Disciplina o traición: el futuro que le depara a Morena tras definir a su aspirante presidencial

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La próxima definición del o la candidata de Morena a la Presidencia podría derivar en una severa fractura del partido gobernante, a menos que los distintos aspirantes -las llamadas “corcholatas”-, y los partidos aliados (PVEM y PT) logren una negociación que los beneficie en sus parcelas de poder con miras al próximo sexenio.

El politólogo Jorge Márquez nos explicó que pueden ocurrir dos escenarios: por un lado, la disciplina de quienes resulten perdedores en las encuestas que definirán la postulación presidencial de Morena, y por otro, el riesgo de “traición” al movimiento de la llamada Cuarta Transformación en caso de inconformidad con los resultados.

“Si se disciplinan, que es lo más probable que haga la mayoría, pues les va a ir relativamente bien: tendrán liderazgos en el Senado o la Cámara de Diputados; quizás algún cargo en el gabinete; todos tendrían futuro. Mientras que quien no se discipline buscará romper de golpe al lopezobradorismo”, consideró el también académico de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.

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Marcelo Ebrard, “factor clave”

Márquez nos señaló que quien juega un papel determinante en el proceso interno de Morena es el ex canciller Marcelo Ebrard, pues ha mostrado inconformidad ante “la cargada” en favor de la jefa de Gobierno de la CDMX Claudia Sheinbaum, quien es la presunta favorita del presidente López Obrador.

“La duda es Ebrard porque si no queda conforme, ya sea con el resultado o con la negociación, pues tendrá la posibilidad de llevarse quizás a Ricardo Monreal y a un pedazo de Morena, así como a empresarios y amigos que tiene por su cuenta. Ésa es la clave de todo: cómo hacer para que Ebrard no rompa al movimiento”, abundó el también internacionalista.

Jorge Márquez nos dijo que para el ex secretario sería “más fácil llevarse su pedazo fuera de Morena, porque adentro lo van a mayoritear todo el tiempo; se iría para consolidar al Partido Verde o darle mayor fuerza a Movimiento Ciudadano, porque la alianza opositora (PAN-PRI-PRD) ya dijo que no recibirá a los sobrantes de Morena. Fue un mensaje directo a Ebrard”.

El analista político indicó que el ex canciller es visto en Morena como “el factor desequilibrante”, pues podría imponer muchas condiciones en la negociación por la candidatura presidencial: “si Ebrard es derrotado (en las encuestas), en Morena tratarán de convencerlo de que no fue un procedimiento injusto o tan injusto”.

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El autor de diversos libros sobre temas de gobernabilidad expresó que “va a ser muy interesante el papel de los partidos chicos (PVEM y PT)”, pues ya demostraron en Coahuila que son “súper importantes” para las aspiraciones de Morena de mantener el poder.

“Esos dos minipartidos ahora le van a demostrar a Sheinbaum y a Ebrard que son el fiel de la balanza. Ebrard podría negociar con ellos previamente, adelantarse incluso a Sheinbaum, porque Monreal y Ebrard pueden hacer equipo; Adán Augusto López y Sheinbaum también pueden hacer equipo, pero faltan esas otras dos fuerzas que están en el aire. ¿Quién los va a comprar? ¿Quién les va a ofrecer más?”, cuestionó Márquez.

El “desequilibrio” que viene

Sobre los cargos de poder que pudieran tener las “corcholatas” perdedoras en el próximo sexenio, el politólogo nos explicó que se vislumbra un escenario de “desequilibrio político”, pues nadie va a tener el control que tenía López Obrador y entonces empezarán a surgir las facciones dentro de Morena.

“Y ahora sí, Morena comenzará a comportarse como el viejo PRD, con tribus que van a ser súper poderosas, porque una controlará el Senado, otra la Cámara de Diputados, otra la Presidencia, y será un pleito muy fuerte porque ese liderazgo que impuso López Obrador a lo largo de 20 años ya se acabó, y lo que sigue será muy difícil para el presidente que viene, sea quien sea, independientemente de si Morena se rompe o no”, abundó el experto.

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Márquez nos aclaró que ninguna de las “corcholatas” perdedoras va a querer estar en el gabinete, “porque nadie quiere ser empleado de Sheinbaum… todos saben que es la favorita, pero no se lo merece. Saben que es una candidata impuesta y que no es muy capaz, por lo que buscarán posiciones en el Congreso o el gobierno de la CDMX para ser independientes frente al Ejecutivo. A López Obrador sí lo aceptaban como líder, a Sheinbaum no, y eso va a complicar mucho el panorama”.

El profesor-investigador de la UNAM concluyó que Morena debe apurar el proceso de selección de candidatura para el gobierno de la CDMX, a fin de que quede amarrado en paralelo a las precampañas por la Presidencia y no sea parte de la negociación de los aspirantes perdedores en las encuestas.

“(Las y los precandidatos por la CDMX) van a tratar de apurarse porque no quieren que los desplace algún perdedor de la postulación presidencial. Va a ser interesante ese jaloneo entre Monreal diciendo ‘bueno, mi premio de consolación estaría en la Ciudad de México’, o Adán Augusto, que creo ya tiene la suficiente permanencia en la capital para ser candidato”, finalizó el doctor en Ciencia Política.

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