La tasa de víctimas de corrupción de menores es la más alta de los últimos seis años

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Casi seis de cada 10 víctimas son mujeres

Las medidas de confinamiento por la COVID-19 han provocado que menos personas salgan de sus casas para denunciar distintos delitos. La gente tiene miedo de contagiarse, dificultad para trasladarse o ha encontrado restricciones de horarios de atención y reducción de personal en los Ministerios Públicos.


Aún con esas dificultades, durante la campaña #QuédateEnCasa se registró la tasa más alta de víctimas de corrupción de menores desde que se publican los datos de víctimas en el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

En el primer semestre de 2015 a 2018 la tasa de víctimas de corrupción de menores disminuyó año con año. Pero para el primer semestre de 2019 se disparó en 17.4% y para el mismo periodo de 2020 subió 8.5%.

En otras palabras, esa tasa pasó de 3.1 en el primer semestre de 2019 a 3.4 víctimas de corrupción de menores por cada 100 mil niñas, niños y adolescentes en los primeros seis meses de 2020; sí, con todo y confinamiento.

¿Qué es la corrupción de menores?

Una persona comete el delito de corrupción de menores si obliga, induce, facilita o procura a una o varias personas menores de 18 años de edad a realizar cualquiera de los siguientes actos, de acuerdo al Código Penal Federal:

Consumo habitual de bebidas alcohólicas, consumo de sustancias tóxicas o al consumo de algún narcótico, pedir limosna con fines de explotación, cometer algún delito, a formar parte de una asociación delictuosa, realizar actos de exhibicionismo corporal o sexuales simulados o no, con fin lascivo o sexual.

En caso de que la víctima tenga alguna discapacidad que le impida comprender ese tipo de actos o no tengan capacidad para resistirlo, también debe catalogarse como corrupción de menores.

¿Por qué han incrementado las víctimas?

Teresa Ulloa Ziáurriz, directora de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC), mencionó, en entrevista con Cuestione, que el incremento de las víctimas de corrupción de menores puede deberse a que el consumo de la pornografia infantil se incrementó 73% durante el confinamiento.

Por su parte, Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), nos dijo que puede estar relacionado con una tendencia al alza de la violencia en el país, en el primer semestre de 2020.

Además, “la impunidad alimenta que se cometan más (delitos) porque da certeza de que no importa lo que hagas, no te pasará nada”, agregó Pérez García, quien señaló que hay que tomar con precaución los datos del Secretariado porque también depende de si la policía registra mejor los casos en una entidad o en otra.

Las mujeres son las principales víctimas 

Casi seis de cada 10 personas víctimas de corrupción de menores son mujeres, según cifras del Secretariado Ejecutivo del primer semestre de 2020.

Que la mayoría de las víctimas de ese delito sean mujeres es porque se les da menor valor social a las niñas y mujeres que a los niños y hombres, mencionó Teresa Ulloa.

Además, este año la crisis económica ha empeorado y eso “puede estar provocando que usen a las niñas, o a la esposa, para que los demás puedan comer. Y se puede poner peor en la post pandemia, con la recesión económica. Ojalá la autoridad tenga sensibilidad de recibir las denuncias”, declaró Ulloa Ziáurriz.

Por otra parte, se desconoce el sexo del 26% de las víctimas de corrupción de menores.

Al respecto, Juan Martín Pérez afirma que el hecho de que no se identifique el sexo de una víctima es por un acto de corrupción: “Puede ser parte de un error intencionado (no identificar el sexo) con la finalidad de eliminar las carpetas que no tengan los elementos suficientes para continuar con una investigación y así reducir la carga de trabajo”.

Menos confinamiento, más denuncias

Las denuncias de varios delitos –como violencia familiar y los de tipo sexual– bajaron durante los meses del confinamiento pero han comenzado a repuntar en los últimos dos meses, conforme se han reactivado algunas actividades. Al parecer las denuncias por corrupción de menores no fueron la excepción.

En abril de 2020, las víctimas registradas en las carpetas de investigación del Secretariado bajaron 39% respecto a marzo. Para mayo se observó un ligero incremento de 4%, respecto al mes previo y, en junio de 2020, un alza de 6%.

Recordemos que la “nueva normalidad” inició el 1 de junio, es decir cuando cada entidad comenzó a regirse de acuerdo al semáforo epidemiológico, lo que permitió que se retomaran distintas actividades económicas y con ello la movilidad de las personas.

¿Qué hace falta para erradicar la corrupción de menores?

“Además de capacitación y recursos económicos, hace falta que haya voluntad política, que el Estado mexicano entienda que todos tenemos la obligación de proteger a los niños y niñas. Y que de acuerdo a la Convención de Derechos de la niñez, debe ser subsidiaria responsable del bienestar de niños y niñas. Tema que no se ha entendido y es muy preocupante”, aseveró Teresa Ulloa Ziáurriz.

También se requiere “sancionar a las personas responsables, reducir la impunidad; sancionar a funcionarias y funcionarios que permitan la impunidad; fortalecer los sistemas de procuración de justicia para que se logren las sentencias si no reducimos la impunidad, la corrupción de menores seguirá”, Juan Martín Pérez García.

No investigar y castigar el delito de corrupción de menores provoca que se sigan cometiendo otros actos criminales relacionados como el homicidio, feminicidio, trata de personas, violencia sexual, violencia armada, desaparición, entre otros, concluyó Pérez García.

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