Cómo recetar Paracetamol para un cáncer

Compartir:

- Advertisement -

¿Salinas secuestra mujeres en el metro?

Si a uno lo diagnostican con viruela pero tiene pancreatitis, es bastante probable que uno se muera. ¿Cierto? Si el diagnóstico es el equivocado, el remedio podría no funcionar. O, por ejemplo, si uno se acerca al diagnóstico, digamos, cáncer en la garganta, pero decide tratárselo con Broncolín y limpias de un chamán, pues puede ocurrir un milagro y capaz se cura. Pero lo más seguro es que no sea así.

Eso pasa con el país y el gobierno de Andrés. Partiendo del supuesto de que sus diagnósticos son los correctos, luego aplica unos tratamientos un tanto heterodoxos. Los defensores de la Cuarta Transformación pueden alegar que los remedios ortodoxos nos llevaron a tener un país en ruinas y ahora, para salvarnos, nos están recetando medicinas poco ortodoxas. ¿Les van a funcionar? Es difícil de saber en este momento. Pero, en lo que son peras o son manzanas, el enfermo sigue con fiebres altas, dolores en el cuerpo y medicina homeopática.

Esto del tratamiento es particularmente dramático en una parte del diagnóstico que es completamente difícil de compartir con el doctor Andrés. Él dice que el pueblo es bueno, es sabio, honesto y que se ha visto obligado a robar (lo mismo gallinas, que predios, que gasolinas) por la pobreza y falta de oportunidades.

Es como decir: le dio cáncer por fumar. Pues sí.

El problema es que para curarlo de sus males (los que tiene identificados el médico López Obrador), ha decidido darle un tratamiento de agüita de tiempo y lecturas de superación personal porque, dice, no va a agredir al paciente con quimios.

Sí, o sea, el presidente López Obrador dice que no va a actuar judicialmente en contra de quienes hayan robado gasolina por necesidad. Muy bien. Que no va a voltear al pasado para perseguir a los expresidentes (aunque los agarre a trapazos todos los días y esté esperando la resolución del pueblo bueno sobre los juicios en contra de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña). OK. Ya dijo, también, que todo es culpa de la corrupción (todo, sí, todo) pero no va a mover un dedo en contra de los sindicatos corruptos… ni de los políticos corruptos. Ni de los empresarios corruptos. Ni de nadie corrupto.

Su solución para todos los problemas del país son: poner el ejemplo y no robar. Muy bien. Acabar con la corrupción. ¿Cómo? Fácil: ellos no son corruptos ergo no va a haber corrupción. Tssss. Tan fácil. Y luego, ya para rematar, vamos a inculcarles algunos valores a los del pueblo bueno porque aunque son bien buenos, pues han sufrido degradación social, desintegración familiar y otras cosas feas que a él le preocupan mucho. ¿Cómo? Fácil: les imprimimos una cartilla moral con valores de hace un siglo, se las damos y ya. Bueno. Cada quien sus soluciones.

El problema, insisto, radica en eso del “pueblo bueno”. Si el pueblo es bueno y los políticos, el neoliberalismo, Salinas y Calderón son los malos, ¿cómo explicar el miedo? Más allá: ¿cómo atajar a la muerte? O simplemente: ¿cómo va a evitar el mandatario que dejen de secuestrar a las mujeres, de violarlas, de matarlas y abandonarlas como bultos en cualquier calle?

La Cartilla Moral de Alfonso Reyes ni siquiera menciona la palabra mujer. Ni una sola vez. Y mientras el buen Andrés se echa discursos sobre la moral y la familia y repite hasta el hastío, a grito pelado, su ya famoso “me canso ganso”, a las mujeres las siguen persiguiendo, acosando, manoseando, secuestrando, violando y mutilando. Matando.

Se ha vuelto común ver en redes sociales denuncias de ellas, de nuestras madres, primas, sobrinas, hijas, hermanas, tías, abuelas. De ellas, las mujeres. Las están tratando de secuestrar y por eso alcanzan a contarlo. Porque quedó en un intento que ya comienzan a documentar, ellas, solas. Elaboran un mapa de los lugares donde las están tratando de, insisto, secuestrar, violar, matar. A ellas.

Andy, mientras, habla de pipas, del hauchicol, se ocupa de los expresidentes, nombra personajes extraños en puestos clave, fustiga al FMI, le dice a las calificadoras internacionales qué deben tomar en cuenta para elaborar sus dictámenes. Pero no dice una sola palabra sobre ellas. Sobre las mujeres. ¿No le importan? ¿Qué ocurre en la cabeza del mandatario que eligió como fiscal de la República (ajá, sí, ya sé, lo “eligió” el Senado) al mismo señor que era el encargado de la seguridad pública del país cuando la violencia se disparó, cuando Ciudad Juárez se cubrió de cruces rosas, cuando el robo de gasolina comenzó en este país?

¿Quizás la solución la tiene la Guardia Nacional? Pero, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública de México era secretario particular del presidente que vio nacer este nuevo tipo de violencia generalizada y que, dicho sea de paso, no hizo nada por detenerla.

Si, Gertz Manero y Alfonso Durazo fueron integrantes de aquel, el gobierno más incompetente del Siglo XXI, el encabezado por el disparate ese llamado Vicente Fox.

El diagnóstico del compañero Andrés es que el pueblo bueno va a dejar de robar cuando reciba sus apoyos sociales y lea la Cartilla Moral. ¿Se detendrán los asesinatos, las violaciones, los secuestros? ¿Las redes de trata de personas, ese negocio ilegal tan redituable como el narcotráfico o el comercio de armas se detendrán para irse a Banco Azteca a cobrar sus $1,200 pesitos?

¿O acaso la culpa es de Peña Nieto, Calderón y compañía? ¿Salinas está secuestrando muchachas en una camioneta blanca afuera del metro Mixcoac?

A mi me parece, más bien, que quienes cometen todos esos crímenes, impunemente, son integrantes del pueblo que, de bueno, no tiene nada. Y que, como el diagnóstico del doctor Andrés es el de atender una leucemia con Paracetamol y sermones, la cosa no va a tender sino a empeorar.

Como a él, a don Andrés, le gustan mucho los clásicos, le voy a recomendar uno que, aunque no es mexicano, algo sabía de leyes. Era francés, pero el texto lo dejaré aquí en español. Es conocido en el mundo como Montesquieu, uno de los grandes de la Ilustración y de los grandes de la Revolución Francesa. Él, escribió esto en su “El espíritu de las leyes”:  No hay que llevar a los hombres por las vías extremas; hay que valerse de los medios que nos da la naturaleza para conducirlos. Si examinamos la causa de todos los relajamientos, veremos que proceden siempre de la impunidad, no de la moderación en los castigos. Secundemos a la naturaleza, que para algo les ha dado a los hombres la vergüenza: hagamos que la parte más dura de la pena sea la infamia de sufrirla.

Ojalá alguien le hable de Montesquieu a Andrés.

O también podría salir a darse una vuelta a la calle de Correo Mayor, atrasito de su oficina, para ver en acción a ese, su inexistente “pueblo bueno”.

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.