Si hay una mosca que no entra a la boca del presidente Andrés Manuel López Obrador, es la que tienen que ver con la despenalización del aborto en el país. Tan no lo es que desde 2009, cuando abrió su cuenta de Twitter, no ha mencionado la palabra aborto ni una sola vez. También le cuesta trabajo pronunciarla en sus actos oficiales.
“Tengo bastantes asuntos que atender… jeje” dijo apenas unos días atrás durante una conferencia mañanera al ser cuestionado sobre la Ley de Amnistía, que contempla la liberación de mujeres presas por abortar. De acuerdo con la organización civil Las libres, se trata de unas 200 mujeres.
En México hay 34 millones de mujeres en edad reproductiva, según proyecciones del Consejo Nacional de Población de este año. Pero solo 3.6 millones, que son las que viven en la Ciudad de México y Oaxaca -donde la interrupción del embarazo es legal- pueden tener un aborto seguro y legal; es decir, solo 11% de las mujeres en el país.
Pero López Obrador continúa evadiendo el tema porque “genera mucha polémica” y prefiere “no meterse”.
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No es la primera vez que Andrés Manuel López Obrador evita tocar el tema. A principios de diciembre, cuando “Un Violador en tu Camino” resonaba en cada esquina del mundo y al ser cuestionado sobre el aborto, dijo que mejor sea el pueblo bueno y sabio el que decida sobre el asunto. Esto a pesar de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha resuelto en otros países que penalizar el aborto atenta contra el derecho a la vida de las mujeres.
“Preferimos mejor que lo vayan resolviendo mediante diálogo, en la misma sociedad, que el gobierno espere a que haya acuerdos, no queremos polarizar con este tema, no se descarta nada, nada más no promoverlo. Esperar a que la misma sociedad sea la que decida sobre este tema”.
A finales de noviembre, las mujeres se manifestaban contra la violencia de género, que incluye la penalización del aborto en la mayor parte del país, pero AMLO desconocía que las protestas femeninas consideraban también la Interrupción Legal del Embarazo (ILE).
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Desde que era candidato a la presidencia del país evitaba abordar temas como el aborto, el matrimonio igualitario y la adopción de niños y niñas entre parejas del mismo sexo.
“Dada la gravedad del país, la profundidad de la crisis, vamos haciendo una especie de tregua, un amparo, que las cosas se queden como están”, decía, lo que implicaba no avanzar en una agenda más progresista en la despenalización del aborto.
Desde marzo del año pasado, AMLO señalaba que la interrupción legal del embarazo sería un tema que sería consultado a la ciudadanía.
A poco más de un año, ya realizó sus extrañas consultas ciudadanas para la Termoeléctrica de Morelos, el Corredor Transístmico, la edificación del Aeropuerto en Santa Lucía y los derechos de los pueblos indígenas y afromexicano. Del aborto, nada.
El problema del aborto es que, al ser considerado como un delito y no como un asunto de salud, impide a las mujeres el ejercicio de un derecho que no limita ni elimina otros ya ganados, dijo a Cuestione Rebeca Lorea, abogada de políticas públicas de la organización Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).
Para López Obrador está bien polarizar a la ciudadanía en otros temas, pero cuando se trata de la intocable figura de la maternidad, es dueño de su silencio.
