La encrucijada mexicana

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México nunca ha dejado de estar regido por un sistema político semi autoritario. Recorre las venas abiertas del país con una naturalidad que, debe suponerse, es parte de la llamada “idiosincrasia nacional”. Un régimen político autoritario requiere de un pueblo dispuesto a ser obediente. Esa es la otra cara de la moneda autoritaria.

Daniel Cosío Villegas y Octavio Paz describieron, cada uno con su visión, las características que han hecho de México un paraíso para líderes carismáticos y corruptos. Cuando Cosío describió el modo de gobernar de Echeverría resulta imposible no pensar en López Obrador: mesianismo frenético  salpicado de arrebatos autoritarios y retóricas liberales.

Subyacía en aquel, y subyace en éste, la idea esencial de que el Personaje está por encima de las instituciones. Incluso, promueven la especie de que las instituciones son las que se corrompen, más no el Personaje recto, siempre moralmente superior. Entre ésta concepción del Estado-personaje y el rey francés Luis XIV, con su idea de que “Yo soy el Estado” existe solamente una diferencia de época, más no de idea.

México se encuentra ante ésta encrucijada. La propuesta del Personaje-Estado que hoy se promueve en la figura de López Obrador por intelectuales de su partido, y por él mismo, se contradice con la noción liberal de que son las instituciones democráticas, no los illuminati, la vía para construir una sociedad abierta, plural, tolerante y próspera. Las dos concepciones chocan frontalmente.

La reunión de “un grupo plural de ciudadanos y ciudadanas, de las más diversas trayectorias, actividades y posturas políticas”, como se definieron ellos mismos, este pasado sábado 23 de febrero en la Ciudad de México, se plantó de frente a la lanzada obradorista. El grupo concluyó, después de una tertulia de varias horas, que era hora de anunciar que una sociedad sin contrapesos al poder va encaminada directamente a la bancarrota. Ante el dilema de optar por un régimen del Personaje-Estado inspirado en la tradición de Luis XIV o uno de institucionalidad democrática, el grupo plural se pronunció por la democracia institucional con contrapesos en concordancia con el pensamiento liberal.

Con su mensaje, el grupo  anticipa actitudes de intolerancia por parte del gobierno federal contra sus miembros, particularmente contra quienes ejercen responsabilidades legislativas o en gobiernos estatales y municipales. La represión presupuestal es un arma que está empleando este  gobierno. Se informó que han sido eliminados fondos federales de 87 programas que ejercían los estados. Estos datos son apenas un primer esbozo de lo que pudiera sobrevenir en poco tiempo. La denigración y ataques públicos contra quienes difieren con el gobierno suceden todos los días.

El grupo defiende la existencia de contrapesos al poder como instrumento indispensable para una vida pública plural y democrática. Defiende el federalismo, el papel de la sociedad civil, el combate a la corrupción, la búsqueda de la paz y la seguridad para todos. Sin contrapesos habrá imposición, intolerancia y persecución.

La democracia se construye dialogando y acordando, no imponiendo. Hoy México vive la encrucijada entre intolerancia creciente o democracia en construcción. La sociedad viva y libre tendrá que definir el rumbo a seguir.

El grupo se apresta a defender la democracia en México.

@rpascoep

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