El Estado laico y la izquierda silenciosa

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Me acuerdo de tantas cosas.  Me acuerdo de cuando Vicente Fox, entonces en campaña, levantó una imagen de la Virgen de Guadalupe. Los que nos sentimos de izquierda, protestamos: “está violando la laicidad del Estado” dijimos indignados.

Después, ya como presidente, Fox se arrodilló frente al papa Juan Pablo Segundo y le besó la mano. Le besó la pinche mano a otro jefe de Estado. Muy respetable su religión y creencias (claro, en esa época aún no teníamos la certeza de que la Iglesia Católica estaba llena de pederastas y de quienes los protegían), pero Fox estaba en una visita oficial representando a la nación laica que lo eligió.

“¿Y el Estado laico?” fue el titular de La Jornada al otro día. Los izquierdistas estábamos furiosos. El PRD, que en esa época era el partido de Andrés Manuel López Obrador, criticó duramente el hecho. Carlos Navarrete, entonces Secretario General del partido, dijo que el hecho demostraba que Fox “no es un hombre de Estado”. 

Hasta los evangélicos le mandaron un “extrañamiento” al presidente. En esa época no había ni grieta ni duda en la izquierda mexicana: no se mezcla la política con la religión y punto.

Y cómo hemos cambiado. Hoy, la izquierda “institucional”, representada presumiblemente en Morena, mira con alegría como se mezclan y juntan odas religiosas con discursos políticos.  Martí Batres acude feliz al homenaje del líder de La Luz del Mundo – otro que hoy está bajo proceso por pederasta – y la izquierda no sacude ni una pestaña. Tuvo que ser El Universal quien destapara el escándalo de que fue en Bellas Artes, que es del Estado, el lugar donde sucedió el evento.

El presidente López Obrador ni se raspó: dijo que hay que ser tolerantes – que es especialmente irónico viniendo de él, que detesta a todos los que piensan distinto. Después, el regalo a los evangélicos: serán ellos quienes llevarán la Cartilla Moral a los mexicanos, sin duda acompañado de sus propias enseñanzas religiosas.

¿Qué dice la izquierda de Morena? Nada. ¿Todos los intelectuales, artistas, los y las progresistas al respecto? No mucho. ¿Y qué hay de que el presidente de México insista en hacer referencias bíblicas y lance alabanzas a Jesús desde su investidura? Un profundo silencio desde quienes en alguna época condenaron con furia que los gobernantes panistas o priistas mezclaran la religión con la política.

Hasta les darán concesiones de radio y televisión. Arturo Farela, presidente de Confraternice (una asociación de iglesias evangélicas) dijo a Proceso que el gobierno les dará espacio para conformar un aparato de propaganda religiosa, moral, política y gubernamental, desde donde apoyarán a AMLO. Nadie lo desmintió.

Sí, la izquierda ha cambiado mucho. Hoy sufre mucho menos. No le duele el cierre de estancias infantiles, ni los recortes a la cultura; no padece esa indignación sistémica contra la concentración de poder ni los abusos que pueda cometer.  No se manifiesta en defensa de los sectores discriminados, ni le preocupa el medio ambiente. No, hoy promueve las rancias ideas de la muy misógina Cartilla Moral, y mira encandilada los sermones que desde el púlpito entrega el presidente cada mañana. No les importa que diga cosas inverificables o directamente falsas: él tiene otros datos y le tenemos fe.

Extraño a la izquierda en la que crecí. Esa izquierda combativa pero analítica, crítica e intelectual. Nunca logró realmente gobernar, y supongo que por eso se ha ido desmontando. Pero era importante que existiera su voz.

Hoy, lo que se impone es el silencio. 

@lev_strozzi

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