Un nuevo traje para el emperador: la ANAM

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Sin decir agua va la semana pasada el presidente de la República creó un órgano desconcentrado llamado Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM). El propósito de esta nueva oficina que nace de un gobierno que pregona la austeridad es organizar y dirigir los servicios aduanales y de inspección, para aplicar y asegurar el cumplimiento de las normas jurídicas que regulan la entrada y salida de mercancías del territorio nacional, así como las relativas al cobro de las contribuciones y aprovechamientos aplicables a las operaciones de comercio exterior.

Lo interesante de esto es que México, desde hace 24 años, ya cuenta con otro órgano desconcentrado de la Secretaría de Hacienda que hace exactamente lo mismo: el SAT. Así es, el presidente creó un órgano para hacer lo que otro órgano ya hace. Por supuesto, cualquier podría argumentar que la especialidad es importante y que el SAT tiene muchas tareas y que es buena idea desmembrarle una de ellas (administrar aduanas) para con ello fundar un nuevo órgano. Bueno, si esa es la idea entonces que se haga bien. A continuación, 4 problemas de la ANAM y su desarticulado nacimiento. 

Duplica estructura

Hoy existe la Ley del Servicio de Administración Tributaria la cual otorga al SAT la creación y ejecución de la política aduanera. Esto no es desconocido para el Titular del Ejecutivo, de hecho esta es la razón por la cual el primer artículo transitorio del Decreto de creación de la ANAM establece que “El presente Decreto entrará en vigor en la fecha en la que inicie la vigencia de las reformas legales que otorguen la competencia que actualmente tiene el Servicio de Administración Tributaria en materia fiscal y aduanera al órgano desconcentrado previsto en este Decreto.” Duplicidad a sabiendas.  

¿Dónde está la duplicidad si el SAT ya no hará las tareas que comenzará a hacer la ANAM? La respuesta es sencilla, hoy el SAT tiene una robusta estructura para dotar de recursos materiales, humanos, tecnológicos y financieros a todas sus áreas sustantivas: atención al contribuyente, auditoría, recaudación y aduanas; con el nacimiento de la ANAM esa estructura permanecería en el SAT y la ANAM tendría que conseguir la propia. 

Esto se traduciría en, por lo menos, una dirección general para cada una de estas funciones y el artículo octavo transitorio del nuevo decreto solo contempla la posibilidad de que el SAT “patrocine” temporalmente los servicios de comunicaciones y tecnologías de la información de la ANAM. En otras palabras, que la ANAM funcione le va costar al contribuyente una estructura orgánica que hoy no existe más los correspondientes salarios para las personas que la integren. 

Viola ley

Actualmente la Ley del SAT y la Ley Aduanera le establecen al SAT la obligación de aplicar la legislación fiscal y aduanera con el fin de que las personas físicas y morales contribuyan proporcional y equitativamente al gasto público. Esto quiere decir que ningún otro órgano del gobierno puede ejercer las facultades que la ley otorga al SAT ya que de hacerlo dicho acto administrativo sería nulo, lo que llevaría a una imposibilidad para realizar actos de revisión aduanera, embargar bienes o cobrar multas. No hay que olvidar que el Congreso de la Unión y no el presidente es el facultado para reformar ambas leyes y trasladar así las facultades del SAT en materia de aduanas a la ANAM. 

¿Cuándo va a realizar el Congreso de la Unión las reformas que necesita el presidente para echar a andar a la ANAM? No tengo idea, pero lo que sí sé es que el Congreso de la Unión inicia sesiones ordinarias hasta septiembre. Eso quiere decir que los cambios legislativos necesarios no podrán estar antes de esa fecha, a menos de que se convoque a un periodo extraordinario de sesiones, lo cual se antoja francamente imposible ¿o tú crees que los legisladores interrumpirán sus vacaciones de verano? En otras palabras: la ANAM “nació” en julio pero no podrá ponerse a trabajar antes de octubre, en el mejor de los casos. 

Es una puerta abierta a los militares

El artículo 8 del acuerdo de creación de la ANAM establece que ésta podrá contar con personal que pertenezca o haya pertenecido a las fuerzas armadas. Esto en términos simples significa que los militares no solo continuarán en las calles y carreteras del país, sino también en las oficinas de gobierno. Desde este sexenio las fuerzas armadas se encargan de la administración de las aduanas y los puertos lo cual se hace a través de acuerdos de colaboración, pero a partir de la entrada en vigor de la ANAM esto no será necesario y los militares ocuparán cada vez más espacios ordinariamente ocupados exclusivamente por personal civil. Esto tiene un nombre en español: militarización.  

Mi temor no es producto de la imaginación, de hecho una de las consideraciones del presidente para crear la ANAM parte de la falacia de que “es conveniente realizar acciones que fortalezcan la seguridad nacional, principalmente en los puntos de acceso al país, considerando preferentemente la contratación de personal que se haya destacado por ser garante de la transparencia, honestidad y servicio al pueblo de México, como es el caso de quienes pertenecen o han pertenecido a las fuerzas armadas, para incorporarse como personal del nuevo órgano administrativo desconcentrado”. ¿Qué pasará el próximo sexenio? ¿Cuál corcholata se animará a regresar a los militares a los cuarteles? 

Es que hay corrupción 

No dudo de que haya corrupción en la administración de las aduanas. Aparentemente la sesuda estrategia consistente en barrer las escaleras de arriba hacia abajo no ha sido suficiente. Tan es así que en lo que va del sexenio ya han pasado por el SAT tres Administradores Generales de Aduanas y, dicho por el propio presidente, sigue habiendo corrupción. 

Combatir la corrupción es indispensable, ¿pero cualquier acción para hacerlo es buena idea? Si en la Dirección General de Profesiones de la SEP se detecta corrupción, ¿entonces lo que procede es crear un órgano desconcentrado para llevar el registro de los títulos universitarios? ¿Sería buena idea crear la ARTIUM (Agencia de Registro de Títulos Universitarios de México)? Y si en el área del IMSS dedicada a las compras de insumos para implantes bucales se detecta corrupción, ¿se debe de crear la AMPIBUIMSS (Agencia Mexicana Para Implantes Bucales del IMSS)? Antes de responder a estas absurdas preguntas no olvidemos que estamos hablando del presidente que creó el cargo de Mayordomo de Palacio Nacional, literalmente.

Otra colaboración del autor: Cuando una periodista se va

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