Huachicol de agua: el negocio ilegal que se alimenta de la necesidad

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En la casa de Lucía hace más de 30 días que no cae una sola gota de agua del sistema público. Ella vive en Santa María Acuitlapilco, Tlaxcala, uno de los 19 estados más afectados por la escasez de agua que no ha dado tregua en muchas regiones de México.

En Estado de México, Puebla, Michoacán, San Luis Potosí, Veracruz, Tamaulipas, Coahuila, Guanajuato, Nuevo León, Morelos, Baja California, Colima, Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Aguascalientes, Durango y Zacatecas las personas están padeciendo una situación similar a la de Lucía.

“Es imposible vivir sin agua ni siquiera una semana. Todo se vuelve difícil, así que tenemos que pedir pipas. Yo que vivo sola no gasto tanta agua y trato de ahorrar lo más que puedo porque las pipas son caras, a mí me cuesta $600 pesos cada 20 o 25 días, pero mis vecinos que son varios en su casa, piden dos y a veces hasta tres veces una pipa al mes”, nos dijo Lucía.

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Comparado con los $84 pesos que se pagan mensualmente en la Presidencia de la Comunidad de Santa María Acuitlapilco, pagar entre $1,200 y $1,800 pesos al mes es un incremento importante que representa un gasto de bolsillo de las familias difícil de sostener. Pero además hay otros problemas que vienen alrededor de la escasez de agua, como las tomas clandestinas o lo que se conoce como el huachicol del agua.

“Hay una ladrillera cerca de mi casa que parece ser que manda a alguien, un trabajador o alguien más, a cerrar la válvula de agua que está sobre la calle para que le caiga toda el agua a la ladrillera. Los vecinos se han estado organizando para poder grabarlo y acusarlo en la Presidencia (municipal), porque cuando llega a caer agua en el pueblo, a la calle de mi casa no le cae de todas maneras”, detalló.

Como pasa con el combustible, el huachicol de agua -o aguachicol, como le llaman algunos- se refiere al saqueo ilegal de tomas de agua, delito que se agrava cuando hay problemas de distribución o escasez en las ciudades y que implica también una pérdida importante del líquido.

Esta actividad ilegal ha sido denunciada varias veces sobre todo en Estado de México, Jalisco, Nuevo León y Ciudad de México, además desde 2022, en la capital del país ya se tiene establecida una multa que puede alcanzar los $290,000 pesos por el huachicol de agua para quienes apliquen mecanismos para extraer agua de manera clandestina.

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Desigualdad y negocio

La falta de agua afecta principalmente a la ciudadanía más vulnerable, aquellos con menos recursos y en situaciones de desigualdad, nos dijo Mónica Olvera, doctora en Geografía, especialista en Derechos Humanos al agua y al saneamiento, directora de Estrategias de Cambio Sistémico e Incidencia en la asociación civil Cántaro Azul, que se dedica a defender los derechos al agua.

Olvera nos explicó que el problema del desabasto de agua tiene que ver con la gestión del agua por los gobiernos, pero también porque no hay una estricta vigilancia para que se controlen las concesiones de agua a empresas e industrias y se eviten prácticas fuera de la ley.

También nos explicó que en la manera en la que estamos administrando el suministro de agua, ésta se ha convertido en un bien económico. Todo alrededor del manejo del agua se ha convertido en un negocio, y el desabasto no es la excepción. 

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“La falta de garantía ha ocasionado que haya redes de piperos, por ejemplo, que hacen que el agua se pueda vender hasta mil veces más cara que cualquier consumo domiciliario. En definitiva eso está muy marcado por una desigualdad porque es la gente con menores recursos generalmente la que tiene que pagar pipas muy caras”, detalló. 

El aguachicol se ha duplicado en CDMX 

El delito de huachicol de agua se ha incrementado en los últimos años en la Ciudad de México afectando a los sistemas de tuberías y la cantidad de agua que les llega a las familias. Tan solo de 2018 a 2023 las denuncias de tomas clandestinas de agua pasaron de 82 a 209 en la capital. 

Las alcaldías Tlalpan, Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Coyoacán y Cuauhtémoc son las que mayor número de reportes por tomas clandestinas de agua han presentado, de acuerdo con información del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex).

La corrupción del sector hídrico en nuestro país es preocupante porque las personas, como nos dijo Lucía al principio de la nota, no pueden vivir sin agua y eso abre las puertas a que se cometan delitos aprovechándose de la necesidad de las personas y agravando aún más el problema. ¿Seremos capaces de contenerlo o nos espera una gran batalla por el agua?

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