Dándonos el avión

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Escuché a un analista político – que respeto – explicar lo que, en su opinión, representa la genialidad del presidente López Obrador al ofertar la rifa para “deshacerse” del problema del avión presidencial. 

Explicaba que al proponer la rifa e involucrar a todos sus seguidores en “una solución” a la no-venta del avión, transfirió su problema político personal a los hombros de todos los mexicanos. Ahora sí, dijo el analista, si no se reúne el dinero, es culpa de la población y no del presidente. Genial forma de seguir evadiendo su responsabilidad.

Es posible que tenga razón. Lo cierto es que, según las encuestas, las dos propuestas que más encariñaron a los votantes con López Obrador, fueron la venta del avión presidencial y la desaparición del Estado Mayor Presidencial. El avión no se había vendido y la onerosa renta que se erogaba por su estancia en California empezaba a jugar contra la imagen presidencial. 

El Estado Mayor Presidencial es otra cosa: se dijo que estaba disuelto, aunque sigue apareciendo en el resguardo del Presidente, secretarios del gabinete y legisladores de Morena, además de haber resguardado a Evo Morales

Sin embargo, la pregunta obligada es si es aceptable, ética y legalmente, que el presidente pueda disponer, sin responsabilidad alguna y con cierto dejo de frivolidad, de los recursos del Estado para la exclusiva función de proteger su imagen personal. Esto, porque es evidente que ésta rifa no podrá cumplir sus dos propósitos públicos: pagar lo que falta para liberar a México del compromiso económico del avión de 200 millones de dólares y, simultáneamente, financiar al INSABI. 

El gobierno de la 4T tiene como costumbre encubrir su verdadera intención de acceder a una ventaja política empastándola con un discurso falso de preocupación por lo social (en este caso, anuncia que el dinero recaudado va a financiar el sistema de salud, cuando en realidad se tendrá que emplear para pagar el avión).

Un ejemplo parecido es lo que hizo López Obrador cuando era jefe de Gobierno y que Sheinbaum repite ahora: promueve un boom inmobiliario sin planeación pero usando como justificación la falsa intención de promover vivienda de interés social “para los más necesitados”. 

Hoy, como antes, el boom inmobiliario tendrá como propósito fundamental la rentabilidad que ofrece la gentrificación de la Ciudad de México. En los últimos 20 años de gobierno del PRD-Morena sólo el 5% de las viviendas construidas en la ciudad correspondían a interés social. El otro 95% era vivienda de interés medio y alto-premium. Obviamente el alegato sobre vivienda de interés social es la cortina de humo para justificar el boom.

Igualmente, con el avión la 4T administra un discurso ocultador contrario al interés nacional. La rifa no atenderá la salud, porque pagará la deuda de un avión que mejor serviría para que el presidente viaje por el mundo defendiendo al país, en vez de ocultarse en su palacio de las concesiones hechas a Donald Trump

Eso, mejor que darnos el avión.     

@rpascoep

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