Datos públicos del COVID-19 no cuadran, ¿cómo nos afecta?

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En tiempos de crisis sanitaria nada es más importante, para que el gobierno y la sociedad puedan tomar las medidas necesarias, que tener información actualizada, confiable y transparente. Sin embargo, de acuerdo con varios especialistas consultados para esta nota, en México esto, simplemente, no está sucediendo.

El mejor ejemplo es lo que ocurre con los cálculos de datos de COVID-19 que ha dado a conocer la Secretaría de Salud (al menos con los datos del modelo Centinela) que se van actualizando cada semana y, por lo tanto, se modifican conforme aumentan los casos, dijo en entrevista con CuestioneArturo Erdely, especialista en matemáticas y estadística de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

Las personas se quedaron con la idea de que había ocho contagios por cada caso confirmado, como se dijo en una conferencia el 8 de abril pasado y que, además, la cifra era inamovible, explicó el especialista.

Datos engañosos

Para calcular dicha cifra, se consideraron los resultados de la semana que concluyó el 28 de marzo, cuando había 848 casos confirmadosPero para estimar los ocho posibles casos de contagio por cada caso confirmado, se dividió con los alrededor de tres mil casos confirmados al 8 de abril, es decir, los datos de una semana después

De haber considerado los cálculos correspondientes a la misma semana, la del 28 de marzo, la estimación habría sido de alrededor de 30 personas contagiadas por cada caso confirmado y no de ocho como afirmaron las autoridades sanitarias, dijo Erdely.

Esto importa porque las decisiones del gobierno mexicano para comprar respiradores, insumos médicos y establecer el número de camas que serían necesarias para atender la pandemia en el país, se realizan con base en las cifras que arroja la Secretaría de Salud, pero si éstas tienen estimaciones con cálculos diferenciados, entonces podría haber un desabasto de insumos medicos mayor al esperado, puntualizó el especialista de la UNAM.

Inconsistencias en la interpretación del modelo Centinela 

En México, el modelo Centinela -que se utilizó en 2009 para medir el desarrollo de la influenza A(H1N1) y que ahora estima el número cercano de personas contagiadas por coronavirus en el país- analiza el comportamiento de la pandemia al tomar una muestra de los casos de enfermedades respiratorias con reportes de 375 de los 26 mil hospitales en el país, y ha sido cuestionado por algunos analistas que coinciden en que la manera de hacer estos cálculos no es clara.

En primera -y el mismo subsecretario de Salud, Hugo López Gatell lo confirmó en una entrevista con Richard Ensor, corresponsal de The Economist– porque México no tiene capacidad para generar información en tiempo real y, en segunda -coinciden los analistas que consultamos- porque no hay claridad en cuanto a la manera en la que las autoridades de salud mexicanas realizan los cálculos de estos datos.

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La culpa es de los cálculos 

El subsecretario de Salud, Hugo López Gatell informó, a principios de abril, que podría haber ocho personas contagiadas de coronavirus por cada caso confirmado, lo que arrojaba que, al 8 de abril, podrían haber 26 mil personas contagiadas. Esto es técnicamente conocido como el factor de expansión.

Los resultados del modelo Centinela presentados por la Secretaría de Salud muestran datos que no son coincidentes con las mismas fechas, es decir, comparan cifras del presente con cifras del pasado y con rangos de semanas de diferencia, “es como comparar manzanas con mangos, que ni siquiera se parecen a las peras, ni mucho menos a las manzanas”, nos dice el investigador social, Ricardo de la Peña

“Los reportes y el acopio de información que ofrece la Secretaría de Salud son serios, el problema está en los detalles, la interpretación de las láminas de las conferencias diarias para informar el avance del virus muestran una historia real, cuentan una historia verídica, pero a la hora de calcular con datos que no corresponden a los mismos tiempos se derrumba todo el esfuerzo por construir una estadística”, expuso Ricardo de la Peña.

Neumonías atípicas, también con otros cálculos 

A principios de abril, comenzaron a surgir cuestionamientos sobre si las autoridades sanitarias reportaban los casos de COVID-19 como neumonías atípicas al observar un aumento de los casos. 

Los casos de Infección Respiratoria Aguda (IRA) registraron un aumento, al pasar de un promedio de 469,805, entre 2015 y 2019, a 641,382 nuevos casos de IRA durante la semana que concluyó el 28 de marzo, es decir, poco más de 171 mil casos, lo que significa casi dos veces el Estadio Azteca, de acuerdo con las observaciones del analista de datos, Pedro Guerrero.

Pero dos semanas después, todo cambió. Al considerar datos del boletín epidemiológico del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, las cifras de infecciones respiratorias agudas, registraron un descenso durante la semana que concluyó el 11 de abril (293,306 casos). Con lo que en pocas semanas, los casos de infecciones pasaron de un estado de alarma, a un estado de éxito, precisó Guerrero.

“Las autoridades sanitarias no han sido transparentes con las estimaciones del factor de expansión (que considera la representatividad de las muestras de casos), tampoco queda clara la manera en la que se registran los casos de personas con infecciones respiratorias agudas graves y aunque se sabe de las limitaciones de las autoridades sanitarias en el manejo de datos (por las personas que pudieron tener infecciones pero que no acudieron al hospital), casi nadie sabe ni la manera en que se generan, ni calculan estos datos (…) parece haber presión por reportar menos casos”, nos dijo en entrevista Pedro Guerrero.

Mientras son peras o manzanas, en tiempos del COVID-19, sí importa la manera en la que las autoridades calculan los datos.

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