Feminicidio en Casa Jalisco: cuando la víctima vive con su asesino

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¿Cuál es la responsabilidad del Estado?

Vanesa Gaytán Ochoa esperaba de pie afuera de Casa Jalisco, donde vive el gobernador de la entidad, Enrique Alfaro Ramírez. De pronto, un vehículo fue directo a ella y la arrolló. Sobrevivió y logró ponerse de nuevo de pie, a punto de huir, el conductor del auto bajó y la atacó con un cuchillo hasta matarla.

El agresor es Irving Emmanuel Ramírez -quien era su esposo- y a quien ella denunció en días pasados por violencia. Vanesa contaba con órdenes de protección que no evitaron su muerte.

Casos como el de Vanesa suceden prácticamente a diario en este país, donde -según datos de ONU Mujeres México- nueve mujeres son asesinadas todos los días.

Pero, ¿cuántos de esos asesinatos fueron cometidos por las parejas de las víctimas?

No es posible establecer una cifra certera por la falta de información en los registros que hacen los Ministerios Públicos, las Procuradurías y los servicios médicos cuando atienden una denuncia por muerte violenta de alguna mujer.

Aunque… podemos acercarnos: según cifras del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), en 2017 las autoridades informaron de mil 583 mujeres asesinadas en 18 estados del país, aunque sólo 30% fueron investigados como feminicidios.

En 132 de esos casos, la autoridad no especificó la relación de la víctima con su victimario; en 37, las mujeres tenían una relación de pareja con su agresor; y en 33, fueron asesinadas por un familiar o una persona conocida.

Esto quiere decir que en al menos 14% de los casos de feminicidio, la mujer conocía de manera cercana a su agresor.

¿Qué la ocasiona?

La violencia que ocurre en los hogares, que se percibe como un “asunto privado”, podría ser la antesala de la forma más extrema de agresión contra las mujeres: el feminicidio.

Según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica en los Hogares, 43.9% de las mujeres de 15 años o más ha enfrentado al menos un incidente de violencia por parte de su actual o último pareja, esposo o novio a lo largo de su relación 

La violencia familiar es “el acto abusivo de poder u omisión intencional, dirigido a dominar, someter, controlar, o agredir de manera física, verbal, psicológica, patrimonial, económica y sexual a las mujeres, dentro y fuera del hogar, pero cuyo agresor tenga o haya tenido relación de parentesco por consanguinidad o afinidad, de matrimonio, concubinato o mantengan o hayan mantenido una relación de hecho”, según la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Sí, esto quiere decir que si tu vecino acostumbra gritar o pegarle a tu vecina, puedes denunciarlo ante los Ministerios Públicos o a los centros especializados; por ejemplo, en la Ciudad de México puedes acudir al Centro de Apoyo a la Violencia Intrafamiliar.

Lamentablemente, cuando la violencia familiar no se denuncia o cuando las autoridades no atienden o demeritan las solicitudes de protección de las víctimas, la situación puede escalar hasta su forma más extrema.

La cosa es que no sabemos mucho de este fenómeno porque, -según los informes del OCNF- la mayoría de estas muertes “quedan registradas como homicidios dolosos”, ya que las autoridades no investigan la condición de desigualdad social, histórica y sistémica de las mujeres.

¿Cómo saber quiénes son los agresores?

De acuerdo con análisis de la Secretaría de Gobernación, no hay un perfil social del agresor, ya que factores como la situación económica, familiar y profesional, no explican la agresión que estos puedan causar.

Sin embargo, existen algunas características comunes en hombres agresores y no, no son como los monstruosos asesinos seriales y psicópatas que vemos en las películas:

  • Son violentos y agresivos en el ambiente familiar, pero en espacios públicos pueden llegar a ser seductores y persuasivos.
  • Resultan ser violentos con las mujeres con las que mantienen relaciones de pareja, y muestran un alto grado de dependencia hacia la mujer y poca autoestima.
  • No asumen su violencia.
  • Suelen ser inseguros, celosos, dominantes y agresivos.
  • Tienen actitudes sexistas y creen en todos los estereotipos de mujer.
  • Mantienen valores tradicionales respecto al género y los roles tradicionales del hombre y la mujer.

¿Y el Estado?

Sí, aunque la violencia familiar suceda dentro de los hogares las instituciones tienen obligaciones para evitarla; de hecho, el conjunto de omisiones por parte del Estado para proteger a las mujeres que denuncian violencia las coloca todavía más en condiciones de extrema vulnerabilidad, analizó el Observatorio.

La Ley establece que el Estado debe: proporcionar atención, asesoría jurídica y tratamiento psicológico especializados y gratuitos a las víctimas; brindar servicios reeducativos integrales, especializados y gratuitos al agresor para erradicar las conductas violentas; evitar que la atención que reciban sea proporcionada por la misma persona y en el mismo lugar; y evitar procedimientos de mediación o conciliación, por ser inviables en una relación de sometimiento entre el agresor y la víctima.

Otra responsabilidad del Estado es la de favorecer la separación y alejamiento del agresor con respecto a la víctima, y favorecer la instalación y el mantenimiento de refugios para las víctimas y sus hijas e hijos; la información sobre su ubicación será secreta y proporcionarán apoyo psicológico y legal especializados y gratuitos.

¿Será que Andrés Manuel López Obrador pasó por alto este mandato cuando quiso quitar presupuesto a los refugios?

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