En lo que va del año, la CDMX no ha respirado aire limpio ni un solo día (Parte I)

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Un asesino silencioso está matándonos poco a poco. Una nueva investigación científica, retomada por el periódico inglés The Guardian, alerta sobre los peligros que la contaminación del aire trae a la salud de las personas alrededor del mundo. 

Desde enfermedades mentales hasta el deterioro de los órganos y células de todo el cuerpo, los agentes contaminantes que respiramos todo el tiempo se están convirtiendo en una emergencia pública.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta epidemia global -que afecta al 90% de la población en el mundo- ha provocado la muerte prematura de 8.8 millones de personas alrededor del planeta, cifras que se alejan a un ritmo alarmante de las estimaciones que se tenían para este fenómeno que eran de siete millones de muertes.

Catalogada como una de las ciudades más contaminadas en el mundo, la capital de nuestro país no se salva de este fenómeno, como han podido comprobar sus habitantes en los últimos días

Con altos niveles de contaminantes en el aire, incendios en zonas aledañas al área metropolitana, falta de un protocolo ambiental, políticas que favorecen el uso del automóvil, sumado a la pasividad de la nueva administración, parece ser que la CDMX está al borde del colapso, también, en materia ambiental

La realidad ya nos alcanzó

En 2013 el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) ya reportaba 1,823 muertes prematuras por partículas contaminantes de 10 micrometros (PM10), 7 veces más pequeñas que un cabello humano.

Para 2017 el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo registró poco más de 2 mil muertes en la Zona Metropolitana del Valle de México tan solo por la contaminación provocada por el transporte terrestre.

De acuerdo a un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el aire se encuentran partículas contaminantes aún más pequeñas como las de 2.5 micrómetros (PM 2.5), 28 veces más pequeñas que un cabello y causantes de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y hasta cáncer.

Estas partículas son generadas por fenómenos naturales, como los incendios que se han vivido en los alrededores de la Ciudad en los últimos días, así como por la combustiones producidas por la industria y los automóviles.

¿De qué nos estamos enfermando?

De acuerdo a Carlos Álvarez Flores, experto en gestión de residuos y cambio climático y presidente de México, Comunicación y Ambiente A.C., órganos como pulmones, corazón, cerebro, páncreas, vejiga, riñones, esófago y estómago son afectados por la contaminación del aire.

En Cuestione revisamos los daños a la salud que provoca cada contaminante de acuerdo a lo publicado por la Dirección de Monitoreo Atmosférico de la Ciudad de México.

Nuestro cuerpo es un filtro

Stephan Brodziak, de El Poder del Consumidor, nos compartió un estudio realizado por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), The Danish Ecological Council y Soot Free for The Climate, en el que exponen la capacidad de absorción de contaminantes del cuerpo humano.

El estudio revela que en paradas de autobuses, así como dentro de los autos y autobuses de la capital, los niveles de partículas contaminantes suelen ser más altos. Por ejemplo, encontraron que en un área con 70 mil partículas por centímetro cúbico una persona inhalará alrededor de 35 millones de  partículas de escape por respiración. Pudiendo quedar almacenadas en el cuerpo.

Para que tengas una idea del tamaño tan diminuto de las partículas PM 2.5 (micrometros), Stephan nos recuerda que el diámetro de un cabello mide 70 micrometros, o sea que es 28 veces más grande que una de esas partículas. Por esta razón las PM 2.5 entran de manera directa y sin obstáculos a los sistemas respiratorio y circulatorio. 

Más días contaminados

De acuerdo a cifras de la Dirección de Monitoreo Atmosférico de la Ciudad de México, desde el 1 de enero hasta el 20 de mayo de este año, los habitantes de la capital del país hemos vivido 131 días con mala calidad de aire (por arriba de los 100 puntos del Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA)). 

Es decir: en ese periodo, solamente nueve días hemos tenido una calidad de aire “regular” mientras que de los restantes, nueve han sido de calidad “muy mala” y 122 de un nivel “malo”. No hemos tenido ni un solo día con aire bueno.

En nuestra siguiente entrega, te vamos a desmenuzar cómo se mide la contaminación en nuestro país, las opiniones de expertos en el tema y los retos a los que se enfrenta la nueva administración para poder plantear una solución a este problema creciente.

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