En promedio, realizar un trámite en México tarda 7 horas

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El gobierno está tan presente en nuestras vidas cotidianas que muchas veces no nos damos cuenta. Cada vez que salimos a la calle, alguna forma de la administración nos afecta: ya sea un semáforo descompuesto, un bache o la basura que nadie recogió. 

Así como nos frustra pagar impuestos y ver que no se resuelven los problemas de nuestra comunidad, también vivimos un constante maltrato por parte de la burocracia de nuestro país.

En efecto, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, las personas de México gastamos casi 7 horas de nuestro tiempo cada vez que vamos a hacer un trámite, muy por arriba del promedio en América Latina, que es de 5.4 horas. Solo nos superan Bolivia, Perú y Colombia.

Sumado a eso, con frecuencia tenemos que lidiar con corrupción o tenemos que recurrir al uso de influencias para lograr sacar adelante nuestros trámites. El mismo estudio señaló que 29% de los latinoamericanos, unos 90 millones de personas, han tenido que pagar algún soborno para concluir un proceso burocrático.

A pesar de las nuevas tecnologías y los trámites que ya se pueden hacer en línea, aún tenemos que enfrentar largas filas, juntar múltiples documentos, pasar de ventanilla en ventanilla antes de poder sacar un pasaporte o una licencia. 

Los gobiernos con frecuencia nos obligan a hacer trámites adicionales. Reemplacar el auto o renovar documentos es una tarea de la que rara vez nos podemos escapar, gastando nuestro tiempo y dinero. Cada trámite exige pasos que son innecesarios, esfuerzos excesivos y procesos complejos.

Así, nos convertimos en un país en el que tenemos que pedir permiso para todo: para crear, construir, avanzar. Una cultura en la que no nos atrevemos a tomar decisiones e innovar.

El problema va más allá de la simple molestia que es para las personas hacer trámites. México ocupa el lugar 54 de 190 países en el índice de facilidad para hacer negocios del Banco Mundial. No es el peor sitio, pero no es accidental que muchas de las economías más exitosas del mundo ocupen los sitios más altos en la lista.

Cada vez que un emprendedor busca hacer una empresa para crear nuevos empleos e impulsar la economía, se enfrenta con múltiples obstáculos. Desde la construcción legal de su negocio hasta una compleja tramitología para mantenerse al día en el pago de sus impuestos.

Esto es un lastre para nuestro crecimiento como país y nuestro desarrollo social. Además, impulsa la informalidad y la corrupción: siempre es más fácil – y barato – darle la vuelta a las leyes que cumplirlas a cabalidad. 

Este no es un problema de la gente. Todos preferimos estar al día con nuestras obligaciones. Es un problema de un sistema cuyo diseño nos da desconfianza y nos dificulta la vida.

No hay muchos pretextos. Hoy en día, con el uso de las nuevas tecnologías, la mayor parte de los trámites deberían ser gratuitos, sencillos y ágiles. Sin embargo, los problemas persisten.

Por esta razón, esta semana en Cuestione analizaremos el precio de la burocracia, de la corrupción, la frustración ciudadana y las experiencias internacionales que han hecho a otros países más productivos.

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