Andrés, ahora sí eres indefendible

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Soluciones de fondo, no dinero

Andrés,

La expectativa era mucha y sabía que, por tanto, la decepción podía ser mayúscula. Pero honestamente pensé que te equivocarías con errores más estratégicos, que “alguien” te pondría “un cuatro” a ti o a alguno de tus allegados; o que las cuentas no te darían para cumplir con todas las promesas.

Ni en mis pesadillas más “derechairas” creí que en donde te equivocarías sería con ellos y ellas, los más vulnerables, los niños y las mujeres violentadas, y con ello –aún no lo ves– te diste un balazo en el pie con una parte importante de los que te apoyamos durante casi dos décadas.

¿Muerto el perro y se acabó la rabia? ¿Por eso, en lugar de sanear, estructurar, depurar, supervisar el Programa de estancias infantiles o la Red Nacional de Refugios, los eliminas de un plumazo? Entonces, ¿a dónde paso por mi “mordida” para mi guarura personal, porque la policía está corrompida; por la lana de mi médico, porque el IMSS está corrompido?

Mordida, cochupo, soborno, como lo quieras ver. Eso es lo que es. Se lo ofreces a las mujeres que trabajan a cambio de que no pidan un programa efectivo que les garantice que sus hijos estarán bien cuidados, mientras que ellas buscan su desarrollo profesional y personal.

Se lo ofreces también a las mujeres que sufren violencia, que –finalmente– se atreven a salir de sus casas, muchas veces con sus hijos en brazos, para pedir ayuda y tú las recibirás con un cheque, ¿es en serio? Cuando en ese primer momento de terror y valentía, lo que necesitan es un abrazo, un techo y la certidumbre de que mañana no estarán muertas.

México tiene todos los ingredientes para decirle “no” a las mujeres. No a tener una vida libre de violencia. No a salir sin miedo a la calle. No a tener expectativas laborales. El gobierno tiene la obligación de convertir esos “no” en “sí”. A billetazos, no lo harás.

La expectativa de tu llegada al gobierno era alta –estoy consciente–, lo supe ese 1 de julio que cruce tu nombre por tercera vez en la boleta; estuve al tanto cuando con mis vecinos nos decíamos “ahora sí vamos a ganar”. Pero la decepción de tus “políticas” en contra de las mujeres, no la vi venir.

Puedes ser todo lo “proigualdad” en el discurso, pero si no emites políticas estructurales que allanen el camino para ellas –para nosotras– tus palabras están huecas.

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