La maldición de las mujeres

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¿Por qué la menstruación es un tema tabú?

Es un tema tabú. Por eso cuesta tanto pensar que algo o alguien se refiera a ello. Así pasó cuando descubrieron el hueso Ishango, un fósil encontrado en la década de los 60. El hueso pertenece a un babuino que podría tener más de 20 mil años, y tiene marcas. 

Existen diversas hipótesis de qué significa la incipiente aritmética del instrumento paleolítico, pero una sugiere que es una antigua cuenta de un calendario lunar, quizá un primer intento del hombre de llevar una contabilidad de los días que transcurrían. En los noventas, la etnomatemática Claudia Zaslavsky reinterpretó esta teoría proponiendo que una mujer podría haber creado la herramienta para llevar la cuenta de su ciclo menstrual. 

Pero solo una mujer podría haber considerado que esa era una posibilidad, porque en un mundo de hombres, no hay más voces.

– ¿Has oído de la menstruación? 

– Sí, lo he escuchado. Es como una enfermedad que afecta sobre todo a las mujeres 

El diálogo pertenece a Period. End of Sentence, el documental corto ganador del Oscar este 2019. La directora Rayka Zehtabchi, cuenta la historia de las mujeres que trabajan en una pequeña fábrica de compresas sanitarias que transforma las vidas de las niñas y mujeres que viven en este pequeño poblado de India. 

En el filme producido por Netflix, Zehtabchi narra las imposibilidades que tienen las chicas para llevar una vida normal durante sus periodos: les es imposible asistir al templo y a eventos sociales porque se considera que están sucias y en ocasiones abandonan la escuela por la dificultad de encontrar telas que absorban el sangrado y lugares dónde cambiarse. 

Lo cierto es que esta realidad de India se reproduce en todo el mundo: de acuerdo con el UNICEF, una de cada 10 chicas africanas se ausenta de la escuela durante los días de su menstruación debido a que carecen de los productos higiénicos adecuados o los espacios para cambiarse. En Uganda, casi el 30 por ciento de las niñas se ausentan los días escolares cuando comienzan a menstruar.

En Nepal la tradición conocida como ‘chhaupadi’ ha incluso cobrado la vida de niñas y jóvenes, que son expulsadas de sus hogares cuando están menstruando por considerárseles impuras, por lo cual deben estar aisladas en chozas precarias fuera de sus casas, donde han muerto por frío o asfixia al encender fogatas. Aunque está prohibida por la ley, en las zonas más pobres hasta el 50% de las mujeres realizan esta práctica. 

A las mujeres que sangran se les prohíbe tocar a los hombres, el ganado o los alimentos, ya que se considera que pueden provocar enfermedades, muertes e incluso desastres naturales. 

Los mitos de las mujeres que menstrúan van desde que sus rezos no se escuchan, se les corta la mayonesa, se echan a perder alimentos que preparan, o que no deben beber o tocar agua fría, por lo algunas terminan por no bañarse en esos días. 

En Chiapas, Oaxaca y San Luis Potosí, entre otras regiones en las que hay población en extrema pobreza, las niñas dejan de ir a la escuela por miedo a mancharse durante su periodo, o por la falta de un baño privado donde cambiarse. En ocasiones deben de alejarse a un lugar apartado y en ese trayecto sufren abuso sexual, de acuerdo con la organización The Hunger Project Mexico, que trabaja con esta población para abatir esta situación de desventaja. The Hunger Project comenta que algunas de las medidas que se les han ofrecido a las chicas es darles una especie de carpa sobre una letrina, lo cual desde la perspectiva de un hombre resuelve el problema, pero no lo hace en la realidad.

Aunque la situación entre las niñas y las mujeres más pobres es extrema, en los grupos más favorecidos la menstruación aún un tema poco atendido, vergonzante.  El silencio engloba desde la censura pública a quienes hablan del tema, hasta pasar por alto los ingredientes que componen las compresas y sus efectos en el cuerpo – el síndrome de shock tóxico, debido a las sustancias cancerígenas producidas por el proceso de blanqueado de los materiales de toallas y tampones en contacto prolongado con la piel.

Tan sólo un botón para quienes crean que no hay censura: en el 2015 la artista Rupi Kaur publicó en  Instagram una imagen de ella misma, acostada en la cama durmiendo con su pantalón manchado de sangre. La fotografía fue censurada dos veces a pesar de no incumplir ninguna de las normas explícitamente establecidas por la empresa; sin embargo, había sido “reportada” por ser “indebida”. 

 El tema de la menstruación es condenado, pero también es invisible; evitamos nombrarlo, lo reducimos a un problema de las mujeres cuando es algo natural, pero al ignorarlo lo convertimos en un problema. Mencionar  la menstruación solo está permitido en chistes misóginos y en juicios descalificantes hacia las mujeres que “están en sus días”. Así, sin hablar de ello, muchas niñas se enfrentan a algo desconocido que les sucede en sus cuerpos, pero que las avergüenza y las aísla.    

“En presencia del patriarcado, toma tiempo hablar de algo relacionado con las mujeres”, dicen las protagonistas de Period. End of Sentence, para intentar clarificar este misterio y poner un punto final a este silencio en esta nueva ola feminista.

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