Las libertades y derechos educativos han sido un motivo de disputa en México desde el siglo XIX, cuando fueron incluidas en el artículo tercero la Constitución de 1857 que decía: “La enseñanza es libre. La ley determinará qué profesiones necesitan título para su ejercicio y con qué requisitos se deben espedir”.
En la Constitución de 1917, la educación se volvió un ámbito de control estatal. Incluso, en la reforma constitucional de 1934, se estableció que la educación sería socialista, término que fue modificado en 1946, cuando se cambió por “desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano”.
El mismo artículo tercero de la Constitución que nos rige hoy, garantiza el derecho a la educación y, en el caso de la educación superior, la libertad de cátedra e investigación y de libre examen y discusión de las ideas. Además, la misma Constitución permite que los particulares impartan educación en todos sus tipos y modalidades.
El que nuestras leyes garanticen la libertad educativa es importante porque es un primer paso para que los contextos sociales y económicos de los que provienen las y los niños no limiten sus opciones de vida.
El Estado debe garantizar que los padres de familia elijan el tipo de educación que quieren impartir a sus hijos de acuerdo con sus convicciones y tradiciones, lo cual podrán hacer sin dejar de respetar todos los demás derechos que tienen los niños.
Es por ello que una de las soluciones que han encontrado en otros países es que el Estado financie tanto las escuelas públicas como las privadas. De esa manera, los padres de familia pueden elegir el tipo de educación que reciben sus hijos sin tener que tomar esa decisión basándose en consideraciones económicas.
La libertad educativa ha permitido que se desarrollen y pongan en práctica distintos métodos de enseñanza como el constructivista o las pedagogías activas, las cuales se presentan como alternativas al modelo tradicional de educación.
El modelo pedagógico tradicional es un método que llegó a su mayor desarrollo durante la revolución industrial y que facilitó la enseñanza porque estandarizaba el conocimiento y permitía educar a un mayor número de alumnos. Hoy, es obsoleto porque no toma en cuenta las diferencias individuales en la manera de aprender y porque no responde a las necesidades del mundo actual.
En Cuestione apoyamos las libertades educativas porque pensamos que las personas tienen las capacidades para elegir la educación que consideren mejor para sus hijos y para ellos mismos. Es por eso que durante esta semana estaremos hablando de los temas alrededor de esta libertad.
