Elecciones 2021, con 2024 en la mira

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Morena y el presidente López Obrador quieren cambiar la Constitución para que aparezca el mismísimo presidente en la boleta electoral en la próximas elecciones intermedias del 2021. Esto responde a la realidad electoral de Morena: quien tiene votos es López Obrador, no Morena ni sus candidatos locales.

Es fundamental para la legitimidad de su proyección política que tenga el mismo número de votos, o más, en la elección de 2021 que los recibidos en 2018. Es su manera de hacer que México ratifique su adhesión al proyecto. Sacar menos votos significaría un retroceso político mortal a la fuerza de su proyecto transformador “para siempre” de México.

La lógica de su propia retórica es que la lucha entre dos modelos de civilización pervive en México: el decadente, neoliberal y el suyo, el que él representa, el “posneoliberal”. Es una lucha a muerte en donde muchas fuerzas se alinean, por ahora, con él. Quiere que la elección intermedia ratifique esa tendencia, haciéndola irreversible.

¿Es reversible el cambio al modelo económico? Más allá de modestos cambios, no es evidente que el actual gobierno federal esté cambiado a uno distinto. No existe nada en este mundo más neoliberal que el T-MEC, la piedra angular del proyecto de estabilidad económica de López Obrador.

Entonces, ¿debemos tomar las palabras antineoliberales de López Obrador como retórica vacía? No, tienen un propósito muy específico. El proyecto de Morena es transexenal y, para lograr su objetivo, debe modificar algunos aspectos internos de la economía mexicana para lograrlo. Concretamente, pretende revertir la dependencia del gobierno federal en limitados ingresos fiscales. Quiere reconstituir el Estado mexicano con empresas propias –PEMEX, en primerísimo lugar- para contar con recursos adicionales para financiar su proyecto político a largo plazo, sin afectar los programas sociales corporativos aprobados por el Congreso.

Lo que busca el posneoliberalismo es mantener la relación neoliberal con el mundo y el mercado global, pero internamente pretende desarrollar un capitalismo monopolista de Estado, donde órganos del gobierno dirijan la economía nacional. Ese es la esencia del posneoliberalismo, y encarna su contradicción fundamental, al promover, fatalmente, la incertidumbre sobre los factores económicos.

La charla entre Jared Kushner, yerno de Trump, y López Obrador transcurrió en la casa de un directivo de Televisa para asegurar la aprobación del T-MEC e impulsar el desarrollo de Centroamérica y el sureste mexicano con dinero estadounidense, orientado a frenar la migración de masas desesperadas. Esos miles de millones de dólares que trae Kushner en sus alforjas son un incentivo fuerte para llevarse bien con Trump. ¿Se les ocurre algo más “neoliberal y globalizado” que eso? En este contexto, el posneoliberalismo es una tesis que incorpora aspectos centrales del neoliberalismo mezclado con el nacionalismo peculiar de nuestra historia y cultura, pretendiendo reciclar a Morena en el poder.

En esencia, el voto revocatorio busca evitar una derrota mortal de Morena en las elecciones intermedias de 2021 y, de paso, pavimenta el camino a la posible reelección del presidente.

@rpascoep

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