Mexicanas víctimas de trata de personas en EU reciben escaso apoyo

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Alma Sánchez aún era una niña cuando hizo sus maletas y salió de su hogar, en Michoacán. Jován, un joven que conoció cerca de su casa, la convenció para abandonar todo e irse con él. Alma nunca imaginó que no volvería a su hogar… ni a su país. Fue víctima de trata de personas.

Un grupo de trata de personas explotó su cuerpo sexualmente durante 10 años, una y otra vez, en Oaxaca, Puebla, Michoacán, Ciudad de México y, finalmente en al menos tres ciudades de Estados Unidos.

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Como Alma, en los últimos siete años se han registrado siete mil 261 víctimas mexicanas de trata de personas, que terminan siendo explotadas en Estados Unidos. De ellas 14% son niñas, de acuerdo con una respuesta a una solicitud de información que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) entregó a Cuestione vía transparencia.

Pero estos datos sólo representan a las víctimas que han sido registradas por las autoridades. Hay una cifra negra de al menos 20 mil mujeres y niñas que son llevadas cada año a EU para ser explotadas sexualmente, dice a Cuestione Teresa Ulloa, directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés).

En Estados Unidos, los hombres mexicanos que son explotados laboralmente terminan, por lo general, en los campos agrícolas. Las niñas y mujeres son explotadas en burdeles clandestinos o en redes de trata internacionales, nos explica Teresa Ulloa.

El mínimo apoyo a las víctimas

La embajada de México en Estados Unidos ha destinado 15 millones de pesos para apoyar a las víctimas de trata en aquel país, entre 2012 y 2019. De esos, solamente se habían gastado 10.3 millones de pesos, hasta el 3 de octubre de este año, de acuerdo con la información obtenida por este medio vía transparencia.

Es decir, la embajada de México en EU gastó, en promedio, mil 400 pesos por cada víctima de trata localizada, en el mismo periodo.

Pero este dinero no se entrega directamente a las víctimas, sino que se usa para su representación legal en EU. 

Así lo explicaron en entrevistas tanto Teresa Ulloa como la diputada Adriana Dávila, quien fue presidenta de la Comisión contra la Trata de Personas en el Senado de la República.

El Departamento de Estado de EU, por su parte, ha dicho que México no cumple con los estándares mínimos para eliminar la trata de personas, y que sus servicios para atender a las víctimas son limitados, según establece en su último informe

¿Cómo apoyan a las víctimas? La embajada de México en Washington identifica a la víctimas, les da asesoramiento legal y las apoya para ir con alguna organización civil y encontrar un refugio, de acuerdo con el Protocolo de Asistencia Consular para Víctimas Mexicanas de Trata de Personas.

“Se identifica a la víctima, el gobierno de Estados Unidos las lleva a albergues y las protege, sin embargo no existe una coordinación con las autoridades de aquel país ni las mexicanas para que persigan los delitos y den con los proxenetas, por eso es que muchas veces estas víctimas quedan en el abandono y desprotegidas”, dice la diputada Adriana Dávila.

Cuestione solicitó entrevista con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) por este tema sin que hasta el momento de esta publicación haya obtenido respuesta.

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La historia de Alma y de otras niñas

Ulloa cuenta a Cuestione que es difícil rescatar a las menores de edad en condición de explotación en Estados Unidos, pues muchas veces vuelven a ser capturadas por sus proxenetas e incluso, muchos de los padres de las niñas las venden para que regresen a EU.

“Tuve un caso en el que rescatamos a dos niñas yucatecas que estaban siendo explotadas en un burdel de Nueva York;, las regresamos a su hogar y el papá las vendió por un chivo y dos cartones de cerveza a los mismos proxenetas”, cuenta Ulloa, quien también es abogada y acompaña estos casos.

En México, Alma era explotada: 15 minutos por 80 pesos en México. En Estados Unidos, por 25 dólares cada 10 minutos. Todo el dinero iba para Jovan Rendón-Reyes, quien lideraba, junto con otras cuatro personas, una red de trata que operaba desde Tlaxcala: prostituían a niñas desde México a Estados Unidos.

Esta red fue desmantelada en 2017 y actualmente su líder, Jovan, cumple una sentencia de 20 años de prisión en EU, de acuerdo con el Departamento de Justicia de aquel país.  Tlaxcala es el estado más pequeño de México y también el centro más grande de la operación de trata de personas de nuestro país.

Tanto Ulloa como Dávila coinciden en que si no hay operativos bilaterales (entre ambos países) para perseguir los delitos de trata de personas, las víctimas seguirán abandonadas a su suerte y sin reparación del daño, algo que las podría hacer recaer en las redes de sus proxenetas.

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