El camino hacia la justicia alternativa

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En 2008 se aprobó en México una modificación al artículo 17 de la Constitución para que las leyes prevean mecanismos alternativos de solución de controversias y con ello se abrió paso a la denominada “Justicia Alternativa”.   

Sin embargo, fue hasta 2014 cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Ley Nacional de Mecanismos Alternativos de Controversias en Materia Penal, con lo cual se generó un parámetro nacional para la aplicación de dichos mecanismos. Es decir, la adopción de estos mecanismos ha sido gradual y es desigual a lo largo del país, sin embargo, es sumamente importante si queremos fomentar una cultura de paz tan necesaria en nuestro país. 

Uno de los mecanismos alternativos de solución de controversias es la mediación. Esta consiste en la búsqueda de la resolución de un conflicto entre las partes a través de la intervención de un profesional que está capacitado para ayudar a las partes en conflicto a encontrar un acuerdo que satisfaga a ambos. Este mecanismo tiene muchas ventajas, en primer lugar, es mucho menos costoso que ir a un juicio, en segundo lugar, la solución es más rápida y probablemente lo más importante es que no hay un ganador y un perdedor, sino que ambas partes logran salir beneficiadas al encontrar una solución a su conflicto.

Las ventajas no solamente son para los particulares que deciden adoptar esta forma de solucionar una controversia, la sociedad también sale ganando porque se quita presión sobre el sistema judicial y gracias a ello, éste puede enfocarse en conflictos que tienen un impacto social importante en lugar de dedicar miles de horas y de recursos a dirimir controversias entre particulares.   

El mecanismo de la mediación es muy útil para controversias del tipo familiar, por ejemplo, es decir, en divorcios, pensiones alimenticias, asuntos de custodia, herencias, visitas y convivencias, etc. Las personas en conflicto recurren a un mediador que tiene experiencia en apoyar negociaciones de esta naturaleza y con ello pueden encontrar un acuerdo que los satisfaga a ambos sin tener que ir a juicio.   

La mediación también resulta de utilidad para la solución de conflictos de tipo civil y mercantil, como, por ejemplo: deudas, problemas condominales, compraventa de artículos defectuosos, incumplimiento de servicios contratados, etc.   En este caso, la solución más común suele ser la reparación del daño.

La mediación puede lograr que los conflictos familiares sean menos amargos y por lo tanto que haya menos daños para los integrantes de la familia, particularmente para los menores.  Y en el caso de las controversias mercantiles, el beneficio es que la parte afectada consigue una reparación del daño sufrido y la parte que provocó el daño evita un castigo que podría ser excesivo, como, por ejemplo, sufrir prisión preventiva.

Además de la mediación, existen otros mecanismos alternativos de solución de conflictos como el arbitraje y la conciliación, en todos los casos, lo que se evita es ir a un juicio que resultaría más costoso para las partes y para el Estado.

Lamentablemente, en los últimos años, los casos que se atienden por la vía de la mediación se han reducido.  En el Censo Nacional de Impartición de Justicia Estatal que realiza el INEGI de forma anual, se reportó que en 2018 hubo un total de 176, 682 expedientes que ingresaron a los órganos de justicia alternativa, de los cuales se concluyeron más de 158 mil casos. Sin embargo, para el Censo de 2021, el número de expedientes se redujo a 121, 572 expedientes, de los cuales se concluyeron 113, 961. 

No están claras las razones por las cuales se han reducido el número de casos atendidos por instancias de justicia alternativa de unos años para acá, especialmente porque las cifras indican que este tipo de mecanismos arrojan buenos resultados, en el caso de 2018 los expedientes resueltos estuvieron cerca del 90% del total de los casos y en 2021 los resultados fueron aún mejores con alrededor de 95% de asuntos cerrados.  

Lo que es cierto es que en México tenemos todavía un largo camino que recorrer en lo que se refiere a una cultura de paz y esta es una de las razones por las que medidas como la prisión preventiva oficiosa sigue siendo vigente a pesar de ser contraria al principio de presunción de inocencia.

En México existe la creencia errónea que enviar a alguien a la cárcel es hacer justicia y esto está muy lejos de ser verdad.  Al encerrar de manera preventiva a una persona que es sospechosa de un delito, se le está castigando antes de haber sido declarada culpable y esto afecta especialmente a los más pobres ya que son quienes no pueden pagar una defensa adecuada. Por otra parte, al estar saturados los sistemas de justicia, la resolución de los casos suele tomar meses e incluso años por lo que una persona que, en un momento dado resulta inocente puede perder varios años de su vida en prisión.

Al considerar a la justicia como un acto punitivo se está dejando de lado la posibilidad de que las partes involucradas en un conflicto puedan solucionar controversias a través del diálogo y la concertación. Mientras prevalezca una cultura de ganar o perder, la justicia en nuestro país seguirá perdiendo porque quien gana en un juicio no necesariamente consigue que el daño que sufrió sea reparado sino simplemente que la contraparte sea castigada y esto es más parecido a un acto de venganza que a la justicia. 

Otro título de la autora: El alto costo del combustóleo

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