¿Los estadios de fútbol contribuyen a la desigualdad parental?

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Por Shelma Cerrillo y Nayeli Valencia

Mateo usaba pañales el día que su familia presenció una final de fútbol de la categoría Sub 15, entre Chivas y Frankfurt, en el Estadio Azteca. El aroma peculiar de un pañal sucio delató a Mateo. José, su padre, tomó la pañalera y cargó a su bebé hasta el baño. No encontró un espacio para cambiarlo, tuvo que regresar y pedirle a su esposa que ella lo hiciera, relató José a Cuestione Apuntes de Rabona.

José tiene 30 años. Él intenta cuidar de Mateo igual que Sharon, su esposa. Lo baña, le da de comer, juega con él y ahora que tiene cuatro años le ayuda a hacer su tarea. Piensa que ese tipo de actividades deben estar distribuídas de manera equitativa entre madre y padre. Además “me gusta porque me da la oportunidad de convivir más con él”, asegura el papá de Mateo.

Aunque haya hombres, como José, que quieren tomar las mismas responsabilidades que su pareja, hay ocasiones en las que las condiciones legales o de infraestructura –como en este caso, un estadio– no se los permite.

Cuando su hijo nació, solo le dieron cinco días de licencia de paternidad. José pidió dos semanas adicionales a cuenta de vacaciones para estar con Sharon y disfrutar de su bebé recién nacido. 

Según la Ley Federal del Trabajo, los padres mexicanos tienen que conformarse con cinco días de licencia de paternidad; en contraste, las madres mexicanas tienen derecho a 12 semanas por licencia de maternidad (84 días). Pero ellas y ellos están por debajo de las 14 semanas recomendadas por la Organización internacional del Trabajo (OIT).

El problema de que una mujer tenga más ausencias laborales que un hombre (por embarazarse) repercute en su vida laboral. Un ejemplo es que a 5.3% de las mujeres asalariadas de 15 años o más les han solicitado una prueba de embarazo como requisito para trabajar o para continuar en su trabajo, a pesar de que está prohibido discriminarlas por esa razón. 

Las regiones del mundo donde estas licencias son más extensas son Europa y Asia Central: se otorgan 10 días en promedio de licencia de paternidad y 421 de maternidad, de acuerdo al estudio Mujeres, negocios y la ley 2020.

A pesar de que en esos continentes se les permite a los papás ausentarse al trabajo más días que en América Latina, la brecha parental también es muy amplia en otros temas.

Para saber más: Las mujeres no son mayoría ni en el fútbol femenil

Diseñado para ellos 

Y uno de esas cuestiones en las que Europa pone otra vez el ejemplo en los estadios de futbol, ya que uno cuenta con baños de hombres que tienen cambiadores de bebé: el estadio Ciudad de Valencia del club de futbol español Levante UD.

Pero no todos los hombres piensan en llevar a su bebé a un estadio de futbol. Cuando Julio iba al recinto de Ciudad Universitaria en la Ciudad de México nunca llevó a su hija cuando era bebé por temor a que le hiciera daño tanto sol y “porque al estadio siempre he ido a beber y decir babosadas”, nos confesó el aficionado.

Y es que “todo está diseñado para ellos (los hombres). La mujer no es tomada en cuenta  y tampoco se considera que los hombres que van, llevarán niños pequeños. Llevan niños grandes para “hacerlos hombrecitos”, los bebés suelen quedarse en casa con su mamá”, declaró Noemí Pérez, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a Cuestione.

La desigualdad en la ciudad es como la de los estadios: tienen grandes dimensiones y su espacio público está pensado para los hombres, nos dijo la arquitecta Laura Mariana Osorio Plascencia, Maestra en Arquitectura por la UNAM.

“El estadio lo usan (en su mayoría) los hombres, ¿cuál otro espacio de esas dimensiones puede estar destinado para las mujeres? Es una desigualdad espacial… cuál es el espacio en términos de dimensión y de esparcimiento donde las mujeres puedan reunirse para distraerse con esas características, o sea que tú vas y sabes que te vas a ir cuatro horas, con muchas mujeres y vas a estar ahí para la dispersión”, cuestionó la Maestra.

A pesar de que en México el 51.4% de la población son mujeres –según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)– los estadios de futbol están pensados para el género masculino, su arquitectura carece de ciertos elementos referentes al cuidado y también está relacionado con estereotipos de género, declaró Osorio Plascencia

Los diseñaron con una mirada androcéntrica: “[…] enfocado en este sujeto blanco, alto, burgués heterosexual y algo que es muy importante para la arquitectura: sano. A partir de ahí está la mirada e invisibilizan a todas las demás personas que no son ese sujeto”, agregó la Maestra de la UNAM.

Además de los cambiadores de pañales para bebés, a la profesora de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) le han propuesto, durante sus clases, proyectos de espacios con amplitud para carriolas, pañaleras o para las bolsas: “Alguien una vez se atrevió a poner mingitorios para chicas y dije ‘estuvo muy bien’”.

Y es que los estadios, y todos los lugares, requerirían modificaciones pensadas en quiénes los usan. “Tenemos que considerar los cuerpos de las mujeres […] hacer espacios para poder estar cómodas. Una cosa que también hemos visto en los baños es colocar lavabos para las  copas menstruales”.

En México, un 73% de la población es aficionada al futbol, de acuerdo con Max Barnett, el representante de la empresa Nielsen para América Latina. En 2019 afirmó en conferencia de prensa: 

“No sorprende que el fútbol es el deporte número uno en México, más de la mitad de la población muestra un interés. El futbol es el rey y cuando vemos los números en el contexto global, se vuelve más interesante”.

Tan sólo en 2014 había 300 millones de mujeres menores de 30 años aficionadas al futbol, de acuerdo con un estudio realizado por la empresa Sport+Markt, en donde incluyeron a 21 países.

Aunque, por el momento, a los inversionistas no les interesan los cambios en los espacios, en donde se reproducen la estructura social y sus relaciones de poder y se asignan a cada género, dijo Osorio Plascencia.

Como indica Marta Lamas en su artículo El género es cultura: “Todas las sociedades clasifican qué es ‘lo propio’ de las mujeres y ‘lo propio’ de los hombres, y desde esas ideas culturales se establecen las obligaciones sociales de cada sexo, con una serie de prohibiciones simbólicas”. 

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