Escuelas públicas vs privadas en México ¿Pagar es sinónimo de calidad?

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Escoger una escuela para la educación básica de tus hijas e hijos es una decisión difícil, por muchas razones: los métodos de enseñanza, la religión, la capacitación de los maestros, la disciplina y hasta la distancia. Pero, uno de los motivos más grandes son los costos, pues la lógica es que “lo bueno, sale caro”.

Pero, ¿pagar es sinónimo de calidad?

Los resultados de pruebas estandarizadas como ENLACE, EXCALE y PISA muestran que en educación básica y media, quienes estudian en escuelas privadas tienen mejores puntajes que aquellos que estudian en escuelas públicas, aunque no por mucho. 

*El puntaje promedio en la OCDE es de 500.

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La promesa de las escuelas privadas

La educación privada en México se caracteriza por prometerse superior en cuatro áreas: atención personalizada (menos alumnos), mejores instalaciones y equipo de trabajo, exámenes de admisión y control de aprendizaje y clases conforme al calendario, es decir, que no suspenden clases a placer del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

¿Y eso garantiza mejor educación?

En la experiencia de Ilse Castrejón, estudiante de los dos modelos, la pregunta es tramposa porque no se pueden aplicar los mismos medidores a las escuelas privadas y públicas. 

“Estudié letras inglesas en la UNAM. Pero antes de eso sólo fui a escuelas privadas. Incluso probé un semestre en la Ibero pero no seguí ahí. Cuando estuve en la UNAM, conocí a gente de escuelas privadas y públicas. Una de las cosas que me causaba impresión era que, por lo general, a la hora del dominio del idioma inglés, los de prepas privadas éramos los más calificados. Pero, por otro lado, a la hora de escribir en español y de las clases de lógica y filosofía, los de prepas públicas eran los que dominaban en la clase. Resumo que son formas distintas de educación que no compiten entre sí, simplemente tienen prioridades didácticas diferentes”.

Lo que Castrejón intuye se puede sustentar con el estudio Compara Carreras 2019 del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), que revela que hay distintas etapas de la educación, en las que es más claro el impacto de su calidad. Por ejemplo, el preescolar y el bachillerato.

Y es que según el mismo estudio, los egresados de las carreras técnicas mejor pagadas ganan más que los de carreras universitarias peor pagadas. Es decir, un técnico en ingeniería mecánica y metalurgia gana en promedio nueve mil 107 pesos al mes, mientras un licenciado en trabajo social gana en promedio ocho mil 575 pesos al mes. 

Las decisiones educativas en términos de dinero, debería considerar tres factores que den positivo en el retorno de la inversión: costo, tiempo e ingreso futuro. Además de tomar en cuenta riesgos como el desempleo, en el caso de las carreras técnicas y/o universitarias.

Entonces, ¿cuál es mejor?

México ofrece educación básica gratuita como un derecho constitucional. Aunque eso significa tener un panorama educativo muy desigual. México es el país que menos invierte en educación, de los 37 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de acuerdo con el informe Panorama de la Educación 2018.

Según el mismo documento, nuestro país invirtió 548 mil pesos para los nueve años de educación obligatoria por alumna y alumno, entre los seis y los 15 años de edad. Peor aún, donde menos se invierte es en la educación secundaria (unos 142 mil pesos), lo que lleva a la deserción hasta el 52%.

La educación es decisiva en la vida de las personas porque en un país como México, eso significa tener mejores oportunidades laborales y vivir con menos carencias. Por otro lado, la educación de calidad permite combatir las desigualdades y la pobreza.

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La discusión entonces no debería ser si las escuelas privadas son mejores que las públicas, porque eso perpetúa estigmas sobre la pobreza. El tema debería ser, como lo dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que todos podamos tener educación de calidad sin importar si podemos pagar por ella o no.

Incluso, como afirma el analista de políticas públicas Marco López Silva, México debería aspirar a que “la educación gratuita no necesariamente deba ser dada por instituciones públicas”. 

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