Conoce las 10 cárceles más lujosas del mundo

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Sabemos que las cárceles no son lugares bonitos y nadie quiere terminar dentro de una. Sin embargo, hay ciertos lugares donde estar preso significa una segunda oportunidad para después volver a convivir en sociedad, no tanto un castigo.

Son prisiones en donde las actividades, condiciones de vida, y programas se enfocan en el trato humanitario y rehabilitación social de las personas. Países como Suecia, Noruega, y Alemania han logrado, con este tipo de programas, reducir la población criminal y cerrar algunas cárceles. Tienen también tasas de reincidencia criminal muy bajas. 

“Nuestro papel no es castigar. El castigo es la pena de prisión: han sido privados de su libertad. El castigo es que están con nosotros.” Eso piensa Nils Öberg, director general del servicio sueco de libertad condicional y prisiones.

  1. Suomenlinna, Finlandia

Ubicada en su propia isla, Suomenlinna, es una de las pocas “prisiones abiertas” del mundo. Es común que se le permita a los reos salir a la capital para ver amigos o familiares. Además, la mayoría se entrena en algún oficio como agricultura, albañilería o trabajan renovando las instalaciones del la prisión.

  1. Bastoy, Noruega

Una prisión de mínima seguridad en la isla de Bastoy, donde los prisioneros viven en cabañas de madera y trabajan cultivando frutas y verduras en las granjas, montan a caballo, juegan tenis, pescan, y tienen más actividades recreativas. 

  1. Halden, Noruega

Con celdas completamente amuebladas, su propia tienda de abarrotes, escuela, oferta laboral, un estudio de grabación, biblioteca, salones familiares, gimnasio, entre otras facilidades, se le conoce como la prisión más humanitaria del mundo. Muchos guardias ni siquiera cargan armas.

  1. Instituto Correccional Federal Schuylkill, Estados Unidos

Un penal sin rejas y alambre que ofrece a sus reclusos desayunos continentales, juegos de mesa, manualidades, deportes, trabajo y terapia. Tiene uno de los índices de violencia más bajos en Estados Unidos.

  1. Sollentuna, Suecia

En Sollentuna, las celdas incluyen una cama, una televisión, un escritorio, un librero y baños personales con regadera, lavabo y excusados. Según el gobierno Sueco, “la prisión no es para castigar sino para reformar”.

  1. Champ-Dollon, Suiza

Celdas comparables a un hotel de 3 estrellas para una población completamente femenina. En las habitaciones de cuatro camas y un baño, con una mesa al centro y cocineta propia, las convictas tienen talleres, les permiten ver la televisión y realizar un poco de lectura.

  1. JVA Fuhlsbuettel, Alemania

Un viejo castillo que el gobierno alemán transformó en un penal con cuartos completamente amueblados, servicios como lavandería, áreas comunes y hasta teléfonos. La vida ahí está más cerca de un hostal que de un penal.

  1. Centro de Justicia Leoben, Austria

Una fachada de madera y vidrio, arquitectura moderna, habitaciones con baño y cocineta, patios con gimnasios y mesas de ping pong, en Leoben los prisioneros son libres de vestirse como quieran y hacer uso libre de las instalaciones del plantel. 

  1. Brixton, Inglaterra

La Prisión De Su Majestad, en la ciudad de Brixton del distrito londinense de Lambeth, en el interior del sur de Londres está decorada con una fachada moderna, ofrece capacitación laboral y académica, actividades deportivas y recreativas, celdas cómodas y baños limpios. Aparte, cuenta con cabinas y su propio programa de radio que maneja la Asociación de Radio Prisión formada por los mismos internos.  

  1. Centro Alexander Maconochie, Australia

Una cárcel construida con la comodidad y el progreso en mente. Cuenta con su propia biblioteca, escuela, chozas de estilo doméstico, planta de trata de aguas, calentadores solares, y sistemas de ahorro de energía. Una de las prisiones más cómodas y ecológicas del mundo.

No importa lo que haya llevado a esas personas a terminar dentro de estos recintos, pero sin duda que tienen la oportunidad de meditar sobre sus errores, crecer y aprender para así regresar como seres íntegros a la sociedad. 

La baja reincidencia de sus reos es prueba de que la rehabilitación sí puede funcionar, y las cárceles no tienen que ser escuelas de delincuencia… que respetar los derechos humanos sí importa.

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