Golpes de Estado

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Hugo López-Gatell está de vuelta. Tras cancelar las conferencias de prensa vespertinas hace menos de un mes y salir cantando con mariachis, un súbito incremento de casos de COVID-19 ha hecho que el subsecretario de Salud decida regresar al ojo público con conferencias semanales.

Sin embargo, antes de hacerlo, nos regaló otra joya de análisis político, esa área que él ahora considera que maneja muy bien.

Así, apareció en un programa de televisión financiado por el Estado, para contar que era “mentira el desabasto” de medicamentos para niños y niñas con cáncer y que la tragedia de esos menores era, por supuesto, parte de una conspiración golpista.

Es cierto que, en las redes sociales, su comentario fue manipulado hasta cierto punto para hacerlo sonar peor de lo que era. No dijo que los niños con cáncer buscaban un golpe de Estado, sino que estaban siendo utilizados para empujar esa narrativa y que si bien es terrible lo que les pasa, eran solo 20 padres y madres los que protestaban.

Las redes ardieron con el tema, y en la conferencia mañanera del día siguiente salió a aclarar que estaba tratando de resolver el desabasto, lo que es admitir que sí existe, y que era solidario con las familias y personas afectadas.

La verdad es que el desabasto en estos medicamentos críticos ha sido ampliamente documentado, y el argumento siempre ha sido que es por el combate a la corrupción. Sin embargo, el muy loable ejercicio de combatir malos manejos no justifica el enorme retraso en resolver este problema. 

El asunto empezó, hay que recordarlo, desde antes de la pandemia. Muy pronto la ausencia de estas medicinas se empezó a hacer visible. Padres y madres bloquearon el aeropuerto y exigieron que se atendiera el tema. 

Hoy, López-Gatell pasa de decir que es una mentira a que es un asunto que está resolviendo, sin abandonar el discurso de una “narrativa golpista”.

Es verdad que la oposición utilizará casos como estos, sobre todo por su sensibilidad, para atacar al gobierno. Es lo mismo que han hecho todas las oposiciones siempre: tratar de sacar ventaja de los errores o tragedias de cada administración. Ese es el juego político que existe y, esté bien o mal, es algo que seguirá sucediendo.

Pero también es cierto que sus palabras ya motivaron el llamamiento a una nueva movilización de padres y madres para exigir respuestas. Ese es el resultado de la provocación.

Lo grave es el discurso sobre eventuales golpes de Estado. Aunque haya sectores de la oposición que se han radicalizado de forma absurda y que quizá sueñan con eso, la verdad es que no hay ninguna condición para que suceda.

Las fuerzas armadas están disciplinadas, con cada vez más poder. El partido del gobierno, Morena, cuenta aún con arrastre social. Claro que hay descontento y claro que hay muchas y muy legítimas críticas al Estado. Y claro que hay una prensa crítica y desafiante. 

Pero todo eso es normal en una democracia. El hecho es que el único sector que está empujando una “narrativa golpista” es el propio gobierno, ahora desde la voz de López-Gatell.

Y lo hace por complacer al Palacio, pero también lo hace porque es un discurso muy eficaz con sus seguidores: si me criticas, eres golpista; si me acusas, eres golpista. 

En esencia, es entregarse a la fácil y cómoda discursiva de que quién está en mi contra es simplemente malvado. Eso es bueno para tus fans, pero no es bueno para el país. Porque reduce el debate, deja de lado los datos reales, esconde la realidad con la fantasía de una conspiración internacional. Bueno, hasta un supuesto manual de la CIA se ha puesto de moda.

En breve: en México no hay condiciones para un golpe de Estado, nadie debería desearlo y simplemente no va a pasar.

Así que quizá, en lugar de hablar de conspiraciones imaginarias, deberíamos discutir cómo resolver problemas reales y urgentes.

Por ejemplo, el de los menores con cáncer que están muriendo.

Otro tema del autor: Historias de trata en México

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