“Nos quedamos sin ganas de volver”, lamentan turistas colombianos deportados de manera arbitraria en el AICM

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“Yo estaba muy ilusionada de conocer México. El viaje fue un regalo que me hizo mi tío por graduarme como enfermera. Llegué muy feliz, pues desde que vi la película Coco me enamoré de la cultura y la gastronomía mexicanas. Lo que más quería conocer era el acuario (Inbursa), y quería probar los tequilas, los tacos…”, nos dijo con tristeza Leidy, una joven colombiana de 19 años que padeció los maltratos del personal del Instituto Nacional de Migración (INM) al llegar hace unos días al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).

Leidy, junto con su tío Josimar (nombres ficticios a petición de las víctimas) y otro amigo de la familia, fueron deportados sin explicación alguna siete horas después de haber pisado suelo mexicano. “‘Pinches olorosos’, ‘pinches colombianos’, nos decía un agente que nos vigilaba en un cuarto sin ventilación, donde estábamos como 40 personas, la mayoría colombianos. Había gente que llevaba dos o tres días ahí. Nos quitaron el equipaje, celulares, pasaportes, no nos dejaban hacer llamadas…”, nos contó Josimar, comerciante originario de Bogotá.

Incluso Ricardo -un mexicano que los acompañaba desde Colombia y que les facilitó una carta invitación para demostrar que los hospedaría en su casa- sufrió agresiones verbales y hasta golpes por parte del personal migratorio y elementos de las Fuerzas Armadas. “‘No se ande prestando para esas cosas, joven. No ande haciendo usted eso’, me regañó una agente de Migración por haberme formado en la fila con mis amigos colombianos”, nos relató el ingeniero en sistemas de telecomunicaciones que regresaba de vacaciones desde Bogotá.

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Situación que va de mal en peor

“Se ha recrudecido (el maltrato contra extranjeros en los aeropuertos). Además del desinterés de los gobiernos para cumplir con los derechos de estas personas, el INM no asume su función protectora ni de derechos, ni del debido proceso, sino que se asume como guardián frente a perfiles que considera peligrosos, problemáticos, ‘que se van a quedar’, pero que en realidad no es corroborado. Hay saña contra perfiles racializados o personas que parezcan pobres y que no lleven dinero”, nos explicó Luis Carrancá, abogado de la Clínica Jurídica para Personas Refugiadas, de la Universidad Iberoamericana.

Y es que este tipo de denuncias no son nuevas. Por ejemplo, en el sexenio anterior, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió una recomendación al INM tras acreditar maltratos por parte de 17 servidores públicos del instituto contra 21 personas provenientes del extranjero, quienes llegaron por las terminales 1 y 2 del AICM, entre el 6 de julio de 2014 y el 17 de junio de 2015.

En marzo de 2021, la prensa colombiana informó que el Ministerio (Secretaría) de Relaciones Exteriores de la nación sudamericana envió una carta a la cancillería mexicana para expresar “la gravedad de la situación que viven los colombianos al ingresar a ese país”. Según la misma nota, el entonces viceministro de Relaciones Exteriores, Francisco Echeverri, agregó que de los 600,000 colombianos que viajan cada año a México, 4,500 no fueron admitidos en 2020.

De acuerdo con otros reportes periodísticos, entre 2017 y 2019 México negó la entrada al país a 15,407 colombianos. Mientras que según el consulado de Colombia en México, cada día entre 10 y 15 personas de esa nacionalidad son rechazadas en los aeropuertos mexicanos.

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“Es una situación muy lamentable, porque no solo el cuerpo diplomático colombiano ha presentado quejas o extrañamientos: tenemos noticias de que también lo han hecho Ecuador o la embajada de Pakistán. Sin embargo, lo que hacen las autoridades mexicanas es solucionarlo por la vía diplomática: por ejemplo, hacen visitas guiadas por el aeropuerto y el INM convence a las autoridades de los otros países y estos tienen que decidir si le creen a sus connacionales o si arriesgan su relación con México”, nos precisó Luis Carrancá.

“Nos trataron como delincuentes”

“Estuvimos siete horas encerrados, incomunicados, no nos dejaban hacer llamadas. Al salir de ese cuarto, solo nos dieron la maleta y nos custodiaron hasta el avión de regreso. Había cinco agentes encima como si uno fuera delincuente. El pasaporte nos lo entregaron en Colombia y nunca se nos dio una explicación de por qué fuimos deportados”, nos contó Josimar.

Por su parte, Leidy nos relató: “nos dijeron (los de Migración) que simplemente no cumplimos con los requisitos, aunque teníamos los papeles en regla. En el cuarto me hablaron muy feo, me hicieron sentir como si yo fuera presa, como si hubiera hecho algo malo. Llegamos al mediodía a México y como a la una ya estábamos encerrados en el cuarto. Hasta las siete de la tarde llegó la comida y un niño de dos años había estado llorando porque quería un jugo, pero no les importaba nada. Los baños súper feos, colchones rotos… pedí papel y me ignoraron”.

Al respecto, Luis Carrancá, defensor de personas en contexto de movilidad, nos dijo que en la Clínica Jurídica para Personas Refugiadas han identificado tres perfiles que son objeto de mayor escrutinio por parte del INM: “en primer lugar, personas venezolanas; en segundo, colombianas, y en tercero, ecuatorianas. Estas tres nacionalidades muestran un incremento desproporcionado respecto de este escrutinio o arbitrariedad en los aeropuertos”.

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Sin embargo, nos aclaró el activista, ninguna nacionalidad se libra de un agente migratorio que pretenda extorsionar, o de los sesgos discriminatorios a partir de elementos apreciados por  el agente: “hay ciertas nacionalidades respecto de las cuales hay una seña particular y que tiene que ver con esta idea de que son personas que suelen mentir en los centros migratorios, pues en realidad quieren quedarse o ir a Estados Unidos”.

Hacen falta observadores y reformas legales

“Todo esto queda impune porque hay un velo de opacidad al entender las áreas del aeropuerto como ‘estériles’, es decir, que solo pueden entrar Migración, las Fuerzas Armadas y las personas que pretenden internarse. Esto permite que Migración incluso fabrique constancias o documentos y obligue a la persona a firmar. A personas que quieren solicitar la condición de refugiado, el INM les obliga a firmar como turistas y nada de esto se puede comprobar porque la CNDH y la sociedad civil son ajenas”, abundó Carrancá.

El abogado nos señaló que se debe permitir el ingreso de abogados en las zonas de revisión migratoria en los aeropuertos, además de un monitoreo constante de la sociedad civil para que las personas que lo necesiten tengan la defensa jurídica necesaria: “la CNDH, a partir de sus propias facultades, podría luchar por ingresar, pero aun así Migración tiene mucho poder al respecto”.

“Tiene que haber una reforma legal, no solo para que se permita entrar a la CNDH y sociedad civil, sino para que se les reconozcan facultades de monitoreo, vigilancia, cumplimiento de derechos y se les dé credibilidad a estas instancias sobre lo que reporten”, añadió el experto.

Al final, Josimar no ocultó su decepción y enojo por el maltrato recibido: “fue nuestra primera vez en México y nos quedamos sin ganas de volver; no entiendo en qué concepto nos tienen a los colombianos allá”.

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