Todavía no inicia formalmente el periodo de campañas políticas en México y al menos cuatro personas ya fueron asesinadas en menos de un mes.
El primer asesinato ocurrió el pasado 21 de diciembre de 2023, Ricardo Taja Ramírez, aspirante a la alcaldía de Acapulco por Morena, fue asesinado a balazos en la zona Diamante.
Este año, el 4 de enero, en un gimnasio de Cuautla, en el estado de Morelos, el secretario general del albiazul en ese estado y aspirante a diputado local, Giovanni Lezama, fue baleado.
Un día después, en Chiapas, David Rey González, aspirante a la presidencia municipal de Suchiate por la alianza PRI-PAN-PRD, fue agredido a balazos por unos sujetos que se transportaban en motocicleta. En Colima, Sergio Hueso, quien buscaba la alcaldía de Armería por Movimiento Ciudadano, hombres armados lo interceptaron cuando circulaba en su automóvil. Le dispararon a quemarropa.
Esto ocurre en el contexto del proceso electoral de 2024, que por la cantidad de electores que participarán y el número de cargos que se disputarán, las elecciones de junio próximo son inéditas en el país.
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El referente más inmediato de unas elecciones de esta magnitud son las que se realizaron en julio de 2018. Ese año, el entonces consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, afirmó que esos comicios eran los más grandes que se habían celebrado en la era moderna en México.
En esa ocasión estuvieron en disputa 18,299 cargos de representación popular, a nivel federal y local; para este 2024 los cargos que decidirá el voto de la ciudadanía son 20,375, es decir, 2,076 más.
En esos comicios, así como en los de 2024, se definieron la Presidencia de la República, 128 escaños del Senado y 500 de la Cámara de Diputados.
En cuanto a las gubernaturas, en 2018 se disputaron las de la Ciudad de México, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán, que son los mismos estados en los que se renovará gobierno en 2024.
Sin embargo en apenas seis años el electorado creció 11% al pasar de 89,332,031 personas inscritas en el padrón electoral en 2018 a 99,697,943 en 2024. Para estas elecciones el grupo etario más numeroso de votantes lo conforman las personas de 65 años y más con 12,593,779 registradas en la lista nominal.
“Se dice que son las elecciones más grandes de la historia porque vamos a acudir a las urnas 98 millones de mexicanos y mexicanas. Todos los estados de la República tienen elecciones locales, ya sea alcaldías o congresos locales”, nos explicó el politólogo Javier Oliva Posada.
Para las elecciones de 2018, el partido que más votos recibió fue Morena, con 44.49% de los sufragios, seguido por el PAN con un distante 17.65% y el PRI con 13.56%. En esas elecciones el PRD alcanzó 2.83% y fue rebasado por el 6% del PT.
Violencia política, otra variable para la incertidumbre
De acuerdo con la consultora Etellekt, que ha analizado la violencia política desde hace dos décadas, los procesos electorales de 2018 y 2021 han sido los más violentos registrados en México.
En total, en ambos procesos se cometieron 1,840 crímenes en contra de personas políticas, que fueron desde amenazas y asaltos hasta secuestros y asesinatos. La consultora explicó en su Tercer Informe de Violencia Política en México 2021 que en 2021 se vivieron las segundas elecciones más violentas, solamente después de las de 2018.
En las elecciones intermedias, la firma contabilizó los homicidios de 65 personas que se desempeñaban en la política o aspiraban a un cargo de elección popular.
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Los asesinatos ocurrieron en 19 estados y todas las víctimas eran opositores a los partidos en el poder en cada uno de los estados. En Oaxaca, que estaba gobernada por el PRI, 8 personas fueron asesinadas; en Morelos, 4; en Puebla, gobernado por Morena, 2; Quintana Roo, por el PRD, 2; en Michoacán, también por el PRD, 2; Chihuahua, del PAN, 2 y Nuevo León, Tamaulipas y Sinaloa con una víctima opositora, cada uno.
Por partido político, 20% de las personas asesinadas eran militantes del PRI, 17% de Morena, 15% del PRD y 14% del PAN.
En esta nota, el director de Etellekt, Rubén Salazar, nos comentó que a medida que se acerca un proceso electoral la violencia se recrudece. Desde la alternancia democrática en el año 2000 el fenómeno de violencia política comenzó a enfocarse más en contra de las autoridades locales, particularmente los ediles y aspirantes a presidencias municipales.
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“El poder en México no se está dirimiendo precisamente en las urnas, se está convirtiendo en un instrumento de violencia político electoral”, nos dijo en aquella ocasión.
En tanto, el politólogo de la UNAM, Javier Oliva Posada, nos dijo que las elecciones se llevarán a cabo en un clima de creciente polarización. El académico explicó que este fenómeno se puede percibir en otras latitudes, como en EU y Rusia, donde se llevarán a cabo elecciones presidenciales este 2024.
“México se inscribe en esta inercia de polarización. Es difícil porque la candidata oficial es extraordinariamente apegada a los argumentos del presidente y busca la ruta de la confrontación. Esto dificulta negociaciones posteriores”, dijo.
Otro riesgo, apuntó, es la difusión de noticias falsas a través de redes sociales, lo que puede dañar el proceso democráctico.
Firman acuerdo para blindar elecciones
Hasta noviembre de 2023 en México se registraron en el último año 27,354 homicidios dolosos, de acuerdo con el Reporte de Seguridad de Presidencia.
El gobierno federal afirma que el año pasado cerró con un promedio de 82 asesinatos diarios y que el homicidio doloso cayó 23.5% con respecto a 2018, sin embargo el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador se perfila para ser el más violento registrado hasta ahora.
Con ese telón de fondo se desarrollarán las elecciones de 2024.
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Por tal motivo, el pasado 6 de diciembre se instaló una mesa interinstitucional en la que participan el Instituto Nacional Electoral, el Gobierno federal y la Fiscalía General de la República.
El objetivo es identificar y combatir factores de riesgo para las elecciones.
Al ser los comicios más grandes en la historia de México, se requiere de una coordinación para que las 20 mil candidatas y candidatos, los 98 millones de electores y las más de millón y medio de funcionarias y funcionarios de casilla que participarán en el proceso electoral puedan ejercer sus derechos políticos en un ambiente seguro.
“Evidentemente implicará una movilización de equipos de campaña por todo el país. Las elecciones se dan en un contexto de mucha polarización”, advirtió Oliva Posada.
¿Estarán las instituciones a la altura del desafío?
