Manifestaciones frenan gasolinazo en Francia

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Se impuso la calle. “Tendríamos que estar ciegos y sordos”, dijo el Primer Ministro francés, Edouard Philippe, al anunciar que se pospondría una importante alza a la gasolina, gas y diésel, que el gobierno del presidente Emmanuel Macron había propuesto.

Macron buscaba equilibrar sus finanzas públicas subiendo el impuesto a los energéticos, pero lo que logró fueron seis semanas de violentas movilizaciones públicas en distintos puntos de su país. Las protestas dejaron al menos tres muertos, 260 heridos y más de 400 arrestos en todo el territorio.

Hablando con Cuestione, Sophie Raffaui, socióloga parisina, asegura que “esto no se ha visto en años”. En su opinión, “las marchas no son nuevas, pero este nivel de descontento supera al 2005” – cuando hubo extensos disturbios en París, pero en aquel momento fueron motivados por inmigrantes inconformes.  Raffaui asegura que no se esperaba que el “moderado” Macron generara tal nivel de polarización social.

¿Quiénes son los “chalecos amarillos”?

Llamados así por usar chalecos fluorescentes distintivos, similares a los que se utilizan para seguridad en las carreteras, son un movimiento que nació en internet; un grupo transversal, que no distingue por edades, tipo de trabajo, género o región, pero engloba a gran parte de las clases trabajadoras y medias.  Además, han sido protagonistas de las principales movilizaciones en Francia en los últimos años.

Lo que parece unirlos es que son personas que dependen de sus autos o transporte público para trabajar, según reporta la BBC. Y sus demandas giran en torno a las dificultades por los crecientes costos de vida en la Francia actual, que se verían impactadas por el alza en combustibles.

“Son esos franceses que pelean cada mes para balancear sus gastos, ahogados por los gastos obligatorios (renta, seguro, calefacción), que aumentan constantemente”, aseguraron Jérome Fourquet y Sylvain Manternach, en un estudio publicado la semana pasada.

Lo que pasó

Las protestas no son inusuales en París. Lo que ha sido nuevo es que los barrios chic y turísticos han sufrido los embates de una sociedad enfurecida, con autos quemados y grafitis afuera de las tiendas más cotizadas. Y la duración, así como la creciente movilización, han tenido su efecto.

Todo comenzó con un clásico “gasolinazo”. Los precios de los combustibles han subido 16% este año, desde 1.41 dólares por litro hasta 1.74 en octubre, según informa UFIP, la federación francesa de petróleos. Se anunciaron nuevas alzas en las próximas semanas, y se gatilló el conflicto.

Así comenzaron una serie de protestas multitudinarias, que con frecuencia incendiaron llantas y hasta autos para manifestar su molestia.  La policía reprimió las primeras movilizaciones, pero estas se expandieron fuera del control de las fuerzas del orden.

La policía recurrió a la fuerza, pero solo lograron alentar el fuego. La izquierda francesa, en la voz del líder socialista Jean-Luc Mélenchon, llamaron al presidente a renunciar.

Macron, por supuesto, no aceptó; sin embargo, sí pospuso por seis meses su medida con la esperanza de calmar las aguas.

Beneficiados

¿Quién busca sacar crédito de las protestas es la ultra derecha francesa? Mientras que el izquierdista Mélechon ha pedido una salida pacífica a los disturbios, la derecha ha llamado a intensificar la protesta.

Donald Trump, por su parte, se tomó la molestia de compartir un tuit de uno de sus seguidores, en el que asegura que “Hay disturbios en Francia por los impuestos radicales de la izquierda a los combustibles”. También agregó que “Quieren encubrir la rebelión de la clase media contra el marxismo”.

El tuitero, validado por el presidente los Estados Unidos, aseguró: “Se oyen gritos de ‘queremos a Donald Trump’ en las calles”.

Lo que viene

Como sea, Macron está enfrentando los peores disturbios y protestas sociales en décadas, y ha optado por ganar tiempo posponiendo sus nuevos impuestos.

Raffaui, desde Francia, nos asegura que “votamos por Macron para frenar a la ultra derecha y ahora nos preocupa que terminamos alentándola”. En su opinión, los ajustes del presidente podrían empoderar a los extremistas.

Las aguas empiezan a calmarse, pero solo por ahora.  Lo que es innegable, es que la sociedad francesa percibe con frustración un continuo declive en su nivel de vida.

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