La socialdemocracia, esa alternativa a la polarización entre izquierdas y derechas

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Las opciones para gobernar nuestro país y otros de América Latina siempre se vuelcan hacia los extremos: la izquierda o la derecha, los liberales o los conservadores, el socialismo o el capitalismo, pero hay otra fórmula que se escapa de la polarización y ha funcionado relativamente bien en algunos países. 

Esta es la socialdemocracia, una ideología política que busca mayores niveles de igualdad social dentro del marco de una economía capitalista y un sistema político democrático. Es la ideología con la que actualmente se gobiernan los países nórdicos como Noruega, Finlandia, Suecia y Dinamarca, país predilecto por el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando quiere hablar de políticas públicas de primer nivel, como el sistema de salud que presume que tendremos.

También Alemania, Portugal, España y Malta son países cuyos gobiernos están orientados hacia la socialdemocracia, algunos en centro-derecha, otros más inclinados hacia la izquierda o en el centro. 

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Los gobiernos socialdemócratas han tenido sus reveses en Europa; incluso durante la última década, los países nórdicos estuvieron gobernados por la derecha y fue a raíz de la pandemia por la COVID-19 que la socialdemocracia recuperaron terreno -incluso algunos gobiernos de izquierda- por el reclamo de la sociedad de que se les garantizara servicios de salud y educación universales y gratuitos.

Una peculiaridad de la socialdemocracia es que tienen un sistema fuerte de cobro de impuestos basado en la redistribución para garantizar servicios públicos de calidad para toda la población. Así los más ricos pagan más impuestos con la intención de disminuir la desigualdad de la ciudadanía y tener mejores servicios (carreteras en buen estado, seguridad, alumbrado, entre otros muchos).

Otra característica es que su economía es mixta: están dentro de un modo de producción capitalista con intervención del Estado para regular y proteger las actividades económicas.

¿Sería aplicable en Latinoamérica?

Curiosamente, México estuvo apuntando hacia una ideología socialdemócrata hace algunas décadas, con opciones de desarrollo más hacia el centro, nos dijo Arlene Ramirez Uresti, doctora en Relaciones Internacionales y académica de la Universidad Iberoamericana.

“Los principios, el ideario y los fundamentos políticos del PRI, en la década de los 40 o los 50, son socialdemócratas. La base de los programas sociales como estaban planteados, son socialdemócratas”, detalló Ramírez Uresti.

La especialista consideró que es viable gobernar en América Latina con una ideología socialdemócrata porque de forma natural los países que la conforman tienen una vocación hacia la izquierda, pero advirtió que tendría que ser mucho más moderada. 

“El problema de los tiranos de izquierda latinoamericanos es que son personajes guerrilleros, insurrectos, rebeldes que no tienen los fundamentos políticos y económicos para armar un proyecto de nación. A diferencia de lo que vemos en algunos países en Europa donde la gente estudia para ser líder o por lo menos tiene una trayectoria no de insurrección, sino de políticas públicas, porque lo que le falta a América Latina son políticas públicas”, acusó.

Nos saltamos pasos en la globalización

La internacionalista resaltó que el fracaso de los intentos de implementar un gobierno socialdemócrata en México tiene que ver con que nos saltamos pasos al intentar integrarnos al proceso de globalización. 

Según el Fondo Monetario Internacional la globalización se refiere a la “creciente integración de las economías de todo el mundo, especialmente a través del comercio y los flujos financieros”, además de la transferencia internacional de conocimientos tecnológicos y al desplazamiento de la mano de obra, también implica la integración de aspectos culturales, políticos y ambientales.

Pero no para todos la globalización es beneficiosa, advirtió la entrevistada, por lo que hay que recomponer el esquema actual o con el que fue planteada, porque termina incrementando la desigualdad entre los países.

“No todos los países estamos listos para la globalización, pero la inercia de la Unión Europea forzó a los países a firmar tratados, a generar bloques y tuvimos que brincarnos el desarrollo de los bloques y empezamos a generar un desarrollo global, en teoría”, afirmó.

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“Como concepto la globalización es una utopía porque implica muchísimas cosas que hoy se están revirtiendo. La sobreexplotación y todas esas consecuencias negativas (cambio climático, desigualdad, pobreza) es porque se rompió el equilibrio y de repente queremos estar en la dinámica de la globalización, pero en realidad no tenemos el alcance para lograrlo, ni los recursos, ni la experiencia, ni capital humano”, detalló Ramírez Uresti.

Y añadió que lo que genera este desequilibrio es que los países empiecen a tener una brecha económica mucho más grande, cosa que probablemente no hubiera sucedido si hubiéramos llegado al ámbito global de manera paulatina, desarrollando primero las regiones. Así no existiría una brecha tan grande entre los países ricos y pobres, “que hoy se ha profundizado tremendamente”.

Las políticas neoliberales que se han aplicado a América Latina produjeron una heterogeneización de la fuerza laboral y una profundización de la brecha social que complican la transición hacia una ideología socialdemócrata, pero tiene oportunidades de florecer en países con democracias más consolidadas como Uruguay, Chile o Brasil.

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“La propuesta de redefinir la globalización es algo que se abordó en el Foro Económico Mundial de Davos 2024 y que se está abordando en los foros globales porque es evidente que el fin de la globalización, como la conocemos, está cerca”, nos dijo Arlene Ramírez.

“No estoy diciendo que se va a acabar la inercia comercial, pero sí se necesita cambiar el patrón de la globalización, sobre todo pensando en si se quiere vivir con menos inflación, con más empleo, con menos desigualdad. Naciones Unidas va a hablar de esto en cuanto llegue la evaluación de la agenda hacia el 2030 y vea la mayor parte de los países sin los objetivos cumplidos”, finalizó la especialista.

La ideología socialdemócrata es un vía para conseguir un punto medio de gobierno que sí atienda las necesidades de la ciudadanía y permita al mismo tiempo el desarrollo económico de la iniciativa privada, pero tenemos un grave problema en Latinoamérica: la polarización, esa herramienta electoral en la que se que recarga la clase política más por permanecer en el poder que por cumplir con su función, que al final debería ser buscar el bienestar de los gobernados.

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