La Guardia Nacional cuidando el Metro de la CDMX es un arma de doble filo

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Luego del accidente en el Sistema de Transporte Colectivo (SCT) Metro que sucedió el 7 de enero de 2023, cuando chocaron dos trenes en la Línea 3 dejando un saldo de una joven fallecida y 106 lesionados, el gobierno capitalino comenzó a manejar la hipótesis del “sabotaje” a las instalaciones del STC por lo que la vigilancia de las instalaciones del Metro quedó a cargo de de la Guardia Nacional, como te contamos en esta nota.

La presencia de los elementos de esta agrupación -que supone ser una policía civil pero está supeditada a las estructuras de mandos militares- no es por sí misma una violación a los derechos de la ciudadanía, pues en términos apegados a la Ley, es su obligación salvaguardar la integridad de las personas cuando se requiera, nos dijo el abogado y catedrático de la UNAM, José Antonio Álvarez León.

Sin embargo, esta medida es un arma de doble filo, explicó el especialista. Agregó que  “siempre es mejor que los mandos policiales y sus estructuras sean entre civiles porque la figura castrense tiene, para empezar, otra naturaleza, operan de manera diferente, entienden las órdenes de manera diferente y no es su tarea fundamental”.

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“Su obligación -la de la Guardia Nacional- es garantizar la seguridad de las personas, incluso creo que en algunas circunstancias se tardaron, porque el Metro de la Ciudad de México ya se ha convertido, en algunos aspectos, en tierra de nadie y en parte es porque no hay una seguridad adecuada”, nos dijo el abogado.

Pero la presencia de los elementos de la Guardia Nacional en las instalaciones del Metro tampoco ha evitado que sigan sucediendo hechos lamentables, nos comentó Daira Arana, especialista en temas de militarización y directora de Global Thought MX, una organización mexicana de análisis sobre asuntos internacionales.

Ejemplo de esto es el caso de la adolescente de 16 años María Angela Olguín Bustamante, quien desapareció al exterior de los baños públicos en la salida G del paradero de Indios Verdes, al norte de la Ciudad de México, el jueves 19 de enero de 2022 y quien fue encontrada con vida días después, pero con signos de violencia.

“La presencia de la Guardia Nacional, más la seguridad que se brinda a partir de la Policía Bancaria, Industrial o de la Policía Auxiliar de la Ciudad de México no impidieron que esa chica desapareciera. Incluso con la existencia de un sistema de cámaras, ¿hacia dónde están los monitores esas cámaras? ¿Qué estaba haciendo el personal de la Guardia Nacional?”, se pregunta Arana.

La evidencia ha demostrado que la manera de operar de los elementos de la Guardia Nacional en el Metro sí está teniendo limitaciones de otros derechos que tiene la ciudadanía, resaltó la especialista.

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Un derecho que se ha visto violentado por la medida de vigilancia por la que optó el gobierno de la Ciudad de México a cargo de Claudia Sheinbaum, es el de protesta.

Por ejemplo, el viernes 13 de enero de 2022 jóvenes se manifestaron en la estación Tlatelolco de la Línea 3 del Metro en contra de la presencia de la Guardia Nacional, por lo que elementos de este cuerpo de seguridad y la Policía Bancaria detuvieron a un manifestante por presuntamente realizar pintas.

El secretario de gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, informó poco después que el joven fue liberado y los elementos de la Guardia Nacional fueron sancionados.

Lo mismo pasó con Viviana Salgado, quien fue detenida por haber arrojado unas aspas de lavadora a las vías del Metro. Salgado pasó dos días en el Ministerio Público y otros dos en el penal de Santa Martha Acatitla luego de que los policías y elementos de la Guardia Nacional que la detuvieron presentaron declaraciones presuntamente falsas ante el Ministerio Público.

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Daira Arana, especialista en temas de militarización, destacó que lo preocupante es que “si las autoridades no son eficientes hay muchos derechos ciudadanos que se ven limitados” y eso es lo que está sucediendo, ya sea por la prisa de contener las críticas que se le han hecho a Sheinbaum al respecto de los incidentes en el Metro o por tratar de justificar la utilidad de mantener a la Guardia Nacional en tareas civiles.

Lo cierto es que sin reglas claras ni mecanismos que monitoreen y regulen la convivencia de los cuerpos castrenses con la ciudadanía, quedamos todas y todos más vulnerables que protegidos.

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