Brexit, la pesadilla que no deja dormir al Reino Unido

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¿Qué futuro depara a Europa y a Theresa May con el Brexit?

El futuro del Brexit es como una sábana de la que la clase política tiran de las esquinas en diferentes direcciones sin que al momento haya uno que logre envolverse y pasar cómodo la noche. ¿Qué está en juego?

El 29 de marzo se discutió en el parlamento británico, por horas, ocho posibles opciones (votos indicativos) para dar el siguiente paso con respecto al Brexit (la salida de Reino Unido de la Unión Europea -UE-).

En las discusiones se consideró desde salirse de la Unión Europea (UE) de la noche a la mañana, hasta olvidarlo todo y quedarse, echando atrás el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que dio vida al Brexit por permitir a cualquier país salir de la UE, si así lo desea.

Ninguna opción consiguió los suficientes votos.

La primera ministra británica, Theresa May, incluso, ofreció su renuncia para seducir a la Cámara de los Comunes de votar a favor de un acuerdo de salida negociado por su Gobierno y la UE (un bloque de 28 países europeos con reglas comerciales y migratorias en común).

“Es un ofrecimiento tentador que desenmascara a quienes quieren tomar las riendas del gobierno y quienes están legítimamente preocupados por el Brexit… pero al día de hoy creo que no será suficiente para apoyar su propuesta”, dijo a Cuestione el internacionalista Roberto Wagner.

May necesita 320 votos de los 639 posibles (la cámara tiene 650 legisladores, pero 11 no votan por ocupar cargos que se lo impiden), para que el acuerdo de salida tenga luz verde. Hasta ahora, el parlamento lo ha rechazado dos veces.

La primera votación fue en enero, con 432 votos en contra y 202 a favor; y la segunda hace unos días con 391 en contra y 242 a favor. La mayoría de legisladores de las bancadas de oposición se oponen al acuerdo, mientras que el Partido Conservador (del que May es parte) ha votado dividido.

¿Pero… por qué rechazaron el acuerdo de salida del Gobierno británico y la UE? La principal resistencia es el futuro próximo de Irlanda del Norte, que según el pacto, incluye un “Irish backstop”.  

Con el fin de evitar una frontera que divida a Irlanda del Norte (parte del Reino Unido junto con Escocia, Gales e Inglaterra) de la República de Irlanda (ambas en la misma isla), la propuesta de May deja abierta la posibilidad de una frontera entre la isla de las dos Irlandas con el resto del Reino Unido, lo que significa que Irlanda del Norte seguiría dentro las reglas aduaneras y comerciales de la UE, mientras que el resto de países del Reino Unido abandonan la UE.

“Eso es algo que suena de terror para muchas personas que creen en la soberanía del Reino Unido, tener una frontera que va aislar una parte del Reino Unido es como decir, Irlanda del Norte sí va a tener una frontera, pero con el resto del Reino Unido”, explicó, a Cuestione, Sergio Negrete Cárdenas, maestro en Economía Internacional por la Universidad de Essex, Inglaterra.

La frontera comercial entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido sólo quedaría en pie si, al finalizar el 2020, no hay un acuerdo comercial entre Reino Unido y la UE, aunque legislativo británico teme depender de las negociaciones con la UE para levantar o no una frontera.

¿Cuál es el problema de separar a las Irlandas?

La arriesgada propuesta de May buscó evitar una frontera dura (de revisiones y controles aduaneros) entre las Irlandas, ya que acabaría con el libre paso de las personas –sin necesidad de pasaporte– y revive a los viejos fantasmas de la guerra.

Y es que Irlanda del Norte tuvo enfrentamientos internos entre 1968 y 1998, entre la mayoría protestante que quería seguir formando parte de Reino Unido y grupos separatistas católicos, que buscaban la independencia o la anexión a la República de Irlanda (¿te suena la banda U2? Sí. Son de ahí). Las tensiones acabaron en 1998, con el acuerdo de Viernes Santo, firmado en Belfast.

“Un proceso de volver a generar fronteras exacerba los nacionalismos, y en un lugar como Irlanda es delicado… con la aparición de grupos independistas terroristas”, dijo a Cuestione Ernesto Carmona, internacionalista y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

¿Salto al vacío?

El exsecretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, y miembro del Partido Conservador (al igual que May) ha sostenido una de las líneas más duras con respecto al Brexit y contra la Primera Ministra, al considerar que Reino Unido puede salirse de la UE sin necesidad de ningún acuerdo.

Esta postura, sostuvo en enero en su columna semanal en el rotativo Daily Telegraph, es la que más se acerca a la decisión del electorado en 2016, cuando 52% de los votos pidieron que el Reino Unido se saliera de la UE, en contra del 48% que pidió permanecer.

Sin embargo, salirse de la UE de forma abrupta llevaría a un caos económico y social, explicó Carmona. “Si de un día para otro tomas redes comerciales de miles de millones de euros y les impones aranceles, pues vas a quebrar a buena parte de la economía, vas a hacer un caos en los trámites aduanales. No puedes generar ese expertise inmediatamente”.

Además, alrededor de tres millones de personas de la UE viven en Reino Unido, y todavía no es claro cómo quedarán sus derechos de permanencia y acceso a servicios dentro de aquella nación, así como de la población británica que viven en los países europeos.

“Eso generaría pérdidas de capital humano, de experiencia, que serían incalculables, además de la separación de familias. Entonces esto debe ser un proceso ordenado y paulatino, para que no afecte sólo al Reino Unido y a la Unión Europea, sino a la economía mundial”, dijo el profesor de la UNAM.

El propio Johnson reconoció en febrero que no cree que haya una salida sin alguna especie de acuerdo con la UE.

¿Qué sigue?

May se jugará una última carta y volverá a poner sobre la mesa del legislativo el acuerdo de salida mediante una sesión especial el viernes 29 de marzo, confirmó la representante del Gobierno en relaciones con la Cámara de los Comunes, Andrea Leadsom. Esta sería la primera vez que el cargo de May esté en el plato.

De aprobarse el acuerdo, la salida del Reino Unido de la UE sucederá el 22 de mayo, otro Primer Ministro llevará el resto de las negociaciones con Europa y quedará en manos del parlamento si aún quieren discutir medidas de salida compatibles al acuerdo el lunes.  

De no aprobarse, el Reino Unido se saldrá de la UE el 12 de abril; May seguirá en el cargo y el legislativo tendrá que volver a revisar el 1 de abril las ocho opciones con relación al Brexit, que no lograron una mayoría el pasado miércoles.

La que más votos obtuvo fue la propuesta del legislador conservador Ken Clarke, de reemplazar la unión aduanera actual del Reino Unido con la UE por otra surgida de una negociación. Así, Reino Unido mantendría la agilidad comercial, sin someterse a otras medidas de la UE, como las migratorias.  

“Esta votación es alentadora en el sentido de que estaría dando respuesta al tema más difícil de la negociación: la posibilidad de construir una frontera física entre Irlanda e Irlanda del Norte en caso de la salida sin acuerdo”, dijo a Cuestione la internacionalista Laura Alizal, de la Universidad Autónoma Metropolitana.

¿La tercera será la vencida para May?

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