de malos alimentos. CEA Justicia Social documentó que a estas mujeres se les “negó atención y medicamentos adecuados”.

Mami, ya no aguanto”, le dijo por teléfono Fernanda a Angélica. Fernanda no había comido ni las tortillas verdes, ni los frijoles malos que les estaban dando, pero si había probado un pan que por fuera parecía en buen estado y por eso se había enfermado. Angélica recuerda la frustración que sentía al saber que su hija estaba enferma a miles de kilómetros y no había nada que ella pudiera hacer. 

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La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) estuvo insistiendo por días que las mujeres intoxicadas debían recibir atención médica, pero tras concluir una investigación se dieron cuenta que esto no había sucedido. Finalmente en mayo de 2023 la Comisión emitió algunas recomendaciones al CEFERESO 16 para evitar que algo así vuelva a pasar. 

Otro problema que enfrentó Fernanda al llegar al CEFERESO 16 fue la falta de acceso a medicamentos. Entre todos los padecimientos que sufre su hija, el que más preocupa a Angélica es el hipertiroidismo. Nos explicó en entrevista con Cuestione que es fundamental que su hija esté siempre bajo tratamiento o si no puede tener crisis de salud muy severas. 

En el CEFERESO 16 no solo no le proporcionaron los medicamentos, sino que obstaculizaron en repetidas ocasiones los intentos de su familia de hacérselos llegar. Apenas en julio de 2023 Fernanda pudo retomar su tratamiento. 

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Los centros penitenciarios estatales están lejos de ser perfectos, sin embargo, las condiciones de vida y las violaciones sistemáticas a derechos humanos que se reportan al interior del CEFERESO 16 ameritan una investigación y una reforma en el centro, no que más mujeres sean trasladadas a este sin justificación.

El punitivismo no es la respuesta

Estos traslados arbitrarios lejos de contribuir a la seguridad del país o de los centros reclusorios, cortan los procesos y proyectos de vida de estas mujerers y tienen “efectos adversos en las personas, en las familias y en las comunidades de donde provienen estas personas, a las que podrían regresar”, nos dijo María Ana del Valle, coordinadora de interacción comunitaria de CEA justicia. 

Las personas privadas de la libertad tienen derecho a vivir en condiciones que garanticen su dignidad”, pero lo que en realidad sucede es que a estas personas se les da una especie de “muerte civil”. Son olvidadas y estigmatizadas, nos explicó Del Valle.

El sistema penitenciario mexicano no ha hecho más seguro al país; ha destruido comunidades y familias, ha dejado a miles de niños y jóvenes sin padres ni madres y ha sumergido en todavía más violencia a las personas más vulnerables. 

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El CEFERESO 16, al igual que los demás centros penitenciarios del país tienen una obligación con su población y sus comunidades. La estrategia de traslados ha violado de manera sistemática los derechos humanos de personas privadas de la libertad. Y Fernanda, al igual que toda esta población, tiene derecho a una vida digna. 

Nota: Los nombres de Fernanda y Angélica fueron cambiados por su seguridad

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