El tren de las mujeres

Compartir:

- Advertisement -

No me gusta subirme a un tren solo porque alguien más se sube y, mucho menos, cuando tooodo el mundo se sube.

No soporto el tema de la pose, de la presumidera, ni la imperiosa necesidad que tiene tanta gente por exhibir que hizo lo mismo que todos hicieron. Alucino que de pronto, todos seamos amaaaantes de Van Gogh , especialistas en Fórmula 1, faaans de Maroon 5 “te lo juuuuro desde su primerititita canción” -dice la que no tiene NPI de cuál fue la canción- y todas esas monadas para las que las redes sociales son tan útiles.

En resumen, el famosísimo y mejor conocido: #trendelmame, no es lo mío.

Pero de pronto, la vida te pone enfrente trenes que no puedes ignorar y eso me pasó esta semana con el movimiento que convoca a un paro nacional de mujeres y que toma, cada vez, más fuerza. 

¿Qué creo yo de las manifestaciones feministas y el tema en general?

Pffff

Es muy complicado, porque por un lado creo que la violencia nunca debería de ser el camino, pero por otro, me parece que llega un momento en la vida en que para que las cosas cambien, romper patrones, lograr que la humanidad avance y el mundo te oiga, a veces, sí, sí es necesario sacudir el panal y alborotar el gallinero de una manera mucho más contundente. 

Tristemente, el mundo nunca se ha cambiado con memorándums.

Sería increíble que la civilización llegara a ese nivel de sofisticación, pero por el momento, seguimos en palitos uno, en dónde todavía hay que tirar y luchar contra demasiados esquemas y en el que las minorías no son la prioridad de la mayoría.

Creo también que la situación de la inseguridad en todo el país es alarmante, por decir lo menos. Que, efectivamente, no empezó con este gobierno (y ya por favaaar paren con el tren de: “pero antes no dijeron nada”, “pero ya estaba pésimo”, “pero fue culpa de X o Y” ¡paren de defender lo indefendible carajo!) pero que lejos de hacer algo para detenerlo, en este sexenio, se le ha echado gasolina. Porque al no perseguir, permite. Porque ha violentado a las mujeres de muchas formas dejándolas desamparadas: cerrando guarderías, descalificando cualquier situación y haciéndolas parecer responsables de lo que les pasa, dejando en libertad a los culpables -que sí por mi fuera, colgaría de los tanates, pero esa soy solo yo y mi mente desquiciada, ustedes disculpen-; anulando presupuestos en centros especializados de cáncer de mama, dejando sin tratamiento a miles de niños enfermos -¿se imaginan la angustia de esas mamás?-; o recortando y cerrando los centros para mujeres en condiciones de violencia extrema. En lugar de hacernos sentir seguras nos ha hecho cada vez más vulnerables y, por si fuera poco, haciendo como que no ve, y eso, eso me parece que ya es insostenible.

Creo que francamente y contrario a mis opiniones en cuanto a la civilización y las sociedades, normalmente más ecuánimes, es hora de hacer cosas al respecto.

Creo que hay muchísimas cosas que están pésimo. Pero hoy, hoy hablamos de las mujeres. De la total desprotección en la que nos encontramos TO-DAS y de que por más que haya muchos otros sectores violentados y, créanme ¡todos me importan! ahorita, dos segundos, bajémonos del tren de “los protectores de todas las causas juntas al mismo tiempo” y enfoquémonos en esta que está totalmente fuera de control. 

Porque lo más importante de todo este tema  -sin restarle absolutamente ni una raya de importancia a la gravedad y la urgencia de que tantas cosas cambien, se persigan y se sancionen- es que nos levantemos de nuestra comodísima silla y empecemos a participar como sociedad. 

Que sea la primera de muchas. Y que sea un grito  unánime de hartazgo, indignación y demanda de que las cosas tienen que cambiar. 

Por eso, me parece que la opción b de “si no puedes faltar ve de morado” es quitarle punch -aunque entiendo perfectamente la gente que tiene trabajos en donde las amenazan con despedirlas y que viven al día de su chamba-.  

pero…

¿Se imaginan el pu-ta-zo que sería que, en serio, ¡en serio! no hubiera UNA sola mujer en las calles? ¿Se imaginan el poder que eso nos haría sentir como sociedad?, ¿el mensaje que enviaría al mundo?, ¿al señor de las mañaneras? Nadie podría despedir a las que no fueron ¡porque ninguna fue! y porque es así de sencillo: somos indispensables para que México funcione, para que crezca, para que avance, para que produzca. 

Evidentemente no va a ser así. Porque no hemos entendido nada de cómo funciona una sociedad que levanta la voz regularmente. Porque nos da hueva. Miedo. Porque no hemos desarrollado el músculo de la participación ciudadana. “No es nuestro tema”, decimos cada vez.

Mientras nos mal informamos con las “noticias” que nos llegan por wa, nos dejamos llevar por estupideces como “son las abortistas” -como si una mujer eligiendo en libertad lo que quiere para su cuerpo tuviera que darnos miedo- o pensando que lo que va a engrandecer a México es que sigamos como si nada. Porque no entendemos que en este caso, la solidaridad no es cuestión de opinión, ni de si tenemos ganas, o de quién la organiza. Es cuestión de género. Nada más.

Este país está cada día peor y, en gran parte, es porque lo hemos permitido. Todos.

Y por eso, es tiempo de que despertemos. De que entendamos que el problema de UNO es el problema de TODOS y que asumamos de una vez que no solo somos responsables de lo que hacemos, lo que decimos y lo que defendemos, también eres responsable de lo que no haces, de lo que no dices y de lo que no defiendes.

El paro no va a resolver el problema. Y los oportunistas lo van a usar como bandera política. Y ya saben quién, lo va a descalificar, a minimizar y, chance hasta hará algún comentario pasivo/agresivo/machista. Probablemente, también, habrá grupos vandálicos infiltrados para que al día siguiente se den vuelo diciendo “ya veees, ooootra vez las viejas histéricas destruyendo todo” o el que más e impacta:  “Esas no me representan” -dice la señora desde su casa de vacaciones en Aca viendo el mar, mientras le sirven de comer tres mujeres, esas que hemos olvidado- . Y no faltaran señores que en sus chats y sus comidas hagan sus chistes, según ellos inofensivos y divertidísimos de que por fin se deshicieron de nosotras -mientras siguen mandando viejas encueradas porque eso sí, las chichis 🙄-. Sí. Todo eso va a pasar.

Asúmanlo desde ahora.

Pero también, puede ser el principio de una sociedad un poquito más activa que entienda que este es NUESTRO país y nos toca a NOSOTROS hacer que las cosas sucedan cada vez que tengan que suceder y nos sumemos causa por causa cada vez que sea necesario. Que nuestra voz se escuche y, tal vez, con un poco de suerte, logremos que nuestros gobernantes decidan tomar la oportunidad, escuchar y empezar a hacer las cosas diferentes…

Así que ahí les vamos. 

 Y, para ello, les recuerdo dos cosas: 

1: Señoras: NO SON VACACIONES.

No se pasen el día comprando en amazon. Ni saliendo al súper, o a hacer sus pendientes, no inviten a sus amigas a desayunar y si realmente no corren riesgo, no vayan, ni de morado. No le manden al jefe la chamba por mail. No produzcan nada. No posteen. Ni hagan llamadas. Des-a-pa-rez-can, así, como las diez mujeres que desaparecen DIARIO en este país. Guárdense en sus casas sin gastar un peso de ninguna manera. Dénle el día a sus empleadas domésticas (obvioooo pagado) para que hagan lo mismo porque esto no puede ser un movimiento elitista ¡seamos congruentes por el amor de dios! Esto es por todas, las que estamos y las que ya no están, sin importar el estrato social.

Sumen a las empresas en las que trabajan o de las que son dueñas. Cierren las escuelas si sus empleadas son puras mujeres ¡de eso se trata! de que se vea el peso que tenemos. No de hacerlo a medias tintas. 

Vamos con todo y vamos hablando en serio. Paremos. Un día. Todo.

2: Señores: entren al quite. Sumen a sus empresas. Suplan a sus compañeras de trabajo. Hagan lo que sus señoras hacen toooodos los días. Lleven a los niños a la escuela. A las clases de la tarde, enséñenles a ellos también, a sus hijos, lo que es ser un “hombre feminista”: ese que lucha por que los hombres y las mujeres tengamos los mismos derechos y oportunidades y por garantizar que estemos seguras. Participen de todas las maneras posibles y ustedes sí, pónganse un distintivo morado en alguna parte. Documenten los que sucede: tomen fotos de las calles, las oficinas, las tiendas. Posteen. Hagan olas.

Tenemos enfrente una EXTRA-ORDINARIA oportunidad de enseñarle a nuestros hijos, nuestras hijas, y nuestros gobernantes, el tipo de país que queremos ser y un ejemplo proactivo del poder que representamos. Sería realmente una pena dejarla pasar.

Este es de los muy pocos trenes en donde TODOS, absolutamente TODOS, tenemos que subirnos si queremos que las cosas empiecen a cambiar y no para posar, sino para transformar.

Así que yo también me subo y les aviso que el 8 marchamos y el 9 paramos.

¡Rompámosla mujeres!

Acuérdense que el mundo no se cambia con murmullos…. se cambia con rugidos.

#NiUnaMás

#NiUnaMenos

#UnDíaSinNosotras

(PD. Romper madres tiene mucho más punch cuando es de manera civilizada).

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.