Justo hoy terminan oficialmente las precampañas de aspirantes a la Presidencia de la República. Todavía nos faltan las campañas y tendremos mucho que ver y escuchar rumbo al 2 de junio. Y aunque ya desde hace meses está muy claro que la próxima Jefa del Ejecutivo quedará entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, vimos hace unos días sumarse a Jorge Álvarez Maynez a la contienda por Movimiento Ciudadano.
Ese partido tristemente se ha enfocado en hacer, como dice el dicho: mucho ruido y pocas nueces, a sabiendas de que su única oportunidad y objetivo es ganar posiciones en el Congreso y mantener el registro para no diluirse como “opción política” a nivel federal.
Mencionaba el fin de las precampañas y lo mucho que falta ver y escuchar, pero no me refiero a propuestas y proyecto de país sino, a lo que ha caracterizado a este proceso electoral; pleitos y acusaciones de unos a otros que, dicho sea de paso, han ido aumentando de tono, de frecuencia y de importancia.
¿Qué podemos decir de la acusación de Sanjuana Martínez de recibir órdenes de dar dinero de las liquidaciones de los trabajadores de Notimex para la campaña de Claudia? Obvio falta la denuncia y las pruebas porque lo reveló en una columna, pero no perdamos de vista que lo que acusa es un delito electoral: desviar recursos públicos para un candidato debe ser investigado por la autoridad electoral y no ser minimizado o simplemente desechado.
Además no es el primer caso de fuego amigo con esa acusación contra Sheinbaum: recordemos que Marcelo Ebrard aseguró hace unos meses que la Secretaría del Bienestar operaba a favor de Claudia. Entonces tampoco hubo denuncia ante el INE o FEPADE a pesar del antecedente de que Delfina Gómez, hoy gobernadora del Estado de México, quitaba 10% de su sueldo a los trabajadores de la alcaldía de Texcoco cuando era su titular, lo que pudiera ser una práctica común para financiar al movimiento.
No solo ha sido Morena, ¿qué tal el acuerdo del PRI y el PAN en Coahuila que solito publicó Marko Cortés? Claro que en alianzas o gobiernos de coalición se reparten posiciones y se firman acuerdos, pero ¿hasta notarías y cargos que deben cumplir requisitos y procesos legales?
En fin, como si fuera lucha libre los políticos están más ocupados en quitarse las máscaras unos a otros que en ofrecer propuestas reales y viables para dar solución a los graves problemas que tiene el país: inseguridad, desigualdad, educación y servicios de salud. En ocuparse por la dignidad en la existencia de millones de mexicanos que han confiado en su palabra de una vida mejor.
El 1 de marzo arrancarán las campañas oficialmente. A los ciudadanos nos toca abrir bien los ojos y afinar el oído. Exijamos ya no más demagogia y propuestas vacías, y seamos una sociedad madura, responsable y activa.
A las autoridades les toca hacer valer la ley: se han denunciado muchos actos de corrupción fuera y dentro de las campañas. Necesitamos autoridades de procuración de justicia imparciales, independientes, que no hagan oídos sordos ni a plagios, ni a amigos favorecidos con contratos, ni a desvío de recursos, ni a acuerdos ilegales, ni a gobernantes que se sienten dueños y señores de sus estados e ignoran los contrapesos de una verdadera democracia. México no aguanta más la simulación ni la ilegalidad.
