¿Y qué si el Parlamento se opone?
Después de dos años de escepticismo e incertidumbre, Reino Unido está nada de dar el paso final para definir su futuro -y permanencia- en Europa, aunque, según medios británicos, el resultado final podría postergarse aún más, adelanta The Guardian.
La Primera Ministra inglesa, Theresa May, se enfrentará mañana a la votación en la Cámara de los Comunes para ratificar el pacto que pondrá las reglas sobre la salida del país del eurogrupo, la cual estaba prevista con un periodo de transición que comenzaría el 29 de marzo de 2019 hasta finales de 2020.
“Pido a los diputados que consideren las consecuencias de sus medidas”, dijo May y recordó que los parlamentarios “tienen el deber” de cumplir con el resultado del referéndum de 2016, en el que los votantes del Reino Unido votaron por el Brexit.
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Sin embargo, las cosas se le podrían revertir a May.
¿Qué pasa si pierde la votación?
La primera ministra estaría obligada a presentar, en un plazo de tres días parlamentarios hábiles (lunes 21 de enero), un plan alternativo del Brexit.
Los pronósticos no son alentadores para May por el descontento de muchos diputados conservadores a la salvaguardia contenida en el documento, pensada para evitar una frontera entre las dos Irlandas.
Un eventual retraso del “divorcio” de Reino Unido de la Unión Europea hasta julio, ayudaría a May a contar con más tiempo para revisar el actual acuerdo de manera que permita contar con los respaldos suficientes de los diputados a fin de que pueda superar el trámite parlamentario.
¿En dónde está el atorón?
El cuello de botella en las negociaciones se concentra en la República de Irlanda —país miembro de la UE— y la provincia británica de Irlanda del Norte, lo que podría derivar en un acuerdo aduanero con la UE “con disposiciones ‘más profundas’ para Irlanda del Norte”, de acuerdo con la televisión pública irlandesa RTE.
