De princesas y niñas en peligro

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¿Casarse las hará felices para siempre?

Las princesas Disney son casi el primer referente de muchas niñas: Cenicienta, Aurora, Jazmín, Blancanieves y Bella. La mayor tiene 19 años, la menor 14. Sus historias giran alrededor del matrimonio: casarse las hará felices para siempre. Un modelo peligroso en un mundo en el que cada dos segundos una niña es obligada a contraer matrimonio forzado.

Para finales de esta década, de acuerdo a la organización Save the Children, se calcula que 142 millones de niñas habrán sido obligadas a casarse. En algunos países el matrimonio forzoso se concerta entre menores, sin embargo que niños varones menores de 15 años estén casados (0.3%) es excepcional. Por el contrario, de acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas, cada año 12.6 millones de niñas contraen matrimonio antes de cumplir los 18 años. Es decir, 34,500 niñas por día. La mayoría se convierten en madres prematuras.

Las hijas a menudo se consideran una carga y el ponerlas bajo la tutela masculina, se cree que las protegerá de violaciones, pobreza, hambre y otros tipos de violencia. A veces estos matrimonios se arreglan con hombres que tienen una gran diferencia de edad. Esto las pone en una situación aún más vulnerable y les hace más dificil ejercer sus derechos humanos.

Mientras hay países que están aumentando la edad legal para contraer matrimonio y definiendo lo que es consentimiento para mantener relaciones sexuales de manera que proteja a las personas para que sea tomada en cuenta su voluntad informada, en Chile acaban de dar marcha atrás a un anteproyecto de ley en el que se proponían cambios al Código Penal: uno era tipificar la violación o abuso dependiendo de los niveles de resistencia de la víctima y que de acuerdo a ello tuvieran penas diferentes. Si no hubiera resistencia por parte de la víctima sería aún más difícil de lo que ya es probar la violación con este proyecto.

Otra propuesta polémica del mismo proyecto, era reducir la edad de consentimiento sexual de 14 a 12 años. El anteproyecto no pasó, pero sorprende que en medio del debate mundial en el que la justicia le está fallando a las sobrevivientes de violación como en el caso de La Manada en España, en el caso de Lucía Pérez en Argentina, en México el caso de “Los Porkys” – donde solo uno de los cuatro implicados en el abuso sexual de una menor enfrenta proceso por pederastía-, exista un intento de modificación de ley que refleja la tolerancia a la pederastía que existe en la sociedad latinoamericana.

Pero Chile no es el único país donde la justicia y las leyes directamente perpetúan el patriarcado y mantienen – o proponen nueva-  legislación discriminatoria basada en género y en la orientación sexual. Hace pocos días, la Audiencia Provincial de Madrid en España, absolvió a un hombre del delito de abusos sexuales porque el tribunal consideró que la víctima, una niña de 11 años, parecía de más edad.

La edad mínima de consentimiento sexual tiene como objetivo proteger a los y las adolescentes de los abusos y de las consecuencias de tener relaciones si sucede que son presionados o no son plenamente conscientes de sus derechos y lo que implica una relación sexual temprana. Un millón de niñas menores de 15 años dan a luz cada año de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud, la mayoría resultado de la violencia y de la falta de oportunidades y protección.

Debemos dejar de normalizar el embarazo adolescente y las relaciones sexuales de personas adultas con menores de edad en una lógica de dominación masculina sobre los cuerpos de las mujeres, niños, niñas y adolescentes. El caso de Chile y el primer lugar que ocupa México en embarazo adolescente, de acuerdo a la OCDE, nos debería empujar a revisar nuestra propia legislación y cómo andamos en la protección de nuestras propias niñas.

En la agenda legislativa un tema urgente debe de ser modificar las leyes que son una barrera a la justicia porque están hechas bajo el supuesto de que niñas y mujeres están para el consumo de un tipo de hombre machista. Debemos empujar una agenda en la que en la ley haya cero tolerancia a la pederastía, pero sobre todo que la condena social predomine en los hombres y las mujeres para garantizar la justicia a las niñas y mujeres, y promover un cambio cultural en el que las niñas tengan las herramientas y oportunidades para decidir sobre sí mismas lo que respecta a su sexualidad, afectividad y su reproducción.

@magdacoss

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