Además no ha cumplido su misión de inclusión
Una de las metas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sido eliminar intermediarios y convertirse en el principal administrador y distribuidor de todos los apoyos monetarios que reparte entre las poblaciones más desfavorecidas -estudiantes, jóvenes que no estudian ni trabajan, adultos mayores, pueblos indígenas, personas con discapacidad y campesinos, entre otros-.
Para ello creó el Banco del Bienestar, institución que busca promover y facilitar el ahorro entre los mexicanos para así impulsar la inclusión financiera y que, para el final del sexenio, se encargará de la entrega de recursos para todos los beneficiarios de los programas sociales.
Entre 2019 y marzo de 2020, esta institución ha ejercido más de cinco mil 900 millones de pesos –tres veces el presupuesto gastado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 3.5 veces los recursos ejercidos por la secretaría de la Función Pública y cinco veces lo que gasto el INAI, todas en el mismo periodo-.
Sin embargo, a pesar del gasto millonario, la inseguridad afecta mucho a estos nuevos bancos. Entre enero y junio de este año, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) registra 150 carpetas de investigación por robo a sucursales de Banbienestar, cifra superior a los delitos reportados por todos los bancos privados juntos.
El banco más vulnerable ante la delincuencia
De acuerdo con el diario Reforma, la dependencia dirigida por Rabindranath Salazar Solorio detalló, en un documento con el que buscaba contratar los servicios de un despacho externo de abogados penalistas, la existencia de 150 carpetas por el delito de robo.
“Actualmente, el banco tiene 150 carpetas de investigación activas, aunado a que registra un promedio de 3 incidencias por semana, respecto de las 433 sucursales, 94 puntos de ensobretado y 11 módulos de atención con los que se cuenta”, explica el documento al que tuvo acceso el diario.
En el mismo periodo, las sucursales de bancos privados registraron solamente 113 carpetas de investigación (33% menos). Sin embargo, el número de sucursales privadas es 40 veces mayor a las que reporta el Banco del Bienestar (17 mil 920).
Por lo tanto, al considerar el número de sucursales, la proporción de delitos ocurridos en sucursales del Banco de Bienestar es ¡55 veces más grande!
Mientras las sucursales bancarias privadas reportaron en los primeros cinco meses de 2020 una tasa de 0.6 denuncias de robo por cada 100 sucursales, las sucursales de Banbienestar registraron una tasa de casi 35 carpetas de investigación por ese delito en el mismo periodo (enero a mayo).
Historial de robos millonarios
Desde su surgimiento, el Banco de Bienestar ha sido el foco de atención mediática por las historias de robos millonarios. En septiembre del año pasado, María Luisa Albores -secretaria de Bienestar- informó sobre siete robos a empresas de valores que trabajan para la institución pública, las cuales trasladaban dinero del programa Pensión para Personas Adultas Mayores. El monto total de estos robos fue de 20 millones de pesos.
En febrero de este año se registró otro asalto en una sucursal en Zacatecas. En aquella ocasión, una banda de ladrones ingresó en la madrugada y robó más de 5 millones de pesos en efectivo.
El pasado 15 de junio se dio a conocer que dos individuos, disfrazados como guardias de seguridad privados, robaron 3.5 millones de pesos de un local comercial que fue habilitado como oficinas del Banco del Bienestar, en Actopan, Hidalgo.
Finalmente, el 12 de julio medios locales en Oaxaca reportaron de un atraco en la sucursal de Banbienestar en el poblado de Ejutla sin que hasta el momento se sepa el total de dinero robado ni la identidad de los ladrones.
En ese contexto de riesgo se encuentran los miles de millones de pesos que el gobierno distribuye a la población a través de esta institución bancaria pública, a pesar de que el gobierno pagará entre el 1 de abril y hasta el 31 de diciembre 2020 más de 225 millones de pesos a la empresa Servicio Pan Americano de Protección para el resguardo de estos recursos.
¿Ha cumplido su objetivo de inclusión?
Para Regina Reyes Heroles, autora del libro Vivir como reina y gastar como plebeya, es interesante que con este proyecto el gobierno “está tratando de decir que hay una liga entre inclusión financiera y una sucursal bancaria; que solo así vamos a tener inclusión, cuando en realidad una verdadera inclusión financiera va más allá de un espacio de ladrillos”, explica en entrevista con Cuestione.
A pesar de que reconoce que sí “hay una estrategia de construir estas sucursales donde se percibe que hay menos acceso -en el sur/sureste del país-”, advierte que otros esfuerzos que también son necesarios para acompañar estas construcción “no necesariamente los estamos viendo”.
“Lo que se necesita para una verdadera inclusión es que haya un entendimiento del producto, del sistema financiero y de cómo este te beneficia a ti como persona. Tener una cuenta de banco, por sí misma, no te da inclusión”, explica Reyes Heroles.
Además, afirma que la educación financiera “debe ir acompañada también de un esfuerzo de digitalización, pues esto te ayuda a tener acceso, abrir una cuenta en línea, así como poder tener acercamiento a materiales de educación financiera que te permitan entender por qué conviene tener tus ahorros en una institución financiera, en lugar de tenerlos debajo de un colchón”.
Más sobre los esfuerzos de inclusión financiera: Gobierno sí tramitó deuda con el Banco Mundial, pero no será para apoyos por COVID-19
Las propias autoridades han admitido que estos esfuerzos fueron insuficientes. En febrero de este año, durante la 83 Convención Bancaria, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, reconoció que estas medidas de impulso al sector financiero no tuvieron el resultado esperado, por lo que preparan un segundo paquete de medidas.
Sin embargo, el proyecto del Banco del Bienestar parece mantenerse sin cambios, manejando miles de millones de pesos de dinero público aún con el riesgo ya observado de ser el principal sujeto de robos por parte de la delincuencia.
¿Seguirá la misma estrategia aún después de la crisis sanitaria y económica?
