Abuelos, víctimas de la depresión por aislamiento ante COVID-19

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Blanca se encuentra en su habitación al final del pasillo. Está recostada en su cama, lleva días sin levantarse, ni siquiera para comer. Desde que comenzó la contingencia por COVID-19 su ánimo ha ido en picada. Blanca sufre de hipertensión y diabetes, tiene 65 años y no poder salir ni llevar su vida como estaba acostumbrada la ha llevado a la depresión.

Sus hijas, Dulce y Marisol, viven con ella. Sin embargo, ambas se ven obligadas a salir e interactuar con el exterior, por lo que para proteger a Blanca no tienen contacto con ella, quien se encuentra aislada en una habitación de la misma casa. Así, la mayor parte de su día, Blanca lo pasa sola en su habitación. 

El distanciamiento ha ocasionado que Blanca tenga miedo de enfermarse de COVID-19, pero, más aún, de no recuperar su vida en mucho tiempo. 

En México viven 15.4 millones de personas mayores de 60 años, de acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018.  Los adultos mayores que viven en aislamiento social tienen mayores índices de depresión, de acuerdo con un estudio de las universidades de Stanford y Harvard, así como de AARP Public Policy Institute, realizado en 2017. Sin embargo, en tiempos de la epidemia COVID-19, estas condiciones se han convertido en las constantes para muchos de los adultos mayores.

En 2017, 4.4 millones de adultos mayores ya se habían sentido deprimidos en algún momento, de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI). Cifra que, bajo las circunstancias actuales, podría aumentar.

Desde que el COVID-19 llegó a México, la Secretaría de Salud recomendó que los adultos mayores y personas con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, asma, cáncer, entre otras, extremen las medidas de precaución, porque son más vulnerables a desarrollar síntomas graves por el virus. Es por ello que se ha priorizado que esta población no salga de casa y que niños, niñas y jóvenes eviten visitarlos. Sin embargo, esto podría jugar en contra para su salud mental.

“Mi mamá se la pasa todo el día en cama, triste, llora y dice que ya no va a poder salir nunca. Aunque quisiera que la abrazáramos para calmarla, sabe que no podemos hacerlo porque podríamos ponerla en riesgo. No tenemos ningún síntoma, pero mi hermana y yo hemos tenido que salir. El distanciamiento es lo que más ha resentido durante la cuarentena”, dice Marisol a Cuestione

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Recomendaciones para mantener la sana distancia con un adulto mayor

Dejar de visitar a la familia que está dentro de la población vulnerable ante el COVID-19 puede ser difícil, sin embargo, es importante recordar que la “sana distancia” se refiere a evitar el contacto físico con las personas para no propagar el virus, pero esto no quiere decir que se pierda la comunicación, la empatía y la unión como lo ha explicado el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, en cada conferencia de prensa.  

López-Gatell dijo, en la conferencia de prensa el pasado 18 de abril, que “este periodo de restricción de la movilidad puede afectar en especial a las personas adultas mayores, porque las deja en una situación de soledad e incomunicados, y ésto afecta mucho el ánimo de cualquier persona a cualquier edad, pero en particular a las personas adultas mayores”. Es por ello que el subsecretario recomienda que “hay que tener una mayor atención para frecuentarlos por teléfono o por algún medio de comunicación”. 

“Quiero transmitir un mensaje a los más jóvenes, mantener a sus abuelos seguros significa que no los pueden visitar en persona, pero llámenlos, háblenles cada día para que no se sientan solos. La distancia física no tiene que significar el aislamiento social”, dijo el pasado 2 de abril el jefe de la Oficina de la OMS para Europa, Hans Klunge.

Siempre hay que prestar atención a la sintomatología depresiva en las personas jubiladas, pero ahora hay que poner aún más atención porque pueden estar muy aisladas y sentir soledad y desesperanza”, nos comentó en entrevista Claudia Rafful, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM. 

La Secretaría de Salud explicó, a través del sitio web Coronavirus.gob, que es normal que durante el confinamiento experimentemos ansiedad, tristeza, miedo y alejamiento. Para combatir estos sentimientos recomienda: mantener comunicación con nuestros seres queridos, tener una dieta balanceada, dormir ocho horas diarias, hacer ejercicio o actividades que impulsen nuestra creatividad. 

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Sin embargo, si sientes que estos sentimientos son persistentes en ti o alguno de tus familiares puedes pedir ayuda a través de la Línea de la vida su número es 800 911 2000, al Centro de Integración Juvenil o a Atención psicológica a la distancia de la UNAM, (puedes encontrar los contactos aquí). 

Incluso, la UNAM lanzó un cuestionario para la detección de riesgos a la salud mental COVID-19. Además, te recomendará números telefónicos de instituciones a las que puedes recurrir. 

“Quienes viven con los adultos mayores deben prestar atención a su estado de ánimo, apoyarse y distribuir responsabilidades dentro de la casa y mostrar cariño y paciencia, ya que todos, tanto jóvenes como personas mayores, ya llevan varias semanas en confinamiento y esto complica la convivencia diaria”, explica Rafful. 

Como ya se ha mencionado, es normal que los adultos mayores como Blanca o más aún los que viven solos, sientan miedo, ansiedad, tristeza, distanciamiento durante el confinamiento, sin embargo, lo importante recordar que la distancia es física pero no emocional. Y aunque no te sea posible visitar a tus abuelos, es importante mantener contacto con ellos. 

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