Maduro y los políticos mexicanos, creyentes por poder

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Profesan los cultos más diversos

En la difícil tarea de gobernar, políticos de México y el mundo se apoyan en un sinfín de creencias. En Venezuela, el presidente Nicolás Maduro, quien habla con los pajaritos, pide cada vez que tiene oportunidad, la intervención divina.

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De acuerdo con el diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela, Hugo Carvajal, el presidente Nicolás Maduro se dice cristiano pero en realidad “es un seguidor de cuanta creencia se le cruza enfrente”.

En particular, de la santería, por cuyos trabajos paga generosas cantidades, según Carvajal, quien el 3 de junio pasado publicó una carta en su cuenta de Twitter @hugocarvajal4f, con dedicatoria al “dictador mitómano”.

“También debería saber (la gente) que tus sacrificios religiosos en Cuba los pagaba tu ministro de finanzas, que en al menos una oportunidad envió un maletín de $500 mil en efectivo a La Habana en un avión de PDSA”, cita la carta.

Lo vincula también con Sai Baba, un gurú de la India acusado de abuso sexual y delitos financieros, entre otras triquiñuelas. Maduro no se ha pronunciado sobre la santería, pero públicamente se ha encomendado a Dios en actos católicos.

Y en México también se cuecen habas… la clase política es cliente del esoterismo

Personajes de la política que han sido presidentes, a cargo de la dirigencia de un partido o sindicato, en el servicio público o como parte del Legislativo, hasta ediles y aspirantes a un cargo público han sido vinculados a los más diversos cultos, lo mismo santería, chamanismo, masonería, espiritismo, curanderos y hechicería, entre otros.

El periodista José Gil Olmos documentó esta relación en su libro Los Brujos del poder (Grijalbo, 2012).

“Hoy los políticos sólo ambicionan poseer un oráculo. Quieren ver el futuro, alejar las envidias, ‘trabajar’ a sus opositores. Quieren obtener un mayor poder, volverse intocables durante el ejercicio del poder público. No desean ser legitimados, que eso lo hace la democracia, quieren ser invencibles”, dice Gil Olmos en su libro, contado en dos partes.

Presidentes masones

La masonería o francmasonería, es una organización secreta con preceptos como la fraternidad, la filantropía y el objetivo primordial de impulsar el progreso “moral” e “intelectual” de las personas. Reúne a sus seguidores en logias y es de carácter no religiosa.

Desde 1824, con el primer presidente, Guadalupe Victoria, México ha tenido una larga lista de mandatarios masones, entre los que se encuentran: Nicolás Bravo, Antonio Bustamante, Pedro María Anaya, Mariano Arista, Sebastián Lerdo de Tejada, Antonio López de Santa Ana y Benito Juárez.

De igual forma, Porfirio Díaz, Francisco I. Madero, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas, Miguel Alemán Valdés, Adolfo López Mateos, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo.

Además de masones, Francisco I. Madero, Miguel Alemán Valdés y Plutarco Elías Calles practicaban el espiritismo. Publicaciones sobre los diarios de Madero narran que un espíritu lo impulsó a iniciar la Revolución Mexicana.

Calles rendía culto también a la figura del “Niño Fidencio”, un curandero que se hizo famoso en la época de La Revolución por hacer supuestas operaciones sin anestesia y sin causar dolor.

Cuentos de “La Paca”

En 1996, la PGR se apoyó en una “vidente”, Francisca Zetina “La Paca”, para intentar esclarecer la muerte del diputado Manuel Muñoz Rocha, acusado de haber participado en el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, dirigente del PRI, dos años antes.

Una visión de “La Paca” condujo a las autoridades a una finca propiedad de Raúl Salinas de Gortari, llamada “El Encanto”, donde fue hallado un cráneo luego de horas de excavación frente a los medios. La osamenta resultó ser del fallecido suegro de la vidente.

Zetina pasó 11 años en la cárcel por recibir sobornos y haber sembrado una supuesta evidencia. Mientras que el procurador Antonio Lozano y el fiscal Pablo Chapa Bezanilla fueron removidos de su cargo y Chapa sujeto a investigación.

De la santería al vudú

Gil Olmos cuenta que la maestra Elba Esther Gordillo se sentía perseguida por el gobierno del entonces presidente Ernesto Zedillo (1994-2000), por esta razón hizo un viaje a África para relacionarse con el vudú que le brindara un manto protector.

Antes, narra el periodista, era una devota santera, pero llegó a un nivel de adoctrinamiento que le exigía cambiar radicalmente su glamurosa personalidad, lo cual no aceptó.

“Tuvo que dejarla (la santería) porque llegó a un nivel que la obligaba a portar ciertos collares, vestirse de blanco, raparse y ponerse un turbante. Si no lo hacía, comenzarían a fallar los trabajos”,  revela el libro Los Brujos del poder.

Y la suerte le cambió en febrero de 2013, cuando fue arrestada en el aeropuerto internacional de Toluca. Estuvo bajo prisión domiciliario hasta agosto de 2018.

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Y así la búsqueda de protección divina hasta nuestros días en las esferas del poder.

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