El mantra del gobierno federal es que México está preparado para enfrentar la crisis económica generada por COVID-19, la baja brusca del precio del barril de petróleo y las caídas en las bolsas de valores en todo el mundo que arrastró el peso nacional a una devaluación de acerca del 10% de su valor nominal.
La SHCP anunció medidas para afrontar la crisis: la compra de coberturas al precio de la mezcla mexicana cuando baja de cierto nivel (el seguro cubre un número reducido de barriles, sin embargo), accesos a fondos internacionales del FMI y el Tesoro estadounidense, deuda pública mayoritariamente en moneda nacional y recurrir al Fondo de Estabilización que se diseñó para crisis de este orden. El anunció cubrió exclusivamente medidas para salvar a las finanzas públicas.
Pero no anunció nada referente a medidas de apoyo a la economía en general, que es la base real de la economía nacional. Europa, Estados Unidos y Canadá están anunciando medidas como reducciones fiscales a empresas privadas, apoyos a salarios para trabajadores para que trabajen en sus casas (home office), préstamos suaves a sectores claves de la economía, etc.
El gobierno piensa en sí mismo, no en la economía en general. De ahí su ceguera estratégica. El gobierno sólo piensa en atender sus problemas, creyendo, equivocadamente, que resolviéndolos el país se salva.
No. El país se salvará solamente cuando la base de la economía nacional, motorizada por la inversión privada, tenga mejores condiciones para florecer, crear empleos y empujar la generación de más industrias y su productividad.
Además, el gobierno no reconoce que el año pasado despilfarró la mitad del Fondo de Estabilización para financiar con dinero público dos políticas económicas improductivas: obras faraónicas sin desenlace claro (Dos Bocas, Tren Maya, Aeropuerto de Santa Lucía) y la masificación sin control de reparto de dinero en efectivo. Ante una crisis grave, el remanente de ese Fondo sería totalmente insuficiente para atender, por ejemplo, una fuga masiva de bonos colocados en el mercado de valores, dado que el 60% están en manos extranjeras. Se usó ese Fondo porque con la baja del PIB a menos .01 en 2019 cayó la recaudación fiscal y los ingresos petroleros. No había dinero.
Bank of America acaba de pronosticar que, debido a errores de política económica del gobierno mexicano, en 2020 el PIB caerá igual que en 2019. Habrá un escenario parecido al año pasado: baja recaudación fiscal y menos ingresos petroleros por la caída del precio del barril. Todo está mal calculado de parte del gobierno, puesto que terminó perdiendo lo más difícil de recuperar: la confianza.
Es cierto que el entorno mundial se ha vuelto francamente desfavorable. Pero si el gobierno hubiera seguido una política de estímulo a la inversión privada en la economía y no fantasear con una política económica imposible de financiar completamente fuera del alcance de México, estaría el país en otro lugar, mucho más favorable, para enfrentar los vaivenes helados de la economía mundial.
Como están las cosas, México cercenó su energía económica en el peor momento de su vida moderna. Y el país lo pagará caro, puesto que el gobierno no piensa corregir su política económica equivocada.
@rpascoep