Las obras del Tren Maya arrancan en la ilegalidad

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No cuentan con estudios ambientales

Por: Scarlett Lindero y Mariangel Calderón

El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo toda una ceremonia para dar el banderazo de salida a la obra del Tren Maya, el pasado 4 de junio. Esto, a pesar de que la megaobra aún no cuenta con los estudios ambientales para evaluar su impacto en los más de 1,460 kilómetros que recorrerá el tren.

Y es que Víctor Toledo, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), exentó al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) –encargado de desarrollo del proyecto–, de presentar la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), para los tres primeros tramos del tren. La MIA es un estudio para saber cómo la obra impactará la zona y qué medidas se tomarán para minimizar este daño, o bien, remediarlo.

Para exentar al Fonatur de esta obligación, Semarnat argumentó que el Tren Maya retomaría y, por tanto, rehabilitará los 760 kilómetros de vías que existen desde los años 50, para estos estos tres tramos, que van de Palenque a Izamal).

Sin embargo, aunque estas vías ya estaban, la infraestructura de la obra es completamente nueva, y por esa razón debería estar obligada a presentar la MIA, pues de lo contrario estaría violando la ley, advierte la abogada Astrid Puentes co-directora de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), en entrevista con Cuestione.

En resumen: todas las obras deben presentar la MIA para determinar su impacto ambiental,  y el Reglamento de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente permite exentar esta responsabilidad, pero siempre y cuando se demuestre que el desarrollo de la obra no causará desequilibrios ecológicos y daños ambientales adicionales. Hasta el momento eso no se ha probado, advierte Lucía Madrid, integrante de la Academia Mexicana de Impacto Ambiental (AMIA), en entrevista con Cuestione.  

Las manifestaciones de impacto ambiental se están presentando por tramos, cuando se debería realizar un solo estudio para todo el proyecto. Eso permitiría conocer la totalidad de los impactos ambientales y sociales de la obra y no solo de algunas partes, explica Lucía Madrid. 

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INAH también alerta por los daños en las zonas arqueológicas

Aunque López Obrador ya celebró el inicio de la construcción, aún no se pueden comenzar con los trabajos de la obra, pues hace un mes el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) notificó a Fonatur el hallazgo de seis sitios arqueológicos, cerca de donde pasaría el Tren Maya, entre Palenque y Esquerra. De continuar con las obras, los vestigios estarían en riesgo, reveló el Dr. Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador Nacional de Arqueología del INAH, en entrevista con Cuestione.

Aún no puede realizarse ningún trabajo de construcción porque están comprometidos estos vestigios. El INAH y Fonatur tienen que analizar si se requiere hacer un trabajo de salvamento en la zona, hacer ajustes a la obra y en el peor de los casos, la modificación de la ruta”, explicó Sánchez Nava.

Estas ruinas arqueológicas fueron localizadas gracias a los estudios que hicieron el Fonatur y el INAH, con un sistema de tecnología láser, sobre la zona del proyecto, para detectar posibles vestigios en el terreno donde se hará la obra, nos explica Sánchez Nava.

El INAH también ha localizado 1,773 sitios arqueológicos en 29 zonas arqueológicas, a lo largo de los 1,460 km que recorrerá el trenalgunos de ellos a 15 km de distancia del eje por donde pasarían las vías del Tren Maya (la distancia aproximada entre la Glorieta de los Insurgentes y Ciudad Universitaria, en la Ciudad de México). Por lo que aún están pendientes estudios para determinar el impacto de la velocidad del tren en estos lugares.

A raíz del anuncio presidencial del inicio de las obras, 244 organizaciones civiles y académicos (entre ellas Indignación, Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, el Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil, EQUIS Justicia para las Mujeres) lanzaron un comunicado para rechazar los trabajos iniciales del Tren Maya. Los grupos aseguran que al evitar presentar los estudios de impacto ambiental, “se está violentado el Estado de derecho” y con ello, viola los derechos humanos también de las comunidades indígenas que habitan en la zona.

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Los daños ambientales

El Tren Maya, que contará con una inversión de 139.9 mil millones de pesos (casi dos veces lo que costará el aeropuerto de Santa Lucía), es un proyecto de transporte de carga y de pasajeros que (según lo que proyecta el gobierno) comenzaría a operar en 2023. Pasará por Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo en una red ferroviaria de más de mil 400 kilómetros (como ir tres veces a de la Ciudad de México a Oaxaca), de acuerdo con la Cartera de Inversión de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

La SHCP es clara en cuanto a la necesidad de que la obra cuente con información sobre las medidas de mitigación de riesgos, como el riesgo de que la demanda del tren sea menor a la estimada y el proyecto no sea redituable económicamente, o la aparición de fallas geológicas, por mencionar algunas. 

El Tren Maya promete mejorar la conectividad y desarrollo del sureste mexicano, y lo hará utilizando diesel (combustible fósil), para no caer en costos ni estudios adicionales, según la SHCP, pero la promesa inicial era que el tren fuera eléctrico. Sin embargo, el paso del tren traería degradación, fragmentación y deforestación de las selvas altas, pantanos y sabanas de Chiapas y Tabasco, según el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Mientras que en los tramos de la Península de Yucatán dañaría grandes áreas de selva, de manglar y otros humedales. Eso, sin contar el impacto negativo para las áreas naturales protegidas, como el Parque Nacional de Palenque, en Chiapas y otras en Campeche y Quintana Roo, por mencionar algunas de las nueve reservas estatales y de la biósfera que enfrentarían afectaciones, según información del Conacyt.

Los suelos de esta selva están conectados unos con otros,  por lo que lo que pase en una región impacta en otra. Esto se conoce como conectividad biológica, en la que plantas y animales transitan de un lugar a otro permitiendo un equilibrio ambiental. De intervenir algunas partes de la selva, esta conectividad dejaría de ocurrir, dijo Madrid.

El Tren Maya prevé transportar a más de 325 mil pasajeros cada día y casi 70 mil toneladas de mercancía, de acuerdo con datos de la SHCP. Con la construcción de esta obra, se pondría en riesgo el hábitat de más de 1,700 especies animales y alrededor de 3,000 especies de plantas, según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre estas, destaca en jaguar, que ya estaba en riesgo de extinción

El argumento para la construcción de este tren es para promover el desarrollo del sureste mexicano e impulsar al medio ambiente, según dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador durante la inauguración de las obras para el tramo 1 de este proyecto. 

Pero sin los  permisos necesarios, quedan dudas sobre si se impulsará el desarrollo ambiental que promete el Presidente. Tan grave como eso, el respeto a la ley por parte de las autoridades ambientales queda en entredicho.

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