El avión presidencial sigue estacionado
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) adjudicó un contrato por 18 millones de pesos a Aeroméxico, para transportar equipo médico, en medio de la crisis del COVID-19. Gracias a eso, la compañía aérea del empresario Eduardo Tricio Haro (también dueño de Lala) ha conseguido ya, en lo que va del gobierno de AMLO, contratos por 861 millones de pesos, de acuerdo con el portal de compras del gobierno Compranet.
“Agradezco muchísimo el apoyo que nos están dando, porque prácticamente tenemos un avión a disposición y lo que se está pagando por parte del gobierno de México es el combustible prácticamente, entonces sí nos están ayudando mucho”, dijo el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en la conferencia mañanera del 9 de abril, a pesar de que el contrato fue con el IMSS y no con la secretaría a su cargo.
Código de Contrato 2294732.
Según la aerolínea, el total de vuelos tienen un valor comercial de 329,000 dólares. Es decir, menos de la mitad del valor total del contrato que firmó con el gobierno, pero no aclaró cuántos viajes implica ese costo. Con todo, el contrato tiene vigencia hasta diciembre de este año.
¿Por qué Aeroméxico? En México hay muy pocos aviones con los permisos necesarios para ser de carga, por eso es que el gobierno justificó los aviones comerciales para el cargamento de insumos. Además, las naves de Aeroméxico son la únicas que pueden llegar a Asia sin tener que parar a recargar combustible, gracias a sus Boeing 787 Dreamliner, explicó Jorge Pérez, vocero de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA), a Cuestione.
Sin embargo, el avión presidencial “José María Morelos y Pavón” es del mismo modelo: un Boeing 787 Dreamliner, con una capacidad de 20 horas seguidas de vuelo, por lo que también hubiera podido llegar hasta China. Además, si se suman los 16 millones de pesos que cuesta tener el avión guardado, más lo que se gastó el gobierno federal en pasajes de avión, en 2019 se gastaron casi 18 millones de pesos. Poco más de los 17 millones que gastó el expresidente Enrique Peña en vuelos nacionales.
Mientras tanto, el polémico avión presidencial está estacionado en un hangar, en espera de un comprador. No solo eso: existen otras 72 aeronaves que se encuentran sin usarse por este gobierno, en busca de ser vendidas. Mientras eso sucede, nos cuestan 123 mil pesos diarios, como documentó Cuestione en marzo de este año. En otras palabras, México está pagando por aviones que no usa y contratando aviones privados para atender la emergencia sanitaria del COVID-19.
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La relación de Haro y AMLO
Aeroméxico, aerolínea de la cual es socio el empresario Eduardo Tricio Haro, firmó un acuerdo para absorber 53% del costo de operación de los vuelos y el gobierno pondría al resto (44%), según dijo Aeroméxico a El Economista.
Antes de la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia, en abril de 2018, Tricio Haro había reconocido que le daba “miedo que se parara la construcción del aeropuerto de Texcoco”, y con ello se había sumado a la defensa de lo que sería el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NACIM).
Pero algo cambió en febrero de 2019, cuando dijo que se sentía “apoyado” por el presidente porque “está abierto a escuchar las preocupaciones de los empresarios”.
Justo en ese año (2019), Aeroméxico se llevó más de 748 millones de pesos en contratos con distintas dependencias públicas; 72% le fue asignado por la Fiscalía General de la República.
A los 748 millones de pesos que obtuvo el año pasado en contratos Aeroméxico, hay que sumar que este 2020 empezaron con el pie derecho y ya llevan 113 mdp más. Mientras que, en contraste, en 2018 no había tenido ni un solo contrato.
En total, en lo que va de todo el gobierno de AMLO ha obtenido más de 861 mdp, a través de una docena de dependencias, entre las que sobresale la FGR, pero también se encuentra la Secretaría de Gobernación (Segob) o el Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Así, Aeroméxico pasa de ser uno de los grandes detractores del gobierno por la cancelación del NAIM a uno de sus grandes aliados en esta contingencia sanitaria.
